Jair Bolsonaro y Haddad se lanzaron por la segunda vuelta presidencial en Brasil
El candidato ultraderechista a la Presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, reanudó ayer su campaña en las redes sociales tras haber quedado en una buena posición para ganar el balotaje del 28 de octubre frente al izquierdista Fernando Haddad, un resultado celebrado con fuerza por los mercados.
“Reducir el número de ministerios, eliminar y privatizar (empresas) estatales, (…) descentralización del poder dando más fuerza económica a los estados y municipios”, proclamó en twitter el candidato del Partido Social Liberal (PSL), retomando su activa campaña en redes sociales tras obtener 46,03 por ciento de los votos el domingo.
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De su lado, Haddad voló al sur, a Curitiba, para reunirse con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), que cumple una pena a doce años de prisión por corrupción y lavado de activos.
Los dos dirigentes pasaron tres horas reunidos diseñando la estrategia para un complejo segundo turno, en la cárcel donde el exmandatario ocupa una celda de quince metros cuadrados desde el pasado abril.
“Voy a conversar con las fuerzas democráticas del país, representadas por algunas candidaturas como la de Ciro Gomes (centroizquierda), (y) Guilherme Boulos (izquierda)”, así como con gobernadores, dijo Haddad en conferencia de prensa al término del encuentro. “Tenemos interés en que las fuerzas democráticas estén unidas en torno a este proyecto” del Partido de los Trabajadores (PT).
Fortalecido
La tarea se anuncia titánica para Haddad, que obtuvo 29,28 por ciento de los sufragios y logró salvar in extremis a la formación izquierdista de una debacle histórica.
Con la bendición de los mercados, las influyentes iglesias evangélicas, y con su partido convertido en la segunda fuerza en el Congreso, el vendaval Bolsonaro solo tendrá que luchar contra sus elevados índices de rechazo, de 45 por ciento según la encuestadora Datafolha, cosechados a lo largo de una carrera plagada de declaraciones misóginas, homófobas y racistas, además de su justificación de la tortura durante la dictadura militar (1964- 1985).
Bolsonaro no ha hecho campaña en las calles desde que el 6 de setiembre recibió una puñalada durante un acto electoral, que lo puso al borde de la muerte. Su dominio en las redes sociales es, no obstante, incontestable.
“La elección es de ustedes. Ser gobernados por alguien limpio o por un poste mandado por un preso por corrupción”, escribió en relación a Haddad, al que las últimas encuestas del sábado daban en empate técnico en una segunda vuelta.
El domingo, Bolsonaro se quejó en Facebook de “problemas” con las urnas electrónicas que, según afirmó, le impidieron ganar en primera vuelta.
La Organización de Estados Americanos (OEA), observadora de las elecciones, dará una conferencia de prensa esta tarde en Brasilia.
Última oportunidad
Mucho más complicado parece el salto de Haddad, que necesitará liderar un contraataque histórico para llegar a Brasilia.
Su unión total con Lula le permitió ganarse rápidamente a sectores populares que se identifican con el exmandatario.
Pero puede comprometer su acercamiento a grupos y partidos que ven al líder de la izquierda como sinónimo de corrupción y de políticas estatistas a las que acusan de haber hundido a Brasil en una recesión de dos años.
Una de las claves para acortar distancias con Bolsonaro puede procurársela el centroizquierdista Gomes, del Partido Democrático Trabalhista (PDT), que fue ministro de Integración Nacional de Lula y consiguió 12,5 por ciento de los votos el domingo.
Gomes dijo que discutiría con los líderes del PDT la posición para la segunda vuelta, pero adelantó un posible apoyo: “Haré lo que hice toda mi vida, que es luchar por la democracia y contra el fascismo”.
Pese a la diferencia, el exalcalde de Sao Paulo se mostró satisfecho con su frenética carrera iniciada el 11 de septiembre, cuando tomó el relevo de Lula una vez que la candidatura del expresidente fue impugnada.
“Creo que fue un logro colocar, con 22 días de campaña, a un candidato con casi 30% de los votos válidos”, afirmó en Curitiba.
Luna de miel con los mercados
Horas después de que Bolsonaro se acercara a la victoria en primera vuelta la Bolsa de Sao Paulo se disparó un seis por ciento apenas 20 minutos después de la apertura, aunque redujo su avance a 4,05 por ciento hacia las 18H00 GMT.
El dólar, de su lado, bajaba 2,54 por ciento, reforzando una euforia a la que Bolsonaro respondía desde Twitter levantando, de nuevo, la liberal hoja de ruta trazada para su eventual gobierno. AFP-NA
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El Congreso de Brasil
tendrá su renovación
El vendaval electoral que dejó a Jair Bolsonaro a las puertas de la presidencia de Brasil impactó también en el Congreso, donde la pequeña fuerza del líder ultraderechista se convirtió en la segunda bancada de la Cámara de Diputados, en detrimento de otros partidos tradicionales.
“Estos últimos días hubo una ola pro-Bolsonaro muy fuerte, un tsunami que afectó a la elección de mucha gente y ha dejado un Congreso más de derechas, más polarizado, más tenso”, dijo a la AFP Sylvio Costa, fundador de la consultora política Congresso em Foco.
El Partido Social Liberal (PSL), al que Bolsonaro se afilió en marzo, pasó de 8 a 52 diputados (de un total de 513), entre ellos su hijo Eduardo Bolsonaro, superando las expectativas de los bolsonaristas más optimistas.
E irrumpió con cuatro escaños (de un total de 81) en el Senado, entre ellos el obtenido por otro de sus hijos, Flávio Bolsonaro.
Los resultados contrarían todas las previsiones de los analistas, que pronosticaban muy pocos cambios y una dificilísima gobernabilidad si Bolsonaro, un excapitán del Ejército nostálgico de la dictadura militar (1964-1985) y que fue un poco prolífico diputado durante 27 años, ganase la presidencia.
Erosión del PT
El PT de Haddad y del ahora encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, prosigue su erosión, aunque se mantiene como principal fuerza de la Cámara. En la elección de 2014 logró 69 escaños, las deserciones lo dejaron al final de la legislatura con 61 y ahora tiene 56.
En la cámara alta, perdió siete de sus 13 senadores.
Pero la onda expansiva del controvertido exmilitar arrasó con las otras dos fuerzas históricas del Congreso.
El centroderechista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), pasó de 49 a 29 diputados.
Y el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), del impopular presidente saliente Michel Temer, cayó de 51 a 33 diputados.
MDB y PSDB siguen siendo, sin embargo, la primera y la segunda fuerza del Senado, donde la caída fue de menor amplitud que en la Cámara, probablemente porque solo renovaba dos tercios de sus escaños.
Muchos de los diputados y senadores investigados por la Operación Lava Jato, que desde 2014 reveló un entramado de corrupción centrado en la estatal Petrobras, no han logrado renovar sus cargos. Solo fueron reelectos un 46 por ciento de los diputados, mucho menos que lo esperado. AFP-NA
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