La biodecodificadora Susana Ajeitos afirmó que la pandemia es una “gran oportunidad de ir hacia adentro”
La reconocida terapeuta dialogó con El Eco de Tandil sobre cómo afecta el coronavirus a las personas y al mundo en general. Consideró que el problema “no es el virus” sino el “huésped”, el estado emocional de cada uno que determina cómo le va a afectará la situación individualmente. “Hay una pandemia interna que es el miedo”, manifestó.
La licenciada Susana Ajeitos, reconocida terapeuta en biodecodificación y psicogenealogía, dialogó con El Eco de Tandil sobre cómo afecta el coronavirus y la cuarentena a la sociedad y al mundo en general desde el punto de vista de las disciplinas en las que se especializa.
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En primer lugar, explicó que la biodecodificación y el transgeneracional como acompañamientos terapéuticos son válidos para cualquier tipo de problemática. En ese sentido, señaló que “lo que está ocurriendo a nivel mundial, este evento tan fuerte que nos encuentra a todos los seres humanos, nos pone a trabajar un sinfín de cuestiones que tienen que ver con qué nos pasa”.
“Hoy es el espacio del acompañamiento terapéutico el que más demanda tiene porque paralelamente a una pandemia frente a un virus, a un factor externo, hay una pandemia interna que es el miedo, que es cómo me encuentra esto, qué me pasa a mí”, señaló.
En ese contexto, planteó que “los terapeutas también somos humanos, y también estamos atravesados por este evento, y obviamente es una gran oportunidad de mirarnos cómo estamos”.
“El lugar de confort se puso en duda”
“Podemos adherir o no a mil teorías conspirativas de bajar la población mundial y lo que sea pero lo real y concreto es que está sucediendo algo a nivel planetario, a nivel mundial, donde todos tuvimos que parar, nuestro ritmo de vida, nuestro trabajo, teníamos planificado un año y resulta que todo quedó patas para arriba, el lugar de confort o de seguridad desde lo emocional o económico se puso todo en duda”, manifestó.
Asimismo, indicó que “muchas parejas que están 24/7 están en crisis, los hijos también. Hay muchas cuestiones adentro y sin duda que este evento nos invita a todos a revisarnos, a ver cómo estamos, cómo veníamos, qué estábamos planificando en nuestra vida, y sobre todo cómo estábamos tratando nuestro cuerpo, cómo nos relacionamos con la tierra que es nuestra casa planetaria, cómo trabajamos nuestra primer casa que es este aparato, este sistema biológico, biodegradable que cumple una función, que es un templo, y ese maltrato que le hemos hecho al cuerpo se ve obviamente en esta situación”.
“A todos nos llevó a revisar y a replantearnos como vivíamos, cómo iba la vida, qué nos pasaba, es una gran oportunidad de ir hacia adentro, de mirarnos. Muchas personas conectaron con esto y es fantástico, porque empezaron a pedir ayuda, empezaron a buscar, otra se quedaron muy bloqueadas en el tema económico, en su realidad, todos sabemos que en los países latinoamericanos como Argentina la precariedad laboral es un tema”, sostuvo.
“El virus no es el problema”
En tanto, afirmó que “los adultos también tenemos las problemáticas de los hijos, yo tengo mi hija menor que está atravesando su último año de secundaria en cuarentena, sin posibilidad de vínculos, y un hijo en la universidad que está rindiendo exámenes on line y justamente los jóvenes se ven afectados porque todo su mundo pasa por los vínculos, por el encuentro, y ahora están encerrados”.
“En la biodecodificación específicamente el virus no es el problema. De hecho nosotros siempre hacemos referencia a que no es la comida la que te va a enfermar, es como está tu estado emocional cuando comés. No es el evento lo que te va a matar, sino cómo repercute en tus rieles, en tu sistema de creencias. Entonces no es el virus, es el huésped, es mi sistema inmunológico y el trato que le di a mi cuerpo, cómo está mi alimentación, mi estado emocional, estamos hablando mucho de mantener una vibración alta, de no conectar con el miedo, de buscar todo lo que a cada uno le dé seguridad”, manifestó.
Frente a ese contexto, consideró que “si a una persona le da seguridad estar con tres barbijos y mucho alcohol en gel está bien mientras logre estar tranquila”.
“Estamos pidiendo que las personas sean críticas de la información, hay mucha información que no suma, esto es chequear qué fortalece tu sistema inmunológico, qué te hace estar bien, y qué te lo deprime, que es lo que baja tu energía. Es verdad que es un virus muy contagioso y mata pero la mayoría sobrevive, todos somos seres biológicos y vamos a morir, nos puede matar una gripe, un virus o un camionero al que se le rompieron los frenos en la esquina”, afirmó.
Buscando respuestas
-¿La gente en esta circunstancia de incertidumbre se vuelca más a distintas terapias para encontrar respuestas?
