La crisis económica frenó el proyecto para instalar un crematorio en Tandil
En noviembre del año pasado, el Concejo Deliberante aprobó la ordenanza que habilita la instalación de un crematorio en la ciudad. La demanda existía desde hacía años y necesitaba una legislación que posibilitara su funcionamiento. La conflictiva coyuntura económica dejó en suspenso el proyecto que encararon tres empresas privadas locales, pero creen que será posible concretarlo a largo plazo.
Hace un año, el Concejo Deliberante sancionó la ordenanza que autoriza la radicación de crematorios en Tandil, pero hasta el momento no se ha avanzado con ninguna iniciativa concreta para proceder al desembarco del servicio en la ciudad.
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El proyecto fue presentado por el entonces bloque FPV-PJ y mereció profusos debates y consensos hasta llegar al texto legislativo. La norma, que se trabajó en las comisiones de Interpretación y Asuntos Legales y Obras Públicas, logró el acuerdo de todos los espacios políticos, tras dos décadas y varios proyectos presentados durante distintas conformaciones del cuerpo legislativo.
Entre otras disposiciones importantes, la ordenanza establece que el servicio de cremación de cadáveres podrá ser prestado tanto por el Estado como por particulares, siempre y cuando los prestadores cumplan con todos los aspectos de la normativa, además de las leyes provinciales y nacionales que rijan en esta materia.
Otro aspecto central fue la zona habilitada para el emplazamiento de los hornos, que serán los cementerios, de acuerdo a lo establecido por el Plan de Ordenamiento Territorial.
Por otro lado, indica que el servicio “deberá brindarse en forma compatible con la calidad ambiental, respetando el recato, el pudor y las costumbres sobrias que deben primar en este tipo de prácticas. Por ello, la autoridad de aplicación deberá controlar la intimidad, el celo discreto en las disposiciones y el sometimiento irrestricto a estos principios por parte de los prestatarios”.
En cuanto al trámite de habilitación, la regulación prevé que cumpla con todos los requisitos para el rubro “servicios”, pero además contempla condiciones técnicas particulares entre las que exige un estudio de impacto ambiental y la presentación de un detalle minucioso sobre la tecnología que va a utilizar para la reducción de los cadáveres y restos humanos.
Sobre el tema, en la actualidad, el edil del unibloque Justicialista, Facundo Llano, consideró que “la ordenanza ni siquiera requería reglamentación, es autosuficiente en cuanto a los requisitos de especificaciones de quien quiera ponerlo, como así también respecto del lugar, los antecedentes, en qué parte de Tandil se puede instalar”.
El legislador refirió que había una intención corporativa de los privados que manifestaron interés, que incluso habían acercado folletos de los hornos que se comprarían, pero ninguna acción formal después de la aprobación de la ordenanza.
“El Municipio no manifiesta interés y mucho menos si hay un privado interesado, que fue una discusión previa al dictado de la ordenanza, si no corresponde que el Estado ofrezca ese servicio, pero no está en esa línea la conducción actual”, dijo.
Proyecto paralizado
El Eco de Tandil consultó, al respecto, a los propietarios de la firma Alessi y Manna, una de las empresas -junto a la firma Iacaruso, Crespo y Santillán SRL y al cementerio parque Pradera de Paz- involucradas en el proyecto.
“Está todo parado, la situación de este año hizo que se pausara el proyecto y ninguna de las partes se ha movilizado en esa dirección”, contó Alberto Hugo Manna, uno de los jóvenes herederos de la tradicional pompa fúnebre.
La crisis económica y la corrida cambiaria complicaron la posibilidad de materialización de la idea, cuya inversión significa una cifra muy importante que tiene una recuperación a largo plazo. Según la información provista, apenas el 20 por ciento de los servicios que brindan en Alessi y Manna corresponde a cremaciones, lo que permite deducir que el recupero de la inversión sería viable a largo plazo.
“El proyecto se presentó en base a que se largue la ordenanza, porque requería la medición del impacto ambiental en la zona donde está localizado Pradera de Paz, que por el Plan de Ordenamiento Territorial no se podía, y finalmente se logró que pueda instalarse ahí”, explicó. El establecimiento se encuentra emplazado sobre la avenida Reforma Universitaria, camino al Campus Universitario.
El impacto ambiental reparó en la problemática del humo que despiden los hornos crematorios, cuestión que era más común antaño pero que con los hornos nuevos no constituiría un inconveniente.
La cultura opera de manera contundente cuando de la muerte se trata, de hecho, sigue siendo uno de los grandes tabúes de la humanidad, por esto mismo suele generar resistencias cualquier iniciativa que tenga que ver con el tema. “Cuando se fundó el Cementerio Municipal se pensaba que no iba a vivir nadie en esa zona y ahora está poblado. Con el crematorio pasa la mismo, encendió la alarma de los vecinos pero no acarreará ningún problema”, expuso el responsable de la cochería de la calle Mitre.
La opción de la cremación
La cremación de restos humanos es una tendencia que va en aumento pero no está instalada por completo en la población. No obstante, los especialistas apuntan a que el cambio será paulatino. “Hay un cambio de generación que no se dio, fallecen personas mayores y los hijos respetan el mandato de la persona. La gran mayoría opta por un lugar en el cementerio”, precisó Alberto Manna (h).
Si bien hace años que el Cementerio Municipal está colapsado, las ordenanzas han achicado los tiempos de permanencia: 10 años en el caso de los fallecidos sepultados en la tierra y 20 años para los nichos. De este modo, se genera una dinámica de recambio que es útil para enfrentar la falta de espacio. Pasado ese período es posible optar por el traslado de los restos al osario, adquirir una parcela en el cementerio privado o directamente la cremación.
“La cremación es definitiva, se puede comprar una parcela pero debe pagarse el mantenimiento. Hay una cuestión cultural, a muchas personas les gusta y tranquiliza saber que está su ser querido en un espacio determinado. Eso es algo íntimo y particular”, refirió el entrevistado.
Desde la firma detallaron que en principio la lucha conjunta fue que se aprobara la ordenanza porque no había parámetros para decidir la instalación de un crematorio. “La idea era seguir, pero para cuando se sancionó la normativa pasaron muchos meses y 2018 fue complicado para hacer inversiones”, sostuvieron.
“A la larga, Tandil va a tener su crematorio”, confió Alberto “Beto” Manna.