Ucrania y Rusia mantienen la conflictividad por el Mar Negro
Cinco años después de la anexión rusa de la península de Crimea, ocurrida el 18 de marzo de 2014, persiste la tensión entre Ucrania y Rusia por el acceso al mar Negro y al mar de Azo, que rodean ese disputado territorio del este de Europa.
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Algunos analistas sostienen, tal vez exageradamente, que la incorporación de Crimea al universo ruso le permitió a Putin exclamar que había “hecho grande” a Rusia otra vez, y comparan dicha gesta con el triunfo soviético en la Segunda Guerra Mundial.
Todo empezó el 22 de febrero de 2014 cuando el Parlamento ucraniano destituyó al líder prorruso Viktor Yanukóvich luego de la decisión del gobierno de abandonar los planes para un acuerdo de asociación con la Unión Europea (UE). Moscú se anexó la península de Crimea, el 18 de marzo de 2014.
Esta medida fue considerada un golpe de Estado para Putin.
El 16 de marzo de 2014, las autoridades de la República Autónoma de Crimea convocaron a un referendo sobre el estatus político de Crimea para adherirse a la Federación rusa, que contó con una aceptación del 96,77 por ciento. Dos días después Rusia se anexó formalmente la península.
La adhesión contó con el apoyo del 80 por ciento de los rusos, los cuales en 2018 eligieron a Putin para otro periodo de gobierno en marzo de 2018.
Sin embargo, ambos países continúan enfrentados -de forma indirecta- en tierra, con las fuerzas ucranianas combatiendo a separatistas apoyados por Rusia en el este de Ucrania.
En una sesión especial del Parlamento ruso, Putin opinó que el referéndum era un voto “más que convincente” para la anexión de la península, y señaló que “en el corazón del pueblo ruso, Crimea ha sido siempre parte de Rusia”.
Desde que obtuvo su independencia de la ex Unión Soviética en 1991, Ucrania se inclinó siempre por Occidente, actitud que fue considerada por Moscú como una amenaza para sus intereses estratégicos.
Luego de la anexión rusa estallaron combates entre fuerzas separatistas, respaldados por Rusia, que iniciaron un alzamiento en las regiones de Donetsk y Luhansk, en el este de Ucrania, de mayoría ruso parlante.
Occidente y Ucrania acusaron a Putin de enviar tropas a la región y de armar a los separatistas, pero Moscú negó las acusaciones y afirmó que eran voluntarios rusos que estaban ayudando a los rebeldes.
El proceso de adhesión no fue reconocido por Ucrania, que lo consideró ilegal, y dijo que el territorio sigue conformando la República Autónoma de Crimea y la ciudad especial de Sebastopol.
La decisión rusa causó la peor crisis en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría en 1991.
Por otra parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró “inválida” la secesión de Crimea y Sebastopol de Ucrania, y reafirmó la resolución 68/262 sobre la “integridad territorial ucraniana”.
El 15 de mayo de 2018, Rusia inauguró un puente que une Chushka, en el extremo occidental de la península de Tamán, con el puerto de Kerch, en la costa oriental de Crimea.
Sin embargo, para la Corte de Justicia de la Unión Europea, la construcción de esa obra constituyó una violación de la integridad territorial de Ucrania.
La tensión entre Rusia y Ucrania fue creciendo con los días hasta que, el domingo 25 de noviembre de 2018, las fuerzas armadas de ambos países se enfrentaron por primera vez de forma directa en el mar, cuando Moscú capturó tres barcos de la armada ucraniana en la costa de Crimea. (Télam)