El trabajo informal sigue inestable y la situación se ve reflejada en la creciente demanda de alimentos
El comedor de Cacha Cena debió aumentar casi en un ciento por ciento su producción de comida. De alimentar a poco más de cien personas, ahora entrega unas 800 viandas diarias. Contó que baja cuando las madres reciben las ayudas del Estado, pero vuelve a subir. Aseguró que tiene la esperanza de que aunando esfuerzos se podrá paliar la situación.
La referente social, Stella Maris “Cacha” Cena, contó cómo vienen trabajando desde el comedor que dirige, ubicado en Granaderos 269, del barrio Las Tunitas, ante la creciente demanda. “Nosotros estamos haciendo 800 raciones de comida cada mediodía”, relató y aseguró que se está acercando gente que nunca antes lo había hecho.
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Desde su conocimiento, todo el refuerzo que refiere a necesidades alimentarias se ha incrementado muchísimo. En su esquema, comienzan cada jornada a las 10 a entregar las viandas y para el mediodía ya terminan de hacerlo.
Cabe destacar que antes de la pandemia ellos alimentaban a poco más de cien personas, mientras que para fines de marzo con el inicio de la cuarentena ya habían llegado a las 400 porciones, por lo que el aumento de asistencia hoy casi alcanza el ciento por ciento.
“Muchos de los que vienen son personas que tenían changas y no las pudieron hacer más, mientras que otros trabajaban en albañilería y hace poco lograron volver a sus tareas”, explicó.
Asimismo, consideró que todo dependerá de que puedan empezar a trabajar realmente, ya que sería la única manera de que la demanda de alimentos disminuya un poco, lo que hasta el momento no se está notando. “Por ahí baja cuando las mamás cobran la tarjeta Alimentar o algún beneficio, pero sólo por unos días”, indicó y consideró que en situaciones como esta “nada alcanza”.
La salida es entre todos
Conforme y satisfecha con la respuesta que están dando a esa necesidad en aumento, la referente social expuso que la ayuda es posible gracias a los mismos tandilenses que siempre colaboran con alguna bolsa de papas, cebollas o lo que pueden.
Por otro lado, también Desarrollo Social viene haciendo un aporte “bastante importante” y todos los meses hace llegar la mercadería y refuerza con carne, pollo o verduras. Mientras que la contribución del Banco de Alimentos es fundamental, ya que de ahí obtienen la mayor parte.
Para alcanzar a producir esas 800 raciones diarias hay tres personas consignadas elementalmente a cocinar, además de otras chicas que habían hecho el curso de cocina allí y ahora están ayudando a preparar la comida a la tarde, para que al otro día no haya tanto trabajo y se pueda avanzar más fácilmente.
“Somos tres las que cocinamos y otras tres las que atienden a la gente afuera porque se forma fila”, detalló.
En cuanto al modo de acercarse de los comensales, indicó que deben hacerlo con las medidas de prevención como el uso de barbijo y manteniendo distancia. Si bien reveló que en el barrio mucho no se notaban los cuidados, desde el comedor han logrado que se presenten como corresponde a retirar la comida. “A veces le tenemos que decir que se separen, porque se amontonan”, contó Cena.
Finalmente, expresó su esperanza de que la demanda vaya bajando, aunque por su experiencia sabe que con la llegada del invierno puede suceder lo contrario. Por otro lado, destacó que se está brindando ayuda desde distintos ámbitos, como las nacionales a través de la tarjeta Alimentar o las distintas asignaciones, como la colaboración de Bienestar Social, los bolsones alimentarios y la leña, entre mucha más.
“Yo creo que entre todos vamos a paliar esta situación, necesitamos unirnos para salir adelante”, incentivó.