Roberto Guadagna consideró que la actualización de los indicadores del PDT favorece el desarrollo urbano
El secretario de Planeamiento y Obras Públicas afirmó que una planificación urbana que tienda a la compacidad y densificación torna más factible el desarrollo de los sistemas de infraestructura esenciales. Puso el foco en los costosos trabajos de asfalto y repavimentación, cuya demanda por parte de la ciudadanía es creciente. Descartó que exista un uso indiscriminado de las vías de excepción para habilitar construcciones en lugares no permitidos.
El arquitecto Roberto Guadagna, titular de la Secretaría de Planeamiento y Obras Públicas de Tandil, concedió una entrevista al ciclo televisivo y radial La ciudad (ECO TV y 104.1 Tandil FM) para desglosar un sintético panorama de la actual situación de la obra pública en la ciudad, siempre castigada por los avatares de una coyuntura macroeconómica que marca el pulso de sus avances y retrocesos.
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Los proyectos de urbanización que comenzaron a trabajarse a partir de presupuestos nacionales – los convenios del barrio La Movediza y Barrio Parque La Movediza y El Tropezón- están actualmente en marcha pero registraron un ritmo de trabajo mucho menor por el vaivén de la economía y el efecto devaluatorio. “Cuesta retomar el ritmo por la precedencia de las obras, qué se hace primero, qué después. Están en marcha nuevas licitaciones además de la adenda del convenio inicial, que habilita al Municipio a financiar hasta 50 millones de pesos para terminar las obras en el transcurso del año”, explicó el funcionario.
Como este Diario informó oportunamente, el intendente Miguel Lunghi confirmó que el Municipio aportará 50 millones extras para concluir las tareas de urbanización, financiamiento que fue incorporado al proyecto de presupuesto 2019 aprobado por el al Concejo Deliberante, destinado a absorber el desfasaje producido por el contexto inflacionario.
El camino del progreso
El asfalto es una deuda pendiente en muchos sectores de la ciudad, que ha crecido exponencialmente durante los últimos años y ha obligado a rediseñar los parámetros de planificación urbana. Desde 2016 los programas de financiamiento de pavimento por parte de los tres niveles del Estado han sido recursos no reembolsables, por ese motivo el jefe comunal decidió no cobrarle a los vecinos los fondos que no tenía que devolver a los estratos nacionales o provinciales.
Otro fondo empleado para financiar este tipo de obras es el de Inversión Vial, alícuota de la tasa retributiva de servicios que paga toda la ciudad.”En el escenario actual los actual los frentistas pagan el 10 por ciento de ese pavimento y el resto lo pagan todos los vecinos. También es posible optar por la pavimentación bajo costo cubierto, mientras haya consenso entre todos los frentistas y lo puedan pagar”, expuso Guadagna.
Muchas de las quejas elevadas por los ciudadanos corresponden a reclamos por la pavimentación de calles y el desconcierto acerca de por qué se eligen determinadas vías de circulación y no otras. Además del problema presupuestario, que impide responder a la totalidad de las demandas existentes en torno a la problemática, el secretario de Planeamiento observó que las tareas de pavimentación están ligadas a parámetros de toma de decisiones orientados a ordenar la estructura para la movilidad urbana y no solamente al problema poblacional.
Un claro ejemplo de esta concepción del trazado urbano es la calle Larrea, que si bien no tiene frentistas, es una vía de flujo vehicular importante. Según las declaraciones del especialista, dentro de la misma categoría se inscribe la calle Suárez García, cuya pavimentación sería deseable porque ordena la estructura urbana en el borde sudoeste de la ciudad, conectando Juan B. Justo con la parte posterior de La Movediza, Cerro Leones y el Parque Industrial. “El pavimento va a asociado a esa idea de progreso que es insoslayable”, defendió.
En este sentido, indicó que pavimentar una cuadra cuesta 1.700.000 pesos, cifra que genera un impacto presupuestario muy alto. “En función de la cantidad de calles de tierra se solicita el pavimento, más la emergencia de la repavimentación, se torna inviable desarrollar mayor cantidad de cuadras pavimentada por los costos. La obra pública está fuertemente dolarizada, entonces tender a la compacidad y densificación también torna más factible el desarrollo de los sistemas de infraestructura considerados esenciales”, argumentó.
Por otro lado, efectuó la aclaración de que hay calles que tienen poco flujo de tránsito y baja densidad poblacional pero por el barrido que hace el agua -consecuencia de la topografía del terreno- el asfalto es prioridad para evitar inconvenientes mayores durante las precipitaciones.
