Una enfermera del Hospital denunció que viven asediados por los robos y exigió seguridad
Una enfermera del área de maternidad del Hospital Ramón Santamarina denunció el robo de su moto y aprovechó para ventilar los múltiples ilícitos que viven día a día en la institución debido a la falta de control, seguridad y falla de las cámaras. Confió que se sienten completamente desprotegidos y exigió que los cuiden un poco.
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Mabel Sandra Meilán contó que los robos comenzaron hace varios meses y que de hecho todo el año pasado hubo sustracciones de mochilas, billeteras, celulares, motos y bicicletas prácticamente todos los días.
“Lo que pasa es que ahora no tenemos seguridad, solo hay un Policía Local en la garita de adelante de la guardia, pero si él está adelante no puede estar atrás, en la sala, en los laterales, no sabe quién entra y quién sale. Había seguridad privada, siempre hubo, de repente no sé por qué pero se sacó”, explicó.
Además, el policía tiene funciones que no deberían corresponderle como abrir y cerrar los diferentes portones, entonces “es tierra de nadie”.
Los robos
“Más de una vez se olvidan de cerrar los portones a la noche, porque yo he bajado a las 3 y les he dicho que los portones están abiertos”, afirmó.
En cuanto a los robos recientes, detalló que se dan tanto en el estacionamiento, como en el interior de las salas, habitaciones y distintos espacios internos del nosocomio local.
“Por ejemplo en mi sala de maternidad le robaron a una partera de adentro de la habitación del dormitorio la mochila completa con celular con todas sus pertenencias. A una médica residente de la secretaría le robaron la mochila. Hace tres días a un familiar de una paciente nuestra le robaron la billetera y el celular de la mochila de la sala de espera. Esto sucede todos los días”, advirtió.
Y agregó que “en el segundo piso se robaron mochila, billeteras, celulares, en el Hospital de Niños igual. Motos con alarma se han robado de la playa de estacionamiento. De los 17 años que hace que trabajo en el Hospital nunca ha pasado algo así”.
Las cámaras
Respecto al robo de su moto, contó que el martes a las 14 ingresó a trabajar, dejó la moto en el estacionamiento del Hospital con doble candado y traba volante.
A las 22 cuando salió, la moto ya no estaba. Fue a hacer la denuncia en el comisaría Segunda y regresó al centro asistencial para pedir ver las cámaras de seguridad.
Llamaron a la única persona encargada de eso y dijo que no podía ir sin autorización, así que el día siguiente a las 7 volvió al Hospital y habló con el director administrativo de la institución, Carlos Riccomagno.
“Me dijo que las cámaras tardan 48 horas en mostrarse, entonces me puse mal y le dije que si se roban un chico no podemos esperar 48 horas. Entonces me dijo que las motos no deberían guardarse dentro del estacionamiento del Hospital, ni los autos tampoco porque ya había hecho papeles donde dice que no se puede estacionar más ahí. No sé por qué no me dio una explicación. Yo le dije que más allá de cuestionarme el haber estacionado mi moto ahí, si me podía mostrar las cámaras para ver quién robo la moto”, relató.
Si bien aseguró que Riccomagno la atendió de forma muy correcta, le dio muchas vueltas para mostrarle las cámaras.
“Yo sé que es solo una moto pero la saqué en 30 cuotas y debo 20, es mi herramienta de trabajo vivo a 7 kilómetros del trabajo. A las 13 me fui sin resultados, me fui a mi casa y a las 15 me llamó el que se encarga de las cámaras, así que tuve que volver otra vez al Hospital”, contó.
Indicó que estuvieron “mucho tiempo porque son cámaras viejas aparentemente, el horario está atrasado una hora, ellos solo las entienden, el horario en el que yo entré no coincidía. En esa cámara no se alcanza a ver el lugar donde dejé la moto, que es justo debajo, entonces le pedí ver la cámara ubicada en Uriburu porque se la tuvo que llevar por ahí, y me informó que esa cámara no funciona”.
Meilán se sorprendió porque justamente esa cámara que no funciona es la que filma la entrada al subsuelo y a todas las dependencias del Hospital, se entra a cardiología, a la parte de atrás del laboratorio, y a todas partes.
“Me dijo ‘lo que pasa es que en una tormenta grande que hubo se rompió y no anduvo más’”, señaló.
Robos que
no cesan
Cuando regresó esa noche de hacer la denuncia a la medianoche, se encontró con que le acababan de robar la mochila al mucamo que había entrado a las 22. “La dejó, se fue a cambiar y se la robaron de su lugar de estar en el subsuelo. Todos los días nos roban. Muchas de mis compañeras dejan la moto en algún lugar que la vean desde el primer piso mientras atienden a los pacientes, así estamos trabajando”, lamentó.
“A un compañero le robaron una bicicleta de carrera. Se vio en la cámara el ladrón y no pasó nada. Se robaron el handy de los camilleros. Fue un menor que se vio en las cámaras, pero era inimputable”, afirmó.
Y contó que “en maternidad me golpean la puerta a las 2.30 dos parejas que querían ver a una familiar que había tenido un bebé, les expliqué que no era horario de visita pero entraron como si nada, nadie les preguntó nada”.
“Que entre cualquiera a las 2 de la mañana a maternidad es grave, nunca pasó nada porque estamos pendientes, las responsables somos nosotras. Pero entramos en la sala de partos y afuera no queda nadie, no hay una cámara, no hay seguridad”, lamentó.
Y afirmó que en el 80 por ciento de las salas han robado algo.
“Necesitamos que arreglen la cámara y que sea un sistema abierto que ni bien se roba algo que se pueda ver la filmación. Quiero que haya mucha más seguridad en el Hospital, que nos cuiden un poco. Nos sentimos desprotegidos”, finalizó.
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