Miles de fieles acompañaron la tradicional Procesión del Santo Entierro conmemorando la pasión y muerte de Cristo en la cruz
La corona de espinas, los clavos y la esponja con vinagre. Jesús, María Magdalena, la Virgen María y San Juan. La tradicional procesión del Viernes Santo fue nuevamente masiva y desarrolló el clásico recorrido que va desde el Monte Calvario hasta la parroquia del Santísimo Sacramento en una tarde templada y con el sol brillando.
Recibí las noticias en tu email
La formación principal estuvo compuesta por los párrocos de las distintas iglesias de la ciudad y funcionarios locales entre los que se destacó la presencia del intendente Miguel Angel Lunghi. Lo acompañaron el director de Turismo Alejandro Bonadeo, el concejal Luis Labaroní, el secretario de Legales Andrés Curcio y el presidente del Concejo Deliberante Juan Pablo Frolik, entre otros. Asimismo se enfilaron los comisarios de las distintas seccionales policiales locales y autoridades militares. Finalmente, cargando en andas las imágenes de vírgenes y santos, estaban alumnos y referentes de distintas instituciones religiosas.
A las 17.30 descubrieron el Cristo yacente e inmediatamente, por el instante que se mantuvo la imagen sin elevarse, muchos de las creyentes que aguardaban para iniciar la peregrinación se acercaron a tocarlo, haciendo la señal de la cruz y entregándole sus plegarias.
“Venimos todos los años porque es realmente emocionante”, contó Azucena nacida y criada en esta ciudad, mientras sostenía de la mano a su hermana Esther. Juntas comparten el recorrido hace más de 35 años y piensan seguir haciéndolo mientras puedan. Por su parte, María Inés reveló con emoción que vive el encuentro “con todo el corazón”. “Si después de esta vivencia no te convertís, no lo haces más”, indicó.
Replicando palabras del papa Francisco, dieron la bienvenida a los peregrinos de todos lados y los invitaron a vivir plenamente el momento. “Que su visita les permita unirse más a Jesús y así contagien a su comunidad”, se oyó a través de los parlantes, a continuación elevaron un pedido de “ánimo, fortaleza y amor” al Espíritu Santo.
La marcha
Con un canto religioso alegre la congregación dio los primeros pasos desde avenida Rivadavia y España hacia la parroquia del Santísimo Sacramento. La concurrencia fue considerable, pero se amplió aún más con el correr de las cuadras, ya que aquellos que aguardaban en las puertas de sus domicilios o esquinas de paso se sumaron al encuentro. Otros eligieron acompañar desde sus balcones o ventanas.
Locales y turistas se acercaron especialmente para vivir en carne propia lo que fue la representación del sepulcro de Jesús. Familias con niños pequeños, algunos adolescentes y muchos adultos se encolumnaron detrás de las imágenes santas para caminar unidos. Una pareja de adultos mayores, tomados de la mano y con brillo en los ojos, contaron que hace 43 años que viajan desde Mar del Plata a pasar la Semana Santa en Tandil. “No podemos faltar a la procesión ni al Vía Crucis de la Familia, nos llena de emoción”.
Pidiendo al Espíritu Santo que se haga presente e invitando a los creyentes a entregar los pesares propios para vivir el dolor de Jesucristo, la marcha avanzaba a tranco lento y sereno.
En una de las oraciones también recordaron a Benedicto XVI, quien había declarado durante su papado que “el mundo necesita de Dios para poder vivir en comunidad como hermanos”. A continuación rezaron el padrenuestro por primera vez.
Las calles iban pasando y las voces en alto anunciaban que se trataba de un tiempo que merecía ser vivido desde la interioridad. Un dron peritó desde lo alto todo el trayecto. Los fieles fueron incentivados a revisar la actitud de cada uno para con Dios y sus pares, reflexionando acerca de cómo son con respecto a la sociedad que los rodea. “Señor ayúdanos a llevar nuestra cruz interior”, resonó la oración.
Mientras cantaban “Jesús de las siete palabras y un grito” el frente de la peregrinación se iba acercando a la calle Chacabuco. “Perdónalos Padre, no saben lo que hacen”, continuó la canción.
El tramo por esa calle continuó con la misma tranquilidad e introspección que pasos atrás, con los parlantes emitiendo un mensaje referencial: “Hay que aprender a ver a Jesucristo en el rostro de los demás, sabiendo discernir su voz de la de las demás”.
