Tandilenses se sumaron a la marcha de la marihuana y unieron los reclamos en uno solo: “liberar la planta”
Embanderando el pedido por la despenalización del cultivo de cannabis, cientos de ciudadanos se unieron a la lucha de los usuarios del aceite medicinal. Además, pidieron por la puesta en marcha de la ley que regula la investigación médica y científica. Un grito desde el dolor y por la salud de los que encontraron una esperanza en las virtudes de la planta.
Hace 19 años que en todas partes de mundo marchan en pos de la legalización de la marihuana, principalmente para usos medicinales. Ayer, Tandil reflejó, una vez más y con mayor fuerza, la necesidad de cientos de usuarios que recurren a las bondades del aceite de cannabis para tratar sus síntomas.
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Con una convocatoria que superó a la del año pasado, los integrantes de Cannabis Medicinal Tandil convocaron a una serie de actividades que se iniciaron a la mañana y terminaron al anochecer, en la Plaza Independencia, en el marco del Día Mundial de la Marihuana. La intención fue nuevamente visibilizar la necesidad de que se despenalice el cultivo de la planta de cannabis y se acelere la puesta en práctica de la Ley 27.350, que regula la investigación médica y científica del uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados.
Cientos de jóvenes, adultos y niños, tanto de esta ciudad como los que se acercaron desde Juárez, participaron de las diferentes actividades propuestas desde la organización, alzando al marchar sus carteles por una lucha que es cada vez más fuerte y está impulsada desde el dolor y para mejorar la salud.
Tanto la Subcomisión de “Mujeres y Cannabis”, como la “Manuel Belgrano”, que forman la ONG local, se abocaron desde las 10 a la agenda diagramada por la fecha. Así, realizaron la charla informativa de cada primer sábado de mes, en el Centro Cultural Universitario, para dirigirse luego a la Plaza del Centro, donde instalaron una carpa para que toda la sociedad pueda acercarse y despejar sus dudas, charlando con los organizadores y llevándose folletos.
Además, desde las 11, la música con bandas locales de todo tipo teloneó un encuentro que unió a personas de todas las edades en una misma causa. Grupos en ronda compartiendo un mate, familias aprovechando los juegos para niños, parejas e individuos convergieron en apoyo a la iniciativa que fue declarada de interés municipal por el intendente Miguel Lunghi y de interés social y saludable por el Concejo Deliberante.
Por el autocultivo
Tal como resumió la titular de Cannabis Medicinal Tandil, Ana María Fazekas, fueron varios reclamos que se unieron en uno solo: “liberar la planta”. “Ya basta, sabemos que el autocultivo existe, que el cannabis funciona, así que necesitamos que se regule de una vez por todas”, enfatizó.
Aunque consideró que la regulación no llegará para el año que viene, insistió con la fuerza en la lucha para que cada ciudad sea un bastión de reclamo, porque debe hacerse presión desde abajo hacia arriba. “Sí o sí la planta se tiene que liberar, es ridículo como toda penalización”, manifestó y destacó que la “diversidad es lo que une al cannabis”, señaló.
Por otro lado, también estuvo presente Pedro Ardiles, que a sus 80 años está al frente de la subcomisión “Manuel Belgrano” de Cannabis Medicinal Tandil, el grupo de hombres que surgió para acompañar a todas las mujeres que llevan adelante la ONG. “Los maridos nos juntamos y decidimos ponerle el pecho a esta lucha”, explicó.
Él llegó al grupo a raíz de su hija, que es usuaria del aceite hace aproximadamente un año y medio para tratar sus problemas neurológicos. “Aprendí montones de cosas a la fuerza, porque la medicina común no daba resultados, pero desde que empezó con el aceite mejoró en un ciento por ciento”, esperanzó. Gracias a esta mejora, ella pudo empezar a hacer artesanías que antes su enfermedad no se lo permitía.
En este día de celebración se mostró muy agradecido con la gente de Tandil por acercarse a acompañar, con el deseo de que cada vez sean más los que se sumen al movimiento y que todas las personas puedan ser más justas al pensar.
Ilegalidad y robos
Con respecto a la legalización del autocultivo, Ana Fazekas destacó la importancia de que una persona pueda tener su propia planta y hacer su propia medicina sin ser criminalizada por eso, ya que hay muchos que no se animan a implementarlo para no correr riesgos.
Asimismo, reveló que hay una cuestión que está resultando muy angustiante para todos los que forman el movimiento cannábico en la ciudad y tiene que ver con el indiscriminado robo de las plantas. Tal como vienen mencionando desde el año pasado, el gran problema no es la policía, sino los ladrones. “Hay gente que está cultivando para ella misma o para algún ser querido y está expuesto a los cogolleros, que sin la menor consideración de que esa persona lo necesita para el cuidado de su salud, se la arrancan”, contó.
Así es que los enfermos que recurren al aceite de marihuana para el tratamiento de su dolencia, no solamente tienen en contra la ilegalidad de su bienestar, sino que además deben enfrentarse a los robos de su producción.
Como siempre dicen desde la organización y se ha convertido prácticamente en un lema: “el cannabis es ilegal, pero lo legitima el dolor”, que no distingue condición social, política, económica ni educativa, ya que es como la muerte que empareja a todos.
Según aseveró Fazekas, Tandil es un lugar muy diferente al resto de las ciudades, ya que el movimiento cuenta con el apoyo del Municipio, el Sistema Integrado de Salud, la Casa de la Cultura, el Concejo Deliberante, la Universidad Nacional del Centro con todas sus facultades y la Secretaría de Extensión, el Colegio de Abogados de Azul, entre otras entidades.
La esperanza en una planta
Por otro lado, al referirse a la Ley de investigación médica y científica 27.350 que regula el uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados, indicó que si bien tiene muchas fallas, también presenta cosas buenas. Por ejemplo, el hecho de que se haya habilitado al INTA y al Conicet para investigar.
“Este es un momento para apresurar a los que tienen en sus manos las decisiones, que de una vez por todas se implemente lo que dice la reglamentación y se corrija lo que está mal regulado”, estipuló.
Un niño al frente
Un dato relevante de esta movilización es que estuvo encabezada por el mismo niño que el año pasado, de la mano de su padre, cargaba un mensaje pidiendo “No más presos por plantar”. En 2018 este pequeño pidió encarecidamente que le den una “plantita” para poder curar a su hermano, mientras que en esta ocasión recomendaba a todos los que se acercaban a la carpa informativa a que cultiven su propia planta de cannabis, luego de ver en su familia los buenos resultados. “La marihuana le hace bien a mi hermanito”, compartía con todos orgullosamente.
En esta nueva marcha, en el cartel alzado a su altura, se podía leer: “Yo cultivo mi medicina”, haciendo propia la lucha de su consanguíneo por defender eso que le hace tan bien.