Los egresados colmaron la Plaza Independencia para cantar sus himnos
Ayer, al caer la noche, decenas de estudiantes secundarios de distintos colegios de la ciudad se reunieron en la Plaza Independencia para participar del primer evento de este año, la competencia de los himnos. La propuesta fue organizada por la emisora Radio Mas, que estuvo a cargo de la conducción desde la Glorieta, convertida en un simpático escenario.
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Participaron las agrupaciones Zoidaemios de la Escuela Normal; Savatier del colegio Sagrada Familia; Wistecas del colegio San José; Keimagrakos de la Escuela Técnica 2; Walkimeicos de los colegios Nuestra Tierra e Instituto Martín Rodríguez; Umenintios de la Escuela Polivalente de Arte; Nikezontaikos de las secundaria 1 y 3; Noexairekos de los colegios Sábato y Estrella de Belén; Alayqueros de la Escuela Granja e Imaykendo’s de la Escuela de Comercio.
Pasadas las 18, las agrupaciones comenzaron a cruzar el centro de la ciudad. Ruidosas y coloridas, llamaron la atención de los comerciantes y de los tandilenses que aprovechaban las horas previas al fin de semana.
A medida que arribaban a la plaza, los jóvenes tomaban distintos lugares alrededor de la glorieta, donde los esperaba el jurado a cargo de elegir la mejor canción. A ellos se fueron sumando los padres, hermanos, abuelos y amigos que asistieron para disfrutar del espectáculo.
Gran producción
Las agrupaciones, todas con un buen número de participantes, lucieron sus buzos y remeras. Los más osados se maquillaron los rostros con brillos y colores vivos, mientras que otros se tiñeron algunas mechas que refulgían con las luces de las farolas.
Sobre la glorieta, los jóvenes vociferaron los himnos compuestos para el certamen, con letras que hacían referencia al final de un ciclo que los mantuvo unidos durante seis años, a la historia de sus escuelas y las tradiciones. Algunos ensayaron coreografías simples, con los brazos y manos, otros se acompañaron con el teclado o recurrieron a tambores y toc tocs o hicieron palmas.
Una a una fueron desfilando las agrupaciones por las escalinatas de piedra, para luego formarse frente al jurado, mientras eran vivadas por una multitud. El frío del otoño no amedrentó a los estudiantes del secundario, que saltaban y gritaban en cada intervalo. En tanto, aguardaban conocer a los ganadores en una fiesta programada para anoche.
De este modo, con alegría y creatividad, los jóvenes de la ciudad difundieron sus valores y canalizaron en una canción todo lo que les pasa algunos meses antes de terminar la secundaria, en tiempos de definiciones sobre su futuro.
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