Gimnasios y estudios de pilates comenzaron a trabajar adaptándose a los protocolos y con pocos alumnos
El profesor de pilates Martín Morán aseguró que los alumnos se adaptaron bien y que hay “mucha responsabilidad con respecto a la higiene”. Dijo que empezó a concurrir alrededor del 35 por ciento del alumnado. Martín Urrutia, de Kumelén también señaló que bajó considerablemente el número de personas que concurre al gimnasio y detalló cómo se adaptan a esta nueva situación.
Con un número reducido de alumnos, los gimnasios y estudios de pilates comenzaron a funcionar esta semana, adaptándose a la nueva modalidad de trabajo, con estrictos protocolos establecidos para evitar contagios en el caso de que surgiera un brote de Covid-19.
Recibí las noticias en tu email
El profesor de pilates Martín Morán, del estudio Dinamic Balance, explicó que comenzó a trabajar el lunes feriado y que “por suerte los alumnos se adaptaron bastante bien, hay mucha responsabilidad con respecto a la higiene y el trabajo en cada camilla”.
“Tengo un lugar bastante amplio para poder trabajar más tranquilo y me da otra seguridad. Puedo tener cuatro personas por turno en circuito y hubo una aceptación de aproximadamente el 35 por ciento de las personas. Hay que tener en cuenta que se arrancó a mitad de mes, eso significa que hay personas que quieren esperar hasta julio, así que ya se anotaron. Para julio está el 50 por ciento del estudio lleno, por lo que vamos de a poquito, algunos reservaron para agosto. A medida que va pasando el tiempo van a estar más tranquilos”, señaló.
En ese sentido, confió que “a mí como profesor y profesional también me da una seguridad que no tengo mucha cantidad de gente para dar clase, es preferible arrancar de a poquito”.
Asimismo, planteó que “yo les digo a ellos que con los ejercicios vayan de a poco porque muchos de ellos hace 60 o 70 días que muchos no hacen actividad”.
El protocolo
“Las clases son de 45, 50 minutos. Entran y se activa el protocolo. Primero se limpian los zapatos con un trapo con lavandina que por hora vamos cambiando. Muchos traen su alcohol en gel, si no lo proporcionamos nosotros, se ponen alcohol en gel en las manos o se higienizan en el baño. De ahí pasan a cambiarse en un sector que está aparte del gimnasio, se sacan las zapatillas y ahí pasa cada uno a su estación”, indicó.
En tanto, detalló que “las camillas están bastante separadas entre sí, entonces cada uno hace su entrada en calor, y su trabajo en esa camilla y después sí hay ejercicios de rotación porque esto es pilates estudio, hay diferentes aparatos y diferentes ejercicios para hacer. Lo que hacemos es ir limpiando la zona donde el alumno estuvo trabajando, apenas se levanta de una camilla la limpiamos completa y ya queda lista por si otro alumno la tiene que reutilizar, y así vamos pasando de estación en estación”.
“Como hay diferentes aparatos no nos podemos quedar en una camilla sola, y hacer todo ahí, entonces a medida que van circulando por los diferentes ejercicios se van limpiando los aparatos instantáneamente, es un trabajo extra que tenemos, que en este momento lo estoy haciendo yo, y no se lo pedimos a los alumnos”, sostuvo.
Por otra parte, manifestó que “no sé cómo se manejarán los que solamente tienen camillas, imagino que cada alumno trabajará en una camilla”.
Respecto al barbijo, expuso que la sugerencia del Municipio es que se utilice durante el ejercicio pero indicó que “el que aguante con barbijo lo puede tener, la idea sino es que se lo retiren un poco y dejen libres las fosas nasales para oxigenarse durante el ejercicio. Acá tenemos un nivel de oxigenación que no es tan elevado como en otras actividades pero mientras está cada uno en su estación acá se lo pueden retirar, y cada vez que cambian de estación o de ejercicio lo deben hacer con el barbijo puesto”.
“El tapaboca sí es obligatorio para mí, yo no puedo estar sin el barbijo porque soy el que me acerco”, indicó.
