Las limitaciones legales, el autocultivo y los usos terapéuticos, ejes de una jornada sobre cannabis medicinal
El evento, impulsado por la ONG Fundación Justicia para Todos, reunió a diversos referentes y especialistas que bregan por un cambio de paradigma y buscan promover el autocultivo con fines medicinales. Se trataron temas tales como el marco legal y judicial del cannabis, los aspectos científicos y médicos, el cultivo y la participación ciudadana en el acceso legal a la medicina y la autorregulación.
El sábado se desarrolló la jornada sobre cannabis medicinal “El camino hacia la soberanía, el derecho a la salud y a una vida de calidad”, organizada por la Fundación Justicia para Todos con el aval del Colegio Departamental de Abogados de Azul.
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La misma se concibió con el propósito de ofrecer información certera sobre el marco legal y judicial del cannabis, los aspectos científicos y médicos, el cultivo y la participación ciudadana en el acceso legal a la medicina con uso de cannabis y la autorregulación, pudiendo de este modo poder sacudir el estigma moral que se yergue sobre estas prácticas.
En un espacioso salón del Hotel Libertador, variados disertantes provenientes del ámbito del derecho y del área médica pusieron en discusión el tema, que genera variadas controversias en la sociedad y condena a la ilegalidad a muchas personas.
Especialistas como Victoria Baca Paunero, defensora oficial del departamento de Lomas de Zamora; Luis Osla, abogado y presidente del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica; Gabriela Basalo, abogada especialista en derecho público; Diego Araujo, defensor oficial del Foro Penal de Tandil; Valeria Salech, presidente de la ONG Mamá Cultiva; Carlos Magdalena, médico neurólogo del hospital Ricardo Gutiérrez de CABA; Pablo Mosley Pérez, cultivador solidario, y otros, expusieron ante un nutrido grupo de concurrentes los vacíos legales y las limitaciones que la legislación actual impone para regular el autocultivo con fines terapéuticos, y la utilización que la medicina hace del cannabis con el objeto de aliviar síntomas de diferentes patologías, como el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas.
¿Qué dice la ley sobre el cannabis medicinal?
La ley 27350 promueve la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados y tiene por objeto establecer un marco regulatorio para la investigación de su uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor. La legislación no contempla el cultivo, que siguen estando en una suerte de clandestinidad. “Lo que nos motivó a ir en busca de la ley, no se modificó. Seguimos estando en la ilegalidad”, dijo a un medio nacional Valeria Salech, una de las impulsoras de la ley. Se refería al artículo 8, que originalmente buscaba crear un registro de usuarios y familiares para “eximirlos” de la aplicación del artículo 5 de la Ley 23.737 (de Estupefacientes), que entre otras cosas, condena el cultivo. No se prevé una autorización del autocultivo, ni mucho menos un mecanismo de cobertura ante eventuales allanamientos de las fuerzas policiales. El Gobierno optó por apostar a una reglamentación más restrictiva, que acota la utilización del cannabis medicinal para pacientes que padecen epilepsia refractaria –cuyo tratamiento está autorizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)–, y crea el “Programa nacional para el estudio y la investigación del uso medicinal de la planta de cannabis, sus derivados y tratamientos no convencionales”, que aún no está en funcionamiento. Tampoco se halla reglamentado e implementado el registro de cultivadores, produciendo un vacío legal que fomenta la ilegalidad de un uso que cada vez tiene más adeptos y ratificaciones en el universo médico.
La Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) estableció un sistema de importación por vía de excepción en el que se tarda de uno a tres meses, tras una serie de trámites, conseguir pequeñas cantidades de frascos de aceite (tres a cinco) y cualquier adversidad vuelve a foja cero el trámite.
“Tenemos quienes pueden conseguir el aceite por la vía de excepción habilitada y están quienes caen en la compra en el mercado negro. Un mercado que proliferó muchísimo respecto del aceite, no hay forma de testear calidades, no hay forma de saber qué se vende. Hay excelentes cultivadores de buena fe, muchos que no venden, organizaciones que distribuyen, pero basta con entrar a las redes sociales y darse cuenta de que hay un mercado negro que se amplía”, afirmó Luis Osla.
Verde que te quiero verde
El letrado valoró que, por otro lado, están quienes quieren producir su propio remedio pero pesan con el estigma social, ya que la planta está asociada a la ilegalidad, el hippismo y la drogadicción.
“Un primer motivo para no defenestrar a la planta, es que a nivel salud funciona mejor la planta entera por la sinergia entre todos los cannabinoides. Existe el llamado ‘efecto séquito’, la planta entera funciona mejor que la extracción molecular. Entonces, si la planta es importante, el cultivador también”, razonó.
En este punto se pueden diferenciar 4 tipos de cultivadores. Aquel que autocultiva, en primer lugar. En segundo lugar, aparece la figura del cultivador solidaria, aquella persona que sin fines de lucro cultiva la planta para una persona que lo necesite, máxime teniendo en cuenta que muchos de los usuarios no pueden hacerlo ellos mismos, por una cuestión de edad, de patología o de tiempo.
Asimismo, existe también el cultivo colectivo (múltiples usuarios del cannabis que se unen para producirlo) y el cultivador docente, que es quien enseña.
“Es lógico que el cultivador sea el más perseguido porque es el que más le ha brindado al cannabis medicinal. Surge de las experiencias de ellos, son los que más se arriesgan y los que saben cómo cuidar a la planta para obtener el producto necesario”, observó.
