Ingresantes de la Unicen pintaron la Escuela 32 para “sacar” la universidad a la sociedad
Alrededor de cincuenta alumnos ingresantes de la Facultad de Ciencias Exactas ayudaron a pintar y acondicionar el establecimiento situado en Villa Gaucho junto a docentes y padres. El proyecto está encuadrado dentro de las prácticas socioeducativas que deben cumplimentar a lo largo de su trayectoria académica. Buscan devolver a la sociedad el esfuerzo que hace para sostener la educación pública y gratuita.
Previo a comenzar el ciclo lectivo 2020, voluntarios de la Unicen, docentes, padres y vecinos de la Escuela Primaria 32 trabajaron durante toda la jornada pintando el establecimiento y renovarlo para todos los chicos que el lunes volverán a poblar sus aulas.
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La iniciativa se enmarcó en un programa de prácticas socioeducativas de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional del Centro, que articula con diferentes instituciones para “sacar” la universidad a la sociedad y así, de alguna manera, retribuir a quienes ayudan a sostener la educación estatal y gratuita.
Esta premisa atraviesa a todo el sistema universitario argentino, erigido sobre las bases de la gratuidad y la excelencia, que se afirma en la capacidad de generar procesos totalizadores de extensión, cuyo impacto sea tangible.
Con insumos donados por el Municipio, el Frente de Todos, los vecinos, algunos comercios y la Unicen, una cuadrilla de 50 alumnos ingresantes a las diferentes carreras que ofrece la casa de estudios se distribuyeron en grupos de trabajo –junto a docentes y padres- para dejar el edificio en condiciones.
La escuela del barrio
La docente Miriam Cappelletti, directora de la escuela ubicada en Palacios 1597, en el barrio de Villa Gaucho, conversó con El Eco de Tandil y destacó que la propuesta les resultó “muy interesante” porque permite una sinergia entre la gente que tiene la posibilidad de acceder al sistema universitario y los contribuyentes, que con sus impuestos sostienen el bastión de la educación pública.
“Es maravilloso que puedan acompañar en el inicio del ciclo lectivo a una escuela enclavada en este barrio que tanto lo necesita”, expresó acerca de la escuela que es un centro de referencia en la zona y nuclea a alrededor de 140 chicos y sus familias.
También detalló que en los últimos ha crecido mucho la matrícula, lo que implica que deben contar con determinada estructura para albergar a toda la comunidad educativa. Durante el verano, además, se efectuaron obras de gas, arreglo de baños y reparaciones varias de cara al comienzo de clases, y está en carpeta la refacción de los techos de la cocina, que se inunda cuando llueve.
“Trabajamos por todo; desde lo más básico como el mobiliario, hasta todo lo que hace a la disposición para que los chicos estén en el mejor espacio, que es la escuela pública. La gente del barrio nos vuelve a elegir, eso es muy importante para mí como directora y para toda la escuela”, reflexionó.
Todo lo que das vuelve
Por su parte, Simón Lestani, ayudante alumno en una de las tres materias del ingreso, denominada “Introducción a la vida universitaria”, se ocupó de coordinar el medio centenar de chicos que acudieron a ayudar y desarrollar las tareas.
El joven explicó que las prácticas socioeducativas consisten en 60 horas de voluntariado a lo largo de la carrera que todos los estudiantes deben cumplir para recibirse. El propósito de este programa es que se puedan trasladar los saberes y habilidades adquiridos en el aula a las problemáticas reales que surgen en los barrios. Una transferencia directa del conocimiento a la sociedad, al servicio de la resolución de problemas para mejorar la calidad de vida de las personas.
“Los ingresantes hacen estas actividades de sensibilización con el barrio y la escuela, y más adelante con los conocimientos adquiridos en la carrera, enmarcados en cada materia, se desarrollan prácticas que llevan las habilidades a problemáticas de la comunidad”, indicó.
Así, la Secretaría de Extensión y la Secretaría de Asuntos Estudiantiles de la Unicen articulan con diversas entidades de la sociedad que necesitan una mano y los grupos se acercan para aportar su cuota de tiempo y esfuerzo.
“Desde mi punto de vista estas jornadas son fantásticas, es poder explicarles a los chicos que acceden a la universidad, que ellos tienen la oportunidad de ir pero hay gente que quizás no, y hay que devolverle a la comunidad todo lo que brinda”, refirió Lestani.