Jubilados y pensionados, históricos rehenes del Estado
En estos tiempos adversos donde el mundo está en manos de ese enemigo invisible que es el Covid 19, que asola especialmente a los adultos mayores, a los más vulnerables, en Argentina, el Estado Nacional también se mete con sus bolsillos. Miles de jubilados y pensionados, pierden un 10% mensual de poder adquisitivo debido a la inflación. Entrevistamos al abogado especialista en cuestiones previsionales, doctor Diego Blundo. PAMI e IOMA, dos temas urticantes.
También periodista es muy conocido en la ciudad por ser un hombre de consulta del área y también por sus históricas incursiones en programas relacionados con jubilados y pensionados.
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-¿En qué situación financiera se encuentra el sistema previsional argentino?
Todos los sistemas previsionales en el mundo se encuentran en crisis. El argentino en particular, no sólo está quebrado sino que el futuro tampoco asoma alentador. Esto ocurre por diversas razones: algunas son comunes al resto de los países, y otras son cuestiones netamente locales. Entre las comunes a todas las naciones, podemos mencionar el envejecimiento de la población mundial, lo cual implica que cada vez los beneficiarios perciban por mayor lapso de tiempo sus prestaciones previsionales. Si bien el alargamiento de la expectativa de vida de las personas es un hecho muy auspicioso; tal situación desfinancia rápidamente el sistema, obligando a los estados a contribuir económicamente en forma decidida, para asegurar el pago de las prestaciones.
En cuanto a las razones locales por las cuales el sistema previsional argentino se encuentra -desde largo tiempo a la fecha- en decadencia, podemos resumirlas en: 1) Debilidad permanente del peso, lo cual impide que el sistema previsional argentino ahorre satisfactoriamente –al menos sin perder-, en la moneda oficial. 2) Inseguridad Jurídica constante y a lo largo de las diferentes administraciones (En los últimos 30 años, hemos pasado de un sistema jubilatorio netamente público, a un sistema mixto –de reparto y capitalización administrado por las AFJP-, a otro como el actual, 100% público). Como vemos, los vaivenes políticos son constantes, y al ritmo de esos vaivenes –típicamente argento- los sucesivos gobiernos modifican -de raíz- las reglas de juego, situación que choca de frente con la concepción de estabilidad que debe abrazar a todo sistema previsional. 3) Otra causa no menos importante, y que provocan desfinanciamiento, es cuando se destinan fondos previsionales, para solventar otros gastos no vinculados a los pasivos… Si bien no se pone en duda la implementación de asignaciones y asistencia a personas claramente vulnerables por parte del Estado, sí es contrario a la estabilidad y perdurabilidad del sistema previsional, que los fondos para abonar esos gastos provengan de las arcas que supuestamente deben ser reservadas para cancelar las prestaciones de los jubilados y pensionados argentinos. 4) Por último, el grave inconveniente para financiar el sistema, lo constituye la baja relación entre jubilados/pensionados y aportantes en actividad: Esto significa que, en Argentina, por cada pasivo que recibe una prestación (jubilación o pensión), existe alrededor de 1,5 trabajadores en actividad que aportan al sistema. Esta situación es terriblemente negativa y fulmina de plano toda posibilidad de éxito de un sistema previsional. No tenemos que olvidar, que para que todo funcione razonablemente y sea sustentable, deberíamos contar con 4 trabajadores en actividad -que realicen sus aportes regularmente-, por cada jubilado o pensionado que cobra un haber.
Inseguridad jurídica y desvío de fondos previsionales
-¿En qué porcentaje se distribuye la torta de ingresos de los jubilados argentinos?
-Casi la mitad de los jubilados y pensionados nacionales (de Anses), perciben el haber mínimo, -que a partir de marzo de este año, asciende a $ 20.571-. Alrededor de un 15% percibe más de un haber mínimo y menos de 2 haberes mínimos. Otro 10% de los pasivos, reciben el equivalente a 2 haberes mínimos, y el 25% restante supera los 2 haberes mínimos.
-¿Por qué los sucesivos gobiernos van modificando las fórmulas de actualización de los haberes de los jubilados y pensionados?
-Como es una constante que el sistema previsional argentino funcione financieramente mal, habitualmente se decide ir actualizando las fórmulas con las cuales se calculan los haberes de nuestros pasivos. Es por ello, que en los últimos 15 años, pasamos de una fórmula en la presidencia de Cristina Fernández, a otra en la presidencia de Mauricio Macri, a otra fórmula –la actual- parecida –aunque no igual-a la de la presidencia de Cristina. Todo esto en menos de 15 años. Un ida y vuelta que ningún sistema previsional resiste…
-¿Qué fórmula de pago de haberes jubilatorio es mejor, la establecida en la presidencia de Cristina, la de Macri, o la creada por Alberto Fernández?
-Todas las formulas son buenas; no hay una mejor que la otra.
-¿Lo ve tan así?
-Claro, porque el problema es que mientras los gobiernos no solucionen los inconvenientes de fondo; esto es, la debilidad del peso, la inflación de la economía, la inseguridad jurídica, el desvío de fondos previsionales para abonar asistencias sociales a personas vulnerables, y no se logre aumentar la cantidad de trabajadores en actividad que aporten al sistema, para que sirvan sus fondos para solventar el pago de las prestaciones previsionales de los pasivos…. mientras no se modifiquen estas cuestiones, toda fórmula que se establezca, está destinada al fracaso. No importa cómo se componga la fórmula, ni quien la determine.