-Hemos tenido la oportunidad de llegar a mucha más gente que al estar en su casa ha invadido las redes, se ha entrenado en el uso de las redes y la comunicación.
Yo hace más de 10 que trabajo en Tandil y muy agradecida a la Universidad Nacional del Centro que siempre me habilita espacios para compartir y tenemos el placer de haber invitado a un médico pediatra el doctor Bernardo Giménez, que también practica bio y trabaja esta herramientas y otras personas que se fueron formando en estas herramientas.
La bio es la gran oportunidad de tener un par de anteojos para poder mirar, interpretar nuestros síntomas, nuestros conflictos de vínculos, con otra información, en principio heredados porque somos programas. No estamos destinados, estamos programados desde la vida intrauterina, entonces muchos de nuestros rieles, síntomas, conflictos de pareja o de vínculos ni siquiera son nuestros, son heredados y la única manera de hackear un programa es conocerlo.
-¿Nota más casos de depresión, ansiedad u otro tipo de trastornos a raíz del confinamiento?
– Sí, claro. Ataques de pánico, ansiedad, mucho tema de soledad, gente que se ha encontrado sola y en crisis, en conflicto con su profesión. Los jóvenes entran en mucha crisis, con su carrera, con los vínculos. Hay muchos temas a nivel respiratorio lo cual está asociado al miedo, a la angustia, al pánico, lo que hacemos es ir a mirar cómo cada uno se paró ante este evento, cómo lo está pudiendo manejar, que sostén, qué tejido social para hacer el proceso, cuánto se está sintiendo acompañado o no, cuáles son sus preocupaciones y también ir a rastrear en esa infancia esa construcción de identidad, porque todos los programas de ansiedad que terminan con estos síntomas, son conflictos de nidos rotos, son infancias difíciles.
Y todos somos niños en un cuerpo de adultos con historias que sanar, con carencias afectivas.
-¿Son problemas que tal vez no se manifiestan hasta una situación crítica como ésta?
-Sí, se activa muchísimo más el miedo, la paranoia, la incertidumbre, la inseguridad, la preocupación por cómo voy a vivir, qué voy a hacer, hay un sentimiento de mucha impotencia porque te pararon, te dejaron dentro de tu casa, y si tenés los recursos la vas llevando pero si te conecta con un estado de carencia o miedo a la carencia es más complejo.
Todos somos descendientes de europeos que venían de la posguerra, del hambre, entonces hay muchas historias tras generacionales que tienen que ver con esto.
Mucha gente en esta etapa de pandemia está engordando y es porque empezamos a acumular en el cuerpo porque hay miedo a la carencia.
-También mencionaba muchas crisis de pareja también.. ¿Por qué sucede?
-Nuestras actividades cotidianas hacían que no estuviéramos tan pendientes del otro, estábamos como huyendo todo el día con muchas actividades. Hoy sí o sí hay que estar 24/7 y mucha dificultad de encontrarse, de expresar los enojos, falta de comunicación, parejas que ya estaban en crisis que se agudizan mucho más, aparecen los rollos con los hijos porque también demandan atención. Chicos que no quieren dormir solos, que tienen miedo. No hay rutinas, nos acostamos a cualquier hora, está todo alterado.
“Nadie puede salir igual jamás de este evento único e histórico”
-¿A nivel mundial cree que tiene algún significado esto de obligarnos a todos a parar a la vez, de parar el mundo digamos?
-Sin duda. Siempre digo que no nos olvidemos lo que estábamos viviendo antes de entrar a la cuarentena, cuáles eran las conversaciones que teníamos en casa, qué nos estaba pasando. Había un exceso de violencia, violencia de género, realmente estábamos muy mal como sociedad, como seres humanos, no encontrando el eje, el cómo re cononectar con el otro. Ahora se pudo ver como se limpiaron las aguas, aparecían animales caminando por distintos lugares y nos lleva a preguntarnos qué estábamos haciendo que no aprendimos a convivir con el planeta, con la naturaleza, con nosotros mismos.
Es muy simbólico que el virus afecte al aparato respiratorio, genera mucha inseguridad, todo lo que tiene que ver con el aparato respiratorio es protección, seguridad, eso tiene que ver con nuestros referentes masculinos, papá nos da seguridad. Es una gran oportunidad de ver como raza, como especie qué estamos haciendo.
-¿Cree que esto nos va a servir como seres humanos para mejorar?
-No me cabe duda que nadie puede salir igual, jamás, es un evento único, histórico.
Esta no es una guerra como las otras, es una guerra realmente con algo que es invisible entonces genera muchísimo más estrés. No importa tu posición, lo que sí es real es que hay un antes y un después, y dependerá de cada uno de nosotros acusar recibo del mensaje, o no.