La droga “no está en la agenda política” de Tandil, lamentó un referente de La Tribu
Mario Raimondi cuestionó que no existen políticas de Estado para abordar el consumo de drogas como un problema de salud. Dijo que la problemática crece y atraviesa a los chicos de todos los sectores sociales. En cuanto al ámbito donde trabaja, mostró preocupación porque “hemos visto últimamente cocaína mezclada con bicarbonato” y remarcó que “te destroza”.
Mario Raimondi, integrante del centro de referencia La Tribu (sito en Villa Aguirre) y del hogar Los Peques, afirmó que el consumo de drogas crece en la ciudad, de acuerdo con lo que observan en los chicos que reciben en ambas instituciones. Además, cuestionó la banalización del tema y que no forme parte de las políticas de Estado como ocurre con otras problemáticas de salud.
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En el desayuno de “Tandil Despierta” (Eco TV y 104.1 Tandil FM de El Eco Multimedios), advirtió que “la droga como problemática general no es tema de agenda política y social en la ciudad de Tandil, salvo intempestivamente, cuando afecta a un tercero a través de algún delito, algún arrebato, alguna invasión de la propiedad privada, alguna agresión física, ahí empieza a importar el tema, pero en forma focalizada, no como agenda política, pública y social en nuestra ciudad, no existe, no se discute y no hay un diagnóstico de situación real”.
En relación a los ámbitos en los que trabaja, advirtió que “hemos visto en el último tiempo cocaína mezclada con bicarbonato, la calientan y por ahí hacen una pipa, o la aspiran y es terrible, te destroza. Eso lo hemos visto bastante últimamente. Por supuesto la marihuana está, el alcohol está, la jarra con mezcla de alcohol y algunas pastillas legales como anfetaminas”.
“Banalización”
Raimondi sostuvo que “hay una banalización y minimización en el discurso sobre las drogas, y una falta de toma de conciencia social de la situación de las drogas en Tandil, de las causas que eso tiene en la salud personal y en las consecuencias sociales que va a teniendo. Esto va para las clases altas, las medias, las bajas, para nuestros hijos, porque si bien la situación económica incide y facilita determinadas cuestiones, varios venimos diciendo hace muchos años que la droga está penetrando en Tandil y cómo lo hace y cómo se distribuye”.
En esa línea, destacó que desde Granja Los Pibes lanzaron advertencias, como así también el expadre Fernando Lede Mendoza, quien había señalado que en esta ciudad existían cocinas de paco.
Y refirió que “hay una cuestión en Tandil de que la droga es solamente para estos pibes, para grupos marginales o para gente poderosa, la cual es intocable. Lo que para mí todavía no está entendido es que la droga se distribuye en todos los sectores sociales de los pibes”.
Entonces, marcó que la diferencia radica “en la calidad del consumo de los pibes que tienen mayor nivel económico, por un lado, y que consumen en lugares cerrados o semipúblicos, por lo cual no están a la vista de todo el mundo; y los pibes que nosotros trabajamos, básicamente, el consumo lo hacen en la vía pública, lo hacen con droga de pésima calidad que los parte al medio y las consecuencias sociales, por la falta de economía, por el hambre, porque no tienen laburo, porque necesitan del consumo, deriva muchas veces en delito”.
La distribución
Explicó que “de lo que hemos visto, la droga se distribuye en plazas en Tandil, y en algunos puntos estratégicos de tres o cuatro barrios tandilenses. Mucha de esa droga entra de la ciudad de Mar del Plata. Los pibes en principio empiezan a consumir y muchos de ellos entran como en una bolsa de laburo respecto a esto, se convierten en pequeños distribuidores de alguna manera, la paga puede ser a través de más droga para consumo personal o puede ser un poco de dinero para solventar algunas cuestiones. Esto sucede”.
Consultado sobre la problemática en los colegios, el referente social dijo que “me consta, porque hemos hablado con directores que han tenido problemas dentro de las escuelas con el tema de la droga, de chicos que consumen dentro de la escuela y también en una de las escuelas, de distribución en la puerta o en la esquina de la propia escuela”
El rol de los adultos
Por otra parte, fue crítico con “el abordaje de la droga en Tandil” porque se hace “en forma focalizada o voluntaria”.
Por caso, explicó que el CPA trabaja de manera voluntaria porque asiste aquel que quiere curarse y “no todos tienen esa voluntad”. En tanto, se focaliza cuando hay situaciones sociales problemáticas derivadas del consumo que hacen sonar la alarma y se aborda el tema.
