La Biblioteca Popular de las Mujeres fue seleccionada para participar de un documental del canal Encuentro
La Conabip eligió a la Biblioteca Popular de las Mujeres -la primera del país sobre esta temática- para formar parte de un documental que da cuenta de la trayectoria de las bibliotecas populares en todo el territorio. El producto audiovisual se está filmando por estos días en la ciudad, por tal motivo desde la institución convocaron hoy a las 15 a un abrazo simbólico a la sede ubicada en Lobería 750, y a un pañuelazo y pic-nic posterior en las inmediaciones del murallón del Dique.
La Biblioteca Popular de las Mujeres, cuya sede funciona en el predio de la Escuela Sábato (Lobería 750), fue una de las instituciones seleccionadas entre las bibliotecas populares del país, en un proyecto de articulación entre la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip) y una productora audiovisual, para la realización de un documental. El mismo dará cuenta del trabajo, la trayectoria, los programas y proyectos que desarrollan las Bibliotecas Populares y será emitido a través del Canal Encuentro en los próximos meses.
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Patricia Londeix y Nancy Devicenzi son miembros de la comisión directiva e impulsoras de este espacio de características singulares en la ciudad, que desde su fundación -el 8 de marzo de 1997- ha recorrido un largo camino de esfuerzo y construcción.
En diálogo con El Eco de Tandil, relataron que desde sus comienzos la Biblioteca tiene como objetivo ser un espacio para la voz de las mujeres y a su vez poner énfasis en la necesidad de sensibilizar específicamente a través de políticas de lectura, para desarrollar una conciencia social, sobre la importancia y la necesidad de trabajar para y por el ejercicio de la libertad, el conocimiento y la difusión de los derechos de las mujeres. El trabajo sostenido a lo largo de más de dos décadas les ha permitido posicionarse como referentes del tema en varios niveles.
“Para nosotras es un reconocimiento muy importante como institución”, expresaron sobre la convocatoria a participar del producto audiovisual.
El orgullo de ser elegidas
La oportunidad llegó de la mano de un recorrido transitado en la esfera de la Conabip a través de proyectos presentados sobre diferentes temas y una visita que el presidente de la entidad realizo hace poco al lugar. Pero fundamentalmente, la particularidad de la especificidad de género torna aún más interesante la labor de la institución, ya que la primera biblioteca del país con esta especialidad.
El material bibliográfico catalogado llega a los 9 mil volúmenes más la hemeroteca -resultado de una cuidadosa selección y curaduría-, que constituyen un acervo cultural valioso para la elaboración de trabajos académicos y la consulta permanente.
Otra de las aristas importantes de la Biblioteca de las Mujeres se centra en la articulación con la universidad, con distintos establecimientos educativos, el Consejo Escolar y la participación activa de toda la comunidad educativa local en el intercambio de lo más auspicioso para los involucrados.
“Desde un primer momento, nos trazamos como metas visibilizar no sólo las producciones de las mujeres, sino también las dificultades en el acceso a nuestros derechos, problematizar aspectos de nuestra cultura que generan estereotipos, desnaturalizar situaciones de opresión, sexismo y discriminación”, explicó Londeix, una de las pioneras del feminismo en Tandil, quien destacó el importante trabajo territorial que se lleva adelante porque “nos hemos formado para eso”.
En la actualidad, la BPM tiene también una fuerte incidencia en acciones locales y regionales, a través de la participación en mesas interdisciplinarias, audiencias públicas, eventos y diversos temas de interés social y político.
Abrazo simbólico
El producto audiovisual se está filmando por estos días en la ciudad, por tal motivo desde la institución convocaron hoy a las 15 a un abrazo simbólico a la sede ubicada en Lobería 750, y a un pañuelazo y pic-nic posterior en las inmediaciones del murallón del Dique.
Las actividades se proponen como un momento de encuentro y celebración para seguir visibilizando diferentes aspectos de la lucha feminista que se ha potenciado el último año, periodo en el cual muchas de las demandas que estas mujeres comenzaron a poner de manifiesto hace más de 20 años se plasmaron en un grito colectivo irreversible.
-¿Se imaginaban hace 20 años este momento, en el que las mujeres son el gran actor social?
Patricia: -No, la verdad que no. Si hay algo que permitió el debate por la legalización del aborto, fue un gran empuje. Han salido desde las escuelas secundarias, chicas muy jóvenes acompañando esta movida. Esto arrancó en 2015 con “Ni una menos”, y las movilizaciones eso generó una conciencia social, genero esta empatía de decir “basta de matar pibas, basta de desaparecerlas”, es increíble lo que pasa, cada 28 horas matan a una mujer. Lo nuestro fue un comenzar, pero ahora es una ebullición. Hay que replantearse muchas cosas, no se puede permitir la degradación, el insulto. Nos vamos fortaleciendo, por eso celebramos todas las ocasiones que tenemos de compartir y acompañarnos
Nancy: -Estamos muy acompañadas entre nosotras, eso hace que no tengamos miedo de hablar y podamos seguir adelante.
Un poco de historia
El primer grupo de trabajo se creó en 1992, alrededor de lectura y discusión sobre los derechos de las mujeres y estuvo conformado por Poupee Cáceres Cano, Aurelia Pereyra, Norma Speranza y Matilde Rodríguez. Este grupo se llamó Pandora y tuvo desde el principio también la idea de generar una publicación que tratando estos temas ampliara la comunicación con otras mujeres. También fueron las organizadoras de un encuentro regional de mujeres en 1993.
Al grupo primigenio se le sumaron después Guillermina Berkunsky, Liliana Giannatasio y Patricia, que conformaron el grupo “Sin moldes”, en una época en la que muchos temas estaban vedados y el feminismo ni asomaba por las tierras pampeanas. Además, empezaron a tender redes para ayudar a víctimas de violencia de género, cuando aun no existían organismos gubernamentales ni ONG’S abocadas a abordar la problemática.
Luego de transitar por dos espacios céntricos, ocuparon durante varios años un local en Rodriíguez 291, hasta que a mediados de la primera década del 2000 consiguieron el reconocimiento de la Unicen como biblioteca especializada en cuestiones de género y la cesión de un edificio perteneciente a la Universidad que funciona donde se halla el nivel preuniversitario.