Cataluña, convulsionada
Después de años de pacíficas y escenificadas movilizaciones, la violencia prendió esta semana en parte del movimiento independentista catalán, fruto de la frustración por la parálisis de su proyecto y de la indignación por la condena a sus líderes.
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Desde 2012, el separatismo se había vanagloriado del carácter festivo de sus movilizaciones: enormes y coloridas marchas de cientos de miles de personas, perfectamente coreografiadas, en un ambiente amable y familiar. “La revolución de las sonrisas”, se decían.
El fracaso del intento de secesión de 2017 comenzó a agriar algunos sectores. “Las sonrisas se han terminado”, cantaban al unísono en protestas anteriores.
Con la condena a prisión de nueve líderes separatistas, la situación se encendió, dando lugar a tres días consecutivos con violencia en la región.
Los más conflictivos suelen ser jóvenes, algunos sin apenas experiencia, que se mueven entre grupos de amigos con una actitud provocadora y de cierta frivolidad ante la policía. AFP-NA