Raimondi sostuvo que el alcohol representa el 70 por ciento del consumo de las drogas. “Es un consumo que no sólo es legal sino que está habilitado desde el mundo de los adultos para que los pibes desde muy corta edad empiecen a tomar, incluso, en las propias casas de esos adultos: las famosas previas”, advirtió.
Llamó a los padres a, en lugar de decir que no se tome, que expliquen cómo, cuánto y a partir de qué edad consumir alcohol. “Los adultos debemos poner límites y si la droga es un abordaje y un problema de salud, para cuidar la salud, hay que poner límites”, dijo y puso como ejemplo las medidas que se toman frente a otras patologías como el colesterol.
Por eso dijo que no hay que habilitar ni banalizar el discurso, decir que “está todo bien” porque “muchas veces, implica que no haya vuelta atrás”.
Sobre la edad de inicio, señaló que “hemos visto pibes de 11 ó 12 años tomando alcohol, incluso en la esquina de nuestro lugar de laburo y a la tarde, cerveza, y en otro caso un cocktail que andá a saber qué tenía”.
La escuela y las pautas sociales
En otro tramo de la entrevista con “Tandil despierta”, Mario Raimondi ratificó que la deserción escolar es “importante”, sobre todo en la escuela media, y explicó que los chicos “o dejan, o van cada tanto, o se llevan muchas materias” lo cual también conduce al abandono.
“Con las escuelas lo que hacemos es tratar que algunas materias las acrediten en el propio centro La Tribu. Trabajamos mancomunadamente para tratar que ese pibe, por lo menos desde la metodología de estudio, aunque no sea en la propia escuela, pueda seguir sosteniéndola”, refirió.
Desde su análisis, si bien la escuela es la institución que más chicos alberga, “es cierto que no contiene a los pibes como los contenía en otras épocas”.
Los vínculos
Sumado a eso, Raimondi indicó que algunos chicos vienen de una o dos generaciones de desocupados, “con lo cual la estructura familiar es endeble o muchas veces disfuncional”.
Aseveró que en los más chicos que contienen ya registran situaciones de dos generaciones de desocupados, en otros una generación y muchos otros con padres que tienen trabajos muy precarios o changas temporarias. “Son pocos los que tienen trabajo en blanco, estable, independientemente de lo que ganen”, dijo.
Por otro lado, describió que cuando los chicos ingresan a La Tribu o al hogar Los Peques, “la primera tarea nuestra es el trabajo de encuadre del chico. Esto es fijar pautas mínimas sociales: a qué hora se come, a qué hora más o menos se acuesta, qué son las cuatro comidas diarias, lo que es la higiene, cosas muy básicas”.
Agregó que cuando detectan la imposibilidad de cumplir estas pautas en sus hogares, “lo que hacemos es trabajar con los padres y brindarles no sólo asesoramiento sino también alguna apoyatura de tipo económica para que esto, en la medida de lo posible, se pueda ir realizando, que el chico pueda tener estas pautas mínimas que le permite luego la socialización con el resto”.
Raimondi destacó que no tener estas pautas le impide socializar con otros pares, salvo con aquellos que están en su misma situación. “Entonces empiezan a conformarse círculos viciosos, donde todos están un poco en la misma y no estoy hablando de pibes malos, buenos o regulares, estoy hablando de un contexto social que va delimitando y fijando determinadas pautas que se empiezan a tomar como normales, incluso para muchos padres”, explicó.
El trabajo del centro de referencia
El centro de referencia La Tribu, ubicado en el corazón de Villa Aguirre, realiza abordajes de contención social a chicos desde los 11 años y sin límite de edad. Como parte del proyecto, incluso, ofrece capacitaciones y cursos para jóvenes mayores de 18 años y adultos, pero además trabaja con la cultura, el arte y el deporte.
Por otra parte, La Tribu sostiene un emprendimiento de producción de panificados, a cargo de cuatro jóvenes a los que les permite un ingreso importante.
Además, el centro de referencia terminó de construir un domo totalmente en madera que se utiliza para hacer diferentes actividades.
En el espacio funciona una escuela de karate con 60 chicos que compiten a nivel provincial y nacional. “Son pibes que de otra manera no tenían acceso ni a este deporte ni a viajar para competir con los mejores del país”, destacó Mario Raimondi.