-Actualmente, con la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, los haberes previsionales que percibe la clase pasiva, ¿le han ganado a la inflación?
-No. Tal es así, que para aquellos jubilados que cobren ingresos hasta $ 30.856, la Anses ha dispuesto que se le abone un bono de $ 1.500 este mes y $ 1500 en mayo. Esto es para que no pierdan poder adquisitivo ante la inflación, lo que nos da la pauta, que la nueva fórmula de movilidad, -cuyo debut ha sido en el mes de marzo de este año-, ya nació con problemas, y ha requerido del “remedio” de estos bonos para intentar que, -al menos quienes perciben ingresos previsionales más bajos-, no pierdan tanto con respecto a la inflación.
-Convengamos que no se ve justo…
-Y, es que aquellos jubilados y pensionados que cobran más de 30.856, no hay margen de dudas que pierden y por mucho en relación a la inflación.
-¿Cuánto pueden llegar a perder?
-En algunos casos, más de un 10% mensual.
El 82%… esa utopía
-¿Cómo puede defenderse un jubilado cuando se le deterioran sus ingresos, o le abonan menos de lo que le corresponde, violándole sus derechos?
-El único camino que les queda a nuestros jubilados, es iniciar un juicio contra el Estado. Son los famosos juicios de reajuste previsional que se tramitan ante los juzgados federales. Demoran varios años, pero el jubilado afectado no tiene otro remedio.
-Mientras se tramita el juicio de reajuste previsional, ¿le suspenden el pago del haber al beneficiario?
-No. El jubilado sigue cobrando su beneficio normalmente. Cuando eventualmente el Juez ordene reajustar el haber, y se practique la liquidación respectiva, se le abonará un retroactivo y se le modificará el monto del beneficio previsional.
-¿Es una utopía pretender que un jubilado gane el 82% móvil?
-Cuando se habla de ganar el 82% móvil, se pretende decir que el jubilado perciba el 82% de lo que cobre un trabajador en actividad en su misma tarea y categoría. Ahora bien, la experiencia nos enseña que un jubilado cuando percibe sus primeros haberes, recibe alrededor de algo más de un 60% de lo que ganaba en actividad. Luego, cuando se van actualizando sus haberes previsionales mediante las fórmulas de movilidad jubilatoria, lenta pero en forma paulatina, se va quedando retrasado en relación al trabajador en actividad. Con el transcurso de los años, la brecha entre lo que percibe el jubilado y lo que gana el trabajador activo, en general, es considerablemente ancha.
IOMA y PAMI
-A medida que la crisis económica se agrava, cada vez son más las obras sociales que presentan mayores dificultades para brindar coberturas a sus afiliados; en especial IOMA y PAMI han tenido contratiempos en Tandil… ¿Cómo pueden defenderse los afiliados afectados?
-Para algunas cuestiones, les queda la vía de presentar un recurso de amparo en la justicia. Pero para otras, la justicia no es la vía idónea. Veamos un ejemplo para que entendamos lo que digo: La semana pasada un señor me consultó porque una obra social, en forma repentina e intempestiva, dejó de cubrirle una medicación que debe consumir todos los meses, y cuyo costo de adquisición es superior a $40.000 mensuales. En este caso, no hay duda que la vía del amparo es pertinente. Ahora bien, si por el contrario el inconveniente es que la obra social no cuenta con un médico especialista, a quien le debemos realizar una consulta, probablemente el afiliado va a terminar abonando en forma particular la consulta del médico y listo. No va a presentar un recurso de amparo ante la justicia, por la ausencia de cobertura de la consulta con el médico… Es altamente probable que va a tener más gastos presentando el recurso de amparo que el costo de abonar la consulta médico en forma particular.
-Por otro lado, hay cuestiones muy localizadas como el caso de IOMA en Tandil… ¿Por qué en otras ciudades funciona bien y aquí en Tandil tiene muchas quejas?
-Mi padre era médico y desempeñaba tareas aquí en Tandil. Falleció en 1997, hace casi 25 años… Cuando yo era niño, escuchaba comentar a mi padre sobre los mismos conflictos gremiales que se suceden hoy entre la entidad gremial médica y la obra social. El gremio médico pretende que se le abone una suma de dinero determinada por sus prestaciones y, el IOMA pretende otra menor, entre otras cuestiones que los diferencian. En el medio del conflicto están los afiliados que carecen de cobertura.
-¿Cómo se soluciona?
-De la única manera posible: dialogando, negociando, no hay otra. Pero por qué en otras ciudades no sucede lo mismo se preguntarán.
-¿Y la respuesta?
-Es que tal vez el número de prestadores médicos en esas otras ciudades sea más abultado, o las entidades gremiales médicas de esas localidades no cuenten con la fuerza que poseen las mismas entidades en Tandil….
Lo único que puedo afirmar, -sin temor a equivocarme-, que a veces me daría la impresión que el tiempo no hubiera pasado, y que los mismos problemas que ocurrían hace 30 años atrás -cuando escuchaba hablar a mi padre médico- se suceden hoy en día con características semejantes aunque aggiornado a los tiempos que corren.