Debaten en Chile la forma de frenar la violencia escolar
Bombas incendiarias, agresiones a profesores y a la policía, disturbios públicos. El proyecto del Gobierno chileno de promulgar una ley para reprimir con mano dura la violencia en los centros educativos está levantando ampollas en el país que todavía tiene fresco el recuerdo de los métodos de la dictadura.
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La difusión el jueves de un video en el que un grupo de jóvenes del centro de educación público Instituto Nacional Barros Arana (INBA) agrede a un policía tendido en el suelo -hecho ocurrido el 2 de octubre-, ha inflamado los ánimos de los partidarios del proyecto de ley del gobierno “Aula Segura”, que da poder a los directores para expulsar inmediatamente a los estudiantes violentos.
“Son delincuentes, no son estudiantes”, dijo ayer desde Bélgica el presidente Sebastián Piñera.
“No podemos permitir que un puñado de cobardes y delincuentes atenten contra el derecho” de la comunidad “a estudiar en paz y con seguridad”, agregó.
El alcalde de Santiago, el conservador Felipe Alessandri, quien difundió el video de la agresión al Carabinero (policía chileno) el jueves en su cuenta Twitter alimentando el debate, se reunió este viernes con la ministra de Educación, Marcela Cubillos, y otros alcaldes de varias comunas de la capital chilena. En el encuentro, pidió “una herramienta eficaz para poder sacar a estos alumnos (violentos)”, y enfocarse “en el aula y todas las cosas positivas que tiene la educación pública”.
En las últimas semanas se han registrado varios actos de violencia en centros educativos públicos de Santiago. En septiembre, un grupo de encapuchados con overoles (buzos) blancos rociaron con gasolina a varios profesores y al rector del Instituto Nacional, un centro emblemático de la ciudad.
Pero la violencia del 2 de octubre, cuando un grupo de jóvenes protagonizó enfrentamientos contra las fuerzas antidisturbios, tras interrumpir el tránsito y lanzar bombas incendiarias al interior del INBA, ha puesto en guardia a las autoridades.
Los Carabineros detuvieron en esa ocasión a seis estudiantes de entre 14 y 16 años, a los que incautaron overoles blancos con capucha -nuevo uniforme de los violentos- y bombas molotov. Según la prensa local, algunos de los detenidos han sido reubicados en otros centros.
En un país donde los estudiantes han marcado la agenda de los últimos gobiernos con sus reivindicaciones de educación gratuita, o últimamente defendiendo causas como la igualdad de género y de oportunidades y contra el acoso sexual de docentes, las acciones de estos grupos de adolescentes ha sorprendido por su virulencia.
Mientras las autoridades los tildan de “delincuentes”, otros consideran que son estudiantes “antisistema”, muy politizados.
“Existe un profundo malestar con el sistema social y económico, con el modelo educativo y pedagógico”, explica a la AFP el académico de la Universidad de Santiago Jaime Retamal, investigador en clima, violencia y convivencia escolar. AFP-NA
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