En Bruselas, Theresa May afronta la recta final de la negociación del Brexit
La primera ministra británica, en plena batalla para que se apruebe el acuerdo de divorcio con la Unión Europea (UE), viajó ayer a Bruselas para la recta final negociadora, a unos cuatro meses del Brexit.
Hacia las 17H30 (16H30 GMT), May posó ante la prensa en el Berlaymont, sede de la Comisión Europea, junto a su presidente Jean-Claude Juncker antes de abordar la futura relación posbrexit durante un “té vespertino”, en palabras del portavoz del ejecutivo europeo.
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Antes de viajar a Bruselas, la premier dijo indicó ante su parlamento que un voto negativo a un acuerdo sobre el Brexit podría implicar un divorcio con “más incertidumbre, más división” o que Reino Unido permaneciera finalmente en la UE, junto a sus 27 socios.
Theresa May lanzó así un aviso al sector euroescéptico de su Partido Conservador, que expresó su consternación al descubrir el pasado miércoles la solución hallada entre Londres y Bruselas en el acuerdo de divorcio para evitar una frontera en la isla de Irlanda.
El proyecto de Tratado de Retirada, que encontró en los últimos días un nuevo escollo con las demandas españolas sobre Gibraltar, será “aprobado a pesar de lo que se dice”, estimó en la mañana la ministra británica de Trabajo, Amber Rudd.
¿Qué relación?
La reunión entre May y Juncker está sobre todo consagrada a la declaración política que debe fijar la futura relación a ambos lados del Canal de la Mancha, un documento de unas 20 páginas en discusión y que, de cerrarse, pondrá fin a 17 meses de negociaciones.
Este documento, no vinculante, acompañará el acuerdo de separación entre la UE y Reino Unido tras más de cuatro décadas de membresía y sentará las grandes líneas de un eventual acuerdo de libre comercio que ambas partes empezarán a negociar tras el Brexit.
Aunque la UE quiere “una ausencia de derechos de aduana y de cuotas para bienes” con Reino Unido, varios países europeos reiteran que esto no equivale a un escenario como el actual de libre circulación de bienes, como querría el gobierno británico.
La retirada de los británicos está prevista el 29 de marzo a las 23H00 GMT (la medianoche en Bruselas). Sin embargo, la ruptura definitiva tendría lugar al término de un período de transición previsto inicialmente hasta el 31 de diciembre de 2020.
Durante este período, en el que Reino Unido seguirá tanto en la unión aduanera como el mercado único europeo y respetará las reglas de la UE sin tener derecho a voz ni voto, Londres y Bruselas deberán cerrar su futuro acuerdo comercial, político y de seguridad.
Una de las incógnitas todavía por despejar es hasta qué fecha podrá prorrogarse este período transitorio. El negociador europeo, Michel Barnier, se mostró abierto a la posibilidad de extenderlo hasta dos años más, según fuentes europeas.
Otra de las cuestiones abiertas, que deberá plasmar la declaración política sobre la futura relación, es cómo intentar garantizar el acceso de la flota pesquera europea a las aguas territoriales de Reino Unido al término del período de transición.
La familia de Reino Unido
Tras solucionar la cuestión irlandesa, con la creación de un “territorio aduanero único” entre Reino Unido y la UE en caso de que no se logre una solución mejor en el marco de la futura relación comercial, Gibraltar se convirtió en el escollo de última hora.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, amenazó con no apoyar el acuerdo de divorcio en la cumbre extraordinaria prevista el domingo en Bruselas para formalizarlo, si el texto no garantizar negro sobre blanco el derecho a veto de España respecto a Gibraltar.
Madrid quiere blindar el principio, aceptado por sus socios en abril de 2017 en sus orientaciones políticas para la negociación, de que tras el Brexit “ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin el acuerdo” de España.
La primera ministra británica respondió este miércoles que no excluirá a este enclave británico situado en el extremo sur de España de sus negociaciones sobre la futura relación con la UE.
“Queremos un acuerdo que funcione para toda la familia de Reino Unido”, agregó.
La inesperada ofensiva de España, un país tradicionalmente alineado con los planes de la Comisión, generó “preocupación” entre el resto de países europeos. Un diplomático de la UE advirtió incluso de una eventual “ruptura de todo el acuerdo” si se reabre el texto.
La canciller alemana Angela Merkel expresó ayer ante el parlamento de su país la esperanza de hallar antes del domingo una solución al problema planteado por España respecto a Gibraltar, pero reconoció no saber “cómo” se solventará. AFP-NA