Pekín denunció “agresiones terroristas” durante las manifestaciones en Hong Kong
China denunció las agresiones “de tipo terrorista” contra sus habitantes durante los enfrentamientos en Hong Kong el martes, mientras que Estados Unidos pedía a Pekín “cumplir (con) el alto grado de autonomía” de la excolonia británica.
Estados Unidos está “decidido en [su] apoyo a la libertad de expresión y a la libertad de reunión pacífica en Hong Kong”, dijo un portavoz de la diplomacia estadounidense en una declaración transmitida a la AFP.
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Washington se mostró también “muy preocupado” por “los movimientos paramilitares chinos” en la frontera con Hong Kong.
Pekín había aumentado el tono de sus advertencias tras los incidentes del martes.
“Condenamos con la mayor firmeza estos actos de tipo terrorista”, aseguró en un comunicado Xu Luying, el portavoz de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao del gobierno chino.
Los manifestantes hongkoneses agredieron el martes a dos habitantes de China continental durante la importante movilización en el aeropuerto de la megalópolis, cuyos vuelos quedaron suspendidos el lunes y el martes.
Con estas acusaciones, Pekín asimila las acciones de los manifestantes prodemocracia con el “terrorismo” por segunda vez durante esta semana. Y hace temer una represión militar para sofocar un movimiento surgido hace diez semanas.
La Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao en la capital china ya había afirmado el lunes que los ataques de “manifestantes radicales” contra policías representaban un “grave crimen” que muestra “las primeras señales de terrorismo”.
El Diario del Pueblo y Global Times, dos medios estatales chinos, también difundieron imágenes de blindados transportando tropas dirigiéndose a Shenzhen, a pocos kilómetros de Hong Kong.
El presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró el martes que los servicios de inteligencia de su país le habían informado de un despliegue militar chino “en la frontera con Hong Kong”.
El aeropuerto recuperó la normalidad
Los manifestantes prodemocracia se retiraron del aeropuerto de Hong Kong, que ayer recuperaba su ritmo normal tras dos días de protestas.
Ayer a la mañana, en la terminal de salidas los paneles electrónicos funcionaban con normalidad y solo permanecía un grupo reducido de manifestantes, la mayoría de los cuales estaban durmiendo.
“El aeropuerto es nuestra última moneda de cambio”, afirmaba uno de ellos a la AFP.
Un centenar de manifestantes se concentraron ayer al atardecer en el barrio obrero de Sham Shui Po delante de una comisaría, antes de ser dispersados con gases lacrimógenos.
Las manifestaciones, que sacaron a las calles a millones de personas, comenzaron en oposición a un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a China. Pero después se transformaron en una protesta más amplia en defensa de las libertades democráticas y contra la influencia de Pekín en el territorio. AFP-NA