Desarrollo urbano sostenible
Desde su asunción en 2015, Guadagna manifestó su idea de modificar el PDT para frenar la expansión del ejido urbano hacia sus límites y “democratizar” el presupuesto en el acceso a los servicios.
Para densificar determinadas zonas y acercar los servicios públicos es que el PDT se actualiza permanentemente. “Se han incorporado distintas miradas, por ejemplo, el modo en el que se cuenta la capacidad en personas que tiene un terreno. Siempre se ha contado de a dos por cada dormitorio, eso tiene una variación a partir del segundo dormitorio y entonces caben más personas con los indicadores actuales en un mismo terreno”, precisó. Según el entrevistado, en estos casos se mantienen los indicadores y el cambio se origina en el modo de contar la capacidad en personas que posee un terreno, lo que posibilita el desarrollo de Villa Aguirre y de Villa Italia al norte de Pujol, áreas de desarrollo que están servidas con las infraestructuras centrales.
El principio de densificación se ha visto favorecido, también, por cuestiones de carácter administrativo contenidas en el Código de Edificación. De modo paralelo, en las áreas denominadas “subcentro corredor”, que corresponden a los frentes de las avenidas, se han variado los indicadores urbanos y de altura con el fin de habilitar ciertos tipos de construcciones edilicias. Esta es la razón por la que emergen edificios en las avenidas Avellaneda y Brasil, que se asimilan a un modelo de barrio en proceso de consolidación, distinto al de los barrios residenciales.
Dentro de esta línea de planeamiento urbano sostenible aparece el concepto de compacidad antes mencionado, que se define como la relación entre el volumen total edificado y la superficie de suelo total en una determinada área urbana. Es una aproximación a la idea de densidad edificatoria o también de eficiencia edificatoria en relación al consumo de suelo, una noción fundamental cuando se producen crecimientos demográficos y hay que responder a las necesidades de la población en términos de obra pública y servicios urbanos.
El funcionario sostuvo, además, en relación a las modificaciones del PDT, que no cree que las excepciones otorgadas para la construcción por fuera de lo que indica el plan, sean -paradójicamente- la norma. “El modelo de excepción es el que otorga estas vías a través del Poder Legislativo, un funcionario o el Intendente no pueden hacerlo, podemos aplicar la norma pero si no existe tiene que dictarla el Concejo. En algunos casos la excepción es real y necesaria, pero en otros se quieren forzar las situaciones”, y remarcó que la serranía tan característica de Tandil debe defenderse para la posteridad, a pesar del feroz avance inmobiliario que se quiere hacer sobre ellas.
La paralización de las obras de asfalto en Avellaneda
El arquitecto Luciano Lafosse, subsecretario del área, le informó a El Eco de Tandil que en el día de hoy se retomarán las tareas correspondientes a la repavimentación y construcción de un distribuidor central en el segmento de la avenida delimitado por las calles Paz y Rodríguez, obra que se interrumpió el 22 de diciembre último, previo a las fiestas de fin de año y una sucesión de feriados y días no laborables, que dificultaron el normal trabajo de los operarios.
La obra no se paralizó en términos administrativos pese al pedido de la firma encargada de realizar los trabajos, razón por la cual el Ejecutivo no concedió una extensión en los plazos de obra. No obstante, se decidió no continuar con las tareas en el periodo que pasó porque el avance del plan de obra exigía el corte del tránsito, lo que a criterio de los responsables habría generado un perjuicio para la ciudadanía en esas fechas.
“Como el ritmo de obra era bastante bajo, se optó por ralentizaron los trabajos de cateo. Recibimos la preocupación de los vecinos, pero tener una calle cortada con escaso ritmo de obra genera más conflictos que los que podía llegar a generar el cantero central con el trabajo de zanjeo, que estaba señalizado. Una de las calles más importantes de Tandil cortada durante todo este tiempo hubiera sido crítico”, esgrimió.
De acuerdo a lo exhibido por el referente del área, hasta ahora se hizo el zanjeo y remoción de la parte central del pavimento para el cantero, y el paso posterior -que se retomará hoy- es la reclamación. Este proceso se ejecuta con una máquina, que la empresa adjudicada debió trasladar desde Mar del Plata, y sirve para levantar, moler y mezclar la carpeta y parte del suelo-base. El plazo de obra estipulado es de 270 días y las tareas se iniciaron a comienzos de diciembre, pero desde el Municipio estiman que los trabajos finalizarán antes de lo previsto.