Aceptación
Consideró que “hubo una aceptación bastante grande en comparación a lo que yo creía, yo pensaba que la aceptación iba a ser menor, y hay muchos mayores de 65, o sea del grupo de riesgo, que se están animando de a poquito a avanzar. Sí o sí tienen que tener un certificado médico que avale que puedan venir al estudio a hacer actividad”.
Además, “tienen que firmar una declaración jurada, tiene una parte que llenan ellos y atrás lo lleno yo, entonces los dos estamos comprometidos a cuidarnos. Y sirve para las inspecciones que hace el Municipio, tiene muchos datos, los teléfonos y direcciones de cada uno, y eso hace que si en algún momento hay un brote se pueda ubicar a las personas, que me parece fantástico. Está todo bien hecho”.
“Ya el movimiento hace que podamos empezar a hablar en otros términos con los alquileres, con los impuestos, con la luz y todo lo que tenemos que pagar de a poco”, señaló.
Una nueva forma de trabajar
Por su parte, el profesor Martín Urrutia, de Kumelén afirmó que “arrancamos una nueva forma de trabajar, nos vamos a tener que acostumbrar, con un poco de nervios, incertidumbre, porque es algo nuevo y respetando todo el protocolo que es muy estricto y me parece que está muy bien”.
Comenzaron a trabajar ayer por la mañana y puntualizó que “por lo metros cuadrados que tiene Kumelen podemos estar hasta 6 personas, 5 alumnos y un profesor. Yo preferí trabajar con uno menos para dar más seguridad, para estar más tranquilo y tener un poco más de dinámica”.
“Es un poco raro, el primer grupo entró como diciendo para dónde voy, qué tengo que hacer. Ya habíamos tenido una reunión con los chicos a través de zoom, para explicarles los pasos a seguir, de estar a un metro y medio, dos metros de distanciamiento, de indicarles los puestos de alcohol en gel, el trapo con lavandina, muchos pasitos que los iremos agilizando a medida que vayan pasando los días”, sostuvo.
En tanto, detalló que “una vez que termina un alumno de usar esa máquina la tiene que desinfectar, que ya tenemos todo preparado, rejilla con desinfectante, es algo a lo que nos vamos a tener que acostumbrar y son turnos de 45 minutos, me quedan 15 minutos para desinfectar y ventilar para el siguiente turno”.
“El barbijo es obligatorio, lo podemos bajar un poco sobre todo cuando hay algún ejercicio más exigente, o alguna clase más de funcional, porque termina siendo perjudicial, y la persona va a tardar más en recuperarse y teniendo en cuenta que sólo tenemos 45 minutos para trabajar sería complicado”, señaló.
Menos alumnos
En cuanto al alumnado, indicó que “estamos trabajando de a cuatro cuando en estos horarios picos teníamos 10, 12 o hasta 15 personas, mucho menos de la mitad. Hay otros que prefieren no venir porque trabajan en la parte de salud por si llega a parecer algún caso, también hay de otros sectores laborales que por miedos personales no quieren venir, pero igualmente son pocos los que no vienen por miedo”.
“Pero ha bajado el alumnado, he hablado con colegas y a todos nos ha pasado, hay muchísimos que están complicados económicamente. Por mi parte desde el primer día dije que nadie va a dejar de entrenar por no poder pagar la cuota, es una época que tenemos que ser un poco flexibles, y solidarios. Si alguien realmente no puede pagar la cuota va a venir igual a entrenar y en algún momento cuando se normalice abonará la cuota. Tenemos que estar más unidos y comunicados que nunca”, sostuvo.
Recordó que pasaron justo tres meses que estuvieron sin trabajar. “El 13 de marzo fue el último día que abrí el gimnasio, más allá de todo lo que económico, que sinceramente nos desbordó, porque los gastos se tienen que pagar igual, a la cabeza también te afecta mucho. Yo estoy muchas horas en el gimnasio, me gusta, veo más a mis alumnos que a muchos primos o amigos, siempre digo que es la familia Kumelén y que de un día para otro te digan que no podes venir más a tu segunda casa es feo, así que no sólo toco el tema económico, sino también sentimental”.