Los Santos y las intenciones
A lo largo de la procesión, no solamente se elevaron rezos al Santísimo, sino que también se replicaron en muchas ocasiones las palabras del papa Francisco. Además, se destacó la importancia de los Santos que acompañaron el desfile de Cristo yacente antes de su sepulcro.
María, nombrada como la que sabe transformar una cueva de animales en cuna del Señor, destacada como reivindicadora de la imagen femenina en la Iglesia. Acompañando a “la Dolorosa”, rezaron el avemaría, dejando en sus manos las intenciones por los niños sin techo, los enfermos, las familias que no tienen trabajo digno, por “el crimen del aborto”, por los privados de la libertad, los inmigrantes, la “violencia de nuestra patria” y por las mujeres que sufren el maltrato.
Además, durante el recorrido también se oró por aquellos que están siendo azotados por las inundaciones en nuestro país. Además, con mucho hincapié en el cuidado del medio ambiente, pidieron por las malas explotaciones de la madre tierra, la elección de una forma de vida que cuide, conserve y proteja la naturaleza.
Al referirse a María Magdalena, sugirieron imitarla en su arrepentimiento y amor a Cristo. Cantaron luego “no hay mayor amor que dar la vida”.
Por otra parte, recordaron a San Juan el evangelista como el discípulo más amado por Jesús, más allá de ser el único en estar presente en el calvario y ser encomendado a cuidar a María.
Los beatos argentinos también presentes
En la ceremonia no faltó el reconocimiento hacia los cristianos de nuestro país que se destacaron en la religión.
El primero fue Ceferino de Namuncurá y su legado de fortaleza, generosidad y alegría. El joven salesiano de orígenes mapuche fue el primer beato varón argentino. “Su vida es una invitación a reflexionar, un Santo bien nuestro al que le pedimos que interceda por nosotros”, dijeron.
Al hablar de la beata santiagueña María Antonia de San José, más conocida como Mama Antula, la recordaron como discípula de la fe, peregrina física y espiritual sobre todo del norte de nuestro país.
Por su parte monseñor Romero, que fue asesinado por un francotirador que disparó directo al corazón, también fue invocado por su célebre prédica en defensa de los derechos humanos, en su nombre emitieron las estrofas de “letanía de los Santos”.
La mención al cura Brochero, el “cura gaucho, con olor a ovejas”, no pudo faltar en este acontecimiento y en su nombre todos los feligreses rezaron en alto y juntos un Gloria.
El pueblo testigo
Al cabo de una hora de iniciada la peregrinación, los fieles fueron llegando a la Plaza Independencia donde muchos más fieles aguardaban la llegada del Cristo. “Somos un nuevo pueblo, los que del amor vinimos”, cantó la gente, “hemos sido salvados por el Dios de la vida”.
Allí el padre Marcos Picaroni emitió unas palabras alusivas luego de que acercaran las imágenes y símbolos santos al frente de la parroquia.
“La procesión que hemos realizado ha sido un camino de gracia que Dios nos ha concedido, al visitar los lugares sagrados que conmemoran los acontecimientos de la pasión, muerte y resurrección del Señor y al caminar junto a la imagen de Cristo yacente sentimos un impulso de renovación espiritual”, comenzó. Invitando a todos para que al regresar a sus casas se comprometan a vivir la vocación cristiana en la vida ordinaria. “Es allí donde estamos llamados a ser testigos de que nos hemos convertido en el pueblo de Dios, consagrado para proclamar las hazañas del que nos ha llamado a salir de las tinieblas a la luz”.
Por último agradeció al Municipio por toda la colaboración brindada para la realización del acto y a todos los chicos, jóvenes y grandes que han participado con su silencio, canto y oración.
A continuación sacerdotes y diáconos impartieron la bendición. Cabe destacar que el templo permaneció abierto para los que querían continuar su meditación de Viernes Santo. Además, el párroco invitó a los presentes a acercarse al Museo de Arte religioso donde días atrás se inauguró una muestra referida al aniversario número 75 del Monte Calvario.
Al finalizar el acto, los fieles se acercaron a las imágenes santas en agradecimiento y demostración de fe.
Este contenido no está abierto a comentarios