Necrológicas
JOSE MARIA DELGADO
El 13 de marzo, a las 20.30, en Mar del Plata se produjo el deceso de un querido vecino de Tandil, José María Delgado.
Contaba con 66 años, ya que había nacido el 28 de octubre de 1951.
Era hijo de Angela Lucía Verde y Raúl Sebastián Delgado, ambos ya fallecidos, y hermano muy compinche de Zulma Raquel.
Había cursado sus estudios en la Escuela 11 y luego en el Colegio San José.
Se le recuerda ese espíritu emprendedor que lo llevó a concretar la utopía de tener un boliche: Nueva Orleans, que funcionó en Mitre entre Rodríguez y 9 de Julio hace más de cuatro décadas.
Luego, siendo joven se desempeñó en la marina de guerra y en la mercante, por lo que conocía costas de todo el mundo.
En sus últimos años volvió al Tandil que lo vio nacer, dedicándose a tares tales como la pintura, la decoración y el arreglo de parques.
José María era soltero, pero tenía un vínculo muy fuerte con su hermana Zulma Raquel, así como con su hermano político Néstor Santomil y sus sobrinos Fernando y Maximiliano.
Hoy sus seres queridos lo definen como alguien que siempre fue “extremadamente bueno, honesto, bohemio y soñador, que recordaba sus viajes y añoraba volver a navegar”.
Su deterioro físico hizo que estuviese internado en el Hospital Ramón Santamarina y luego en el Hospital Privado de la Comunidad de Mar del Plata, a cuyo servicio de terapia intensiva su familia agradece profundamente el trato humano y profesional que se le brindó.
José María fue cálidamente contenido en el centro asistencial marplatense mientras estuvo en emergencia nacional para un trasplante hepático. Lamentablemente cuando se consiguió el órgano su cuerpo no estaba en condiciones de recibirlo.
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PABLO ANDRES BAZAN
El 10 de marzo pasado, a los 45 años, dejó de existir el vecino Pablo Andrés Bazán.
Nacido en Tandil, el 9 de septiembre de 1972, era hijo de Raúl Bazán y Nita Ballini y hermano de Gabriela.
En jardín y primaria asistió al colegio San José, donde cosechó muchos amigos que lo acompañaron a lo largo de toda su vida.
Eligió la Escuela Técnica Felipe Senillosa para cursar secundario ya que la modalidad Computación, nueva en ese momento, le atrajo muchísimo.
Allí profundizó su gusto por la informática, las redes y la computadora e hizo grandes amigos.
Su paso por esa escuela además hizo que conociera a la profesora Ursula Terfi, quien le enserió conceptos de alemán técnico. Su interés por el idioma lo llevó a seguir estudiando y se convirtió en profesor de esta lengua.
Desde 1994 hasta sus últimos días dictaba clases de alemán en la Técnica a chicos que -como él- sentían afición por aprender este nuevo idioma.
La curiosidad por conocer y aprender cosas nuevas lo llevaron a seguir perfeccionando el inglés y el alemán. Viajó varias veces a Alemania con alumnos de la escuela, promoviendo el intercambio de experiencias con chicos de otros países.
Además recorrió el resto de Europa, siempre interesado en conocer culturas lugares y personas nuevas.
En 1994 conoció a su esposa Pía Rasmussen, con quien tuvo sus dos mayores tesoros: Mavi de 13 años y Nico de 9. Fue un papá muy amoroso, presente, dedicado y compinche de sus hijos, pero siempre con una mirada atenta y dando el ejemplo.
En 2004 comenzó con Pía un nuevo proyecto: abrió Molinete, una juguetería diferente, con novedades y propuestas de juguetes como no había en la ciudad hasta ese momento. Atendió a la clientela con calidez y entusiasmo, siempre con una sonrisa.
Cada persona que conoció a Pablo se llevó un recuerdo maravilloso del gran tipo que fue: inteligente, amable, considerado, confidente con sus amigos, pero sobre todo muy buena gente.