Por tal caso, la ONG Mamá Cultiva, se constituyó como un sujeto jurídico para representar los intereses de un grupo de personas y generar un marco legal para el cultivo y uso del cannabis para la salud.
La realidad del usuario
La epilepsia infantil refractaria genera resistencia a los medicamentos y es una condición que genera un terrible desgaste en el cuerpo, ya que los pacientes afectados pueden convulsionar 150 veces por día. El cannabis las ha bajado a cero. “No es un milagro, no cura todo, cura algunas cosas y en otras alivia síntomas, pero una madre que logró frenar las convulsiones con cannabis, y que con el tiempo el chico se hace refractario a las cepas de cannabis, cuando vuelven las convulsiones debe cambiar de cepa. Si el paciente hace refractario al Charlotte (cepa que se importa), ¿cómo hace?”, cuestionó Osla.
Es importante señalar que la concomitancia del fallo Arriola, una sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina del 25 de agosto de 2009, por el cual la corte declaró la inconstitucionalidad del artículo 14 (segundo párrafo) de la Ley 23.737. Dicho pronunciamiento de la Suprema Corte reconoce la inconstitucionalidad en el castigo, a una persona adulta por la tenencia de marihuana para consumo personal en el ámbito privado. Vale hacer la salvedad de que los fallos de la Corte Suprema no son de aplicación obligatoria.
“Paradójicamente, el fallo Arriola y la ley de cannabis, generaron este relajamiento que hizo que mucha gente cultivase y trajo aparejado la multiplicación de los casos de detenciones por plantas. Es un efecto boomerang; algo que era bueno se volvió en contra y la Justicia empuja a los cultivadores a la ilegalidad”, sostuvo.
Y agregó que “para encarar una estrategia de usuarios medicinales lo primero que se necesita hacer es cambiar la cabeza y ver las cosas como son en la realidad”.
Estrategias de defensa
La doctora Gabriela Basalo habló acerca tenemos una ley de drogas que criminaliza diversas conductas relacionadas con el uso; la distribución a título gratuito, la extracción, el cultivo, existen muchos fallos que no cambian de hecho la criminalización que se produce
Tenemos una ley de cannabis que fue muy celebrada, vino a combatir el estigma que el prohibicionismo cimentó sobre los usuarios, vistos como delincuentes o adictos pero no como personas que ejercían un derecho constitucional a autodeterminarse.
Importarlo requiere dinero, porque se compra en dólares, y quienes no tienen esa posibilidad deben exigírselo a su cobertura social, que se niega en todos los casos. Para acceder a las sustancia se hace un amparo que permita la importación de la misma, por ejemplo. En otro orden de cosas, lo que les queda a muchas personas es apostar al autocultivo “esperando que pase algo”.
“Estuvo de moda el amparo para cultivos que no tienen mucha efectividad, la ley de drogas es de orden público y aunque cualquiera tenga un amparo para cultivar, eso no va a impedir que la policía allane el domicilio, se abra una causal penal y la persona sea procesada”, explicó.
Pero Basalo distinguió que el amparo previo para cultivo permite explicar algunas cosas o presentarse ante la Justicia como un usuario, con la acreditación del estado de salud.
“Siempre pedimos a las personas que declaren, que expliquen bien todo, que tengan un amparo previo, que antes de iniciar el cultivo acrediten el estado de salud que justifica el uso del cannabis y que tengan especial cuidado con los indicios que la policía o el poder judicial puedan llegar a tomar como signos de venta”, orientó.
En este sentido, el fallo Arriola modifica la noticia de delito y esto debería haber generado que las fuerzas policiales como los órganos judiciales exijan pruebas que permitan que indiciariamente permitan hablar de algún otro delito que no sea la tenencia para consumo.
“Siempre piensan que la persona vende y no que consume, como la legislación no estipula una cantidad mínima que establezca una diferencia entre comercio y consumo personal, algunos elementos como balanzas, arroceras, prensas y otros que utilizan los usuarios medicinales, podrían hacer presumir al juez que en ese lugar se comercia la sustancia”, detalló la especialista.
Derribar las limitaciones
Mauricio D’Alessandro, presidente de la Fundación Justicia para Todos, entidad propiciadora del encuentro, relató que “la realidad es que cuando esto empezó y escuché lo del cannabis medicinal, salí corriendo. Estoy en contra de cualquier consumo de droga y me asusté, pero me informé, vi los buenos efectos comprobables y después que es un derecho inalienable de cada ser humano a la salud. Limitarle eso a alguien me parecía una locura”.
Por este motivo, es que busca fomentar jornadas de este tipo, en las que se explica cuál es el camino legal dentro de las zonas grises de la ley para autocultivar y no incurrir en responsabilidades del tipo penal.
“Cuando se habla de plantas empieza a existir la posibilidad de un uso más allá del medicinal y nosotros en eso no estamos de acuerdo,nos parece que la ley tiene que ser precisa, la condición elemental para el autocultivo es que haya un paciente cercano con una necesidad muy especial y a partir de ahí hay que enseñar a autocultivar en la proporción que se necesita”, sentenció el también concejal de la ciudad de Tandil por el Bloque Integrar.
“Con este tipo de actividades es explicar y concientizar, esto impulsa lo que está demorado que es la reglamentación de la ley, promover e incentivar para que no se pueda tapar el sol con la mano, porque la falta de reglamentación de la ley es lo que motiva que una persona pueda caer en las figuras penales”, justificó.