Dedicatorias
“El regalo de todo lo que nos dabas día a día es lo que nos mantiene, lo que nos saca una sonrisa en este momento tan triste.
Te extrañamos, te amamos… Te nos fuiste muy rápido, pero todos los días nuestros hijos me recuerdan lo maravilloso que fuiste.
Siempre te vamos a recordar”.
Pía.
Pablo, se nos hace imposible decirte adiós y resignamos a no verte más.
Nada borrará todos los recuerdos que nos dejaste, la inmensa huella que imprimiste en cada uno de los que te quisimos. Tu presencia seguirá en nosotros aunque te vamos a extrañar muchísimo.
Con esta oración de San Agustín y con la fe que nos dice que volveremos a encontrarnos, te recordaremos intentando encontrar alivio:
“La muerte no es nada. Yo sólo me he ido a la habitación de al lado. Yo soy yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos siendo. Llámame por el nombre que me has llamado siempre, háblame como siempre lo has hecho.
No lo hagas con un tono diferente, de manera solemne o triste. Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos. Que se pronuncie mi nombre en casa como siempre lo ha sido, sin énfasis ninguno, sin rastro de sombra.
La vida es lo que es lo que siempre ha sido. El hilo no está cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de tu mente, simplemente porque estoy fuera de tu vista?
Te espero… No estoy lejos, justo del otro lado del camino… Ves, todo va bien. Volverás a encontrar mi corazón. Volverás a encontrar mi ternura acentuada. Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas”.
JUAN “PIRINCHO” DACOSTA
El pasado 17 de marzo, a los 73 años, falleció Juan Dacosta, conocido popularmente como “Pirincho”.
Era hijo de Manuel (f) y Amelia (f), y compartió su infancia con sus hermanos Pichón (f), Cacho (f), Gallego (f), Coco (f), Teresa (f), Aurora, Piedad, Mary, Cacha, Chuchú y Tato.
Ya en su adolescencia formó su familia con Mira Salinas, trayendo luego a este mundo a sus seis hijos: Gustavo, Claudia, Susana, Cristina, Sandra y Juan. Luego de muchos años la vida le regaló una hija del corazón: Lorena. A todos los cuidó y amó por igual.
Fue un suegro compinche de Graciela, Mario, Jorge, Michi, Ricardo, Karina y Matías, abuelo de 21 nietos, con muchos bisnietos.
Durante su vida laboral se desempeñó como empleado rural, como trabajador de frigorífico y luego como sereno.
Dedicatoria
“Papito:
Con aciertos y errores, en momentos difíciles y lindos también, pero siempre con nosotros, a pesar de todo.
Hoy estás en un lugar mejor, donde ya no sufrís más. Aunque nos duela, sabemos que fue lo mejor.
Te amamos, te vamos a extrañar siempre y te llevaremos eternamente en el corazón.
Tus hijos”.
“Te va a extrañar mucho tu amigo, el hermano de vida, Roberto Viera”.
CARLOS ALBERTO GONZALEZ (“EL POTRO”)
A los 55 años, el 25 de enero pasado dejó de existir el vecino Carlos Alberto González, conocido como “El Potro”.
Nacido en Tandil e hijo de Nicéfora Décima y Ricardo González, se desempeñaba laboralmente en el área de Vialidad de la Municipalidad de Tandil e integraba el Sindicato de Trabajadores Municipales.
Su familia lo considera un excelente hermano, hombre de trabajo que se crió con humildad pero con mucho amor, por lo que se forjó como una persona excepcional.
Hoy lo despiden su hijo Facundo, y sus hermanos Ana, Silvia, Ricardo, Marta, Ricardo D. y Gustavo, quienes a dos meses de su partida no pueden entender su ausencia.
“Estás eternamente en nuestro corazón y toda tu familia (cuñados, sobrinos y demás familiares) siente el mismo dolor. Hasta que nos volvamos a encontrar, hermano querido!”.
“Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido; puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado; tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartes; puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”
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