Necrólogicas
ABEL ÁNGEL TABORDA
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A los 79 años el pasado 13 de julio falleció en Tandil Abel Ángel Taborda. Había nacido en Ayacucho el 9 de septiembre de 1938, hijo de María Elvira Gorosso (f) y Abel Taborda (f). Con tan solo un año de vida perdió a su padre quedando solo con su madre y su hermano en camino.
A muy corta edad comenzó a trabajar para poder ayudar a su madre, lo hacía en tareas ligado al campo. Ya con 13 años emigró para Tandil junto a su hermano, un año menor, en busca de una mejora laboral y un futuro.
Aquí se desempeñó en diversas tareas en un comienzo, hasta su ingreso en la fábrica de planchones Verellén donde permaneció por espacio de 30 años.
Contrajo matrimonio con Elizabeth A. Carrón el 5 de abril de 1962, con quien construyó un hermoso hogar junto a cinco hijos: Abel, Marcelo, Silvia, Rosana y Adriana.
Abuelo de trece nietos a los que amó y lo amaron: Fabián, José Ignacio, Luis María, Daniel, Daniela, Agustina, Sofía, Marcelo, Mauro, Lautaro, Clarita, Sebastián e Isabella.
Dedicatoria
“Como despedir a un hombre que con tanta simpleza, bondad en el alma y pocas, pero justas palabras, nos enseñó a través del ejemplo el sentido de ‘familia’, el valor de la palabra dada, la honestidad, la cultura del trabajo y tantos otros valores que nos forjaron y nos van a acompañar durante toda nuestra existencia.
Un hombre íntegro, de temperamento tranquilo y palabras sabías. Siempre supo que el tesoro más grande de un hombre es su familia y es por eso que todo lo que tuvo lo brindó a sus hijos primero y a sus nietos después. Jamás fue egoísta ni mezquino, todo lo contrario. Todas y cada una de sus acciones demostraban entrega y amor.
Amigo y compañero de sus yernos Mario y Daniel. Dulce compinche de sus nietos. Todos y cada uno guardan recuerdos de ese abuelo al que recurrían una y otra vez porque transmitía seguridad y dulzura. De manos grandes y endurecidas por el trabajo, pero fuertes, cálidas y amables a la vez.
Qué decir nosotros, tus hijos, si cada uno atesora, cotidianos, pero que a la vez son tan enormes a la luz del significado que encierran. Sin dudas fuiste un modelo y un pilar en nuestras vidas.
Pese a que la vida no siempre fue amable y fácil con vos, fuiste un guerrero que aguantó embates y salió adelante siempre digno y honrado.
Tu paso por esta vida sin duda no fue en vano, tanto nos enseñaste con tu ejemplo que no podemos menos que sentirnos orgullosos de que hayas sido nuestro papá. Sin duda alguna y por todo esto fuiste un afortunado en la vida, cosechaste lo más importante y lo único de valor al final del camino: el amor y agradecimiento de los tuyos.
Hoy tu esposa y familia te despedimos pero te llevaremos siempre en nuestro recuerdo y nuestro corazón. Te amamos y te vamos a extrañar. Hasta pronto, hasta que nos volvamos a encontrar querido papá”.
MELVA RUDECINDA REYNOSO
Nació el 10 de marzo de 1935, pasó toda su vida en Tandil, falleciendo el 12 de julio del presente año a los 83 años de edad. Se dio la particularidad que vivió con su mamá de 101 años, y quince días posteriores a la fecha de defunción de su madre Loreta, partió ella también.
Vivieron juntas, se fueron juntas y hoy descansan juntas. Fue madre de dos hijos, contó con muchos valores y amó a sus nietos y bisnieta.
“Tal vez jamás comprendamos los designios de Dios, pero queremos agradecerte por todos aquellos momentos tan lindos que compartimos contigo, por habernos contagiado de alegría y felicidad a través de esa maravillosa personalidad que tuviste y por tu grandioso ejemplo de vida. Descansa por siempre”.
ILEANA ZULEMA GARCIA
Ileana García nació en el año 1953 en la ciudad de Choel choel, provincia de Río Negro, pero vivió toda su vida en Tandil. Hija de José García e Ilda Aguirre, tuvo una infancia en donde creció rodeada de amor. Se casó con Juan Pablo Gorostidi y fruto de ese amor nacieron sus tres hijos: Juan María, Ileana y Dante Gorostidi, quienes le dieron tres nietos Agustín, Santiago y Olivia, hijos de Ileana y Matías Granato.
“Nos despedimos de ti, pero vives en nuestros corazones. Por eso podemos decir que no has muerto, porque, mientras vivas aquí, tu presencia nos cuidará como cuando en vida lo hacías. Le damos las gracias al Señor por habernos permitido conocerte y disfrutarte tantos años. Ahora estás con Dios, esperando por todos nosotros. Te amamos siempre y te recordaremos con mucho amor”, reza la dedicatoria de sus seres queridos.
DELIO ESTEBAN FERREYRA
Delio Ferreyra falleció el pasado 14 de julio de 2018. Había nacido un 29 de diciembre de 1935 y sus amigos y conocidos le decían “Malevo” o “Pampa” por su fuerte carácter. “Todos sabemos lo felices que eran los días contigo. Estás desde el cielo contemplando las almas heridas por su ausencia, sin dar crédito a lo que sus ojos ven, pues la ascensión de un ángel a la diestra del Padre debe ser motivo de gozo y felicidad, pues su espíritu ha encontrado por fin, el camino de regreso a casa”, reseñaron.
Lo recuerdan con mucho cariño y amor su nieta Uma, sus hijos Esteban, Abel y Adriana y su mujer Elsa. “Deseamos que tu alma esté en paz. Te vamos a extrañar por siempre”, lo despidieron.
MARIA CELIA RODRIGUEZ DE CAPONIO
“Mari” como todos la llamaban. Alegre y siempre positiva. Dio batalla hasta el último instante, dejando un halo de paz en todos quienes la amaron. Ejemplo de fortaleza y de que siempre hay una luz más allá de las dificultades de la vida.
Hija de Celia y Juan, sus queridos padres, con quienes hoy reconforta su tiempo envuelta entre sus brazos.
Formó su familia con Alberto, su gran amor y compañero, con quien se prometieron amor en esta vida y después también. Sus hijos Andrés y Mariana, aceptan la voluntad de Dios permaneciendo siempre unidos, tal como ella les enseñó, sembrando con la vara de la verdad y el amor en la crianza de ellos.
Pablo su hijo del corazón, a quien adoptó desde el primer momento y acobijó bajo sus alas, muy a su estilo.
Sus hermanos y amigos a quienes siempre reconfortó con sus ocurrencias y su alegría, todos la recordarán así con la luz que siempre transmitía y con la que hoy ilumina la vida de todos, quienes supieron amarte.
“Y la luz de tus ojos, tu vida entera hoy nos da el claro ejemplo de los que fuiste, tu nieta Albertina, nos trasmite la paz y tranquilidad de saber que tu descanso es eterno, es el de las buenas personas, que estás junto a Dios y en su casa habitarás para siempre. Iluminando el camino de todos y del pronto nacimiento de tu nieto Mariano quien siempre sentirá tu amor”.
Al final de sus días en esta vida, supo aceptar la voluntad de Dios, entregarse a sus manos y reconfortarte con el amor de todas las personas que tuvieron la dicha de formar vínculos con ella, y así es como siempre se la recordará, con su alegría y con besos en el corazón, así siempre brillará su luz en todos quienes te amaron. Hasta pronto y hasta el cielo.
“Las manos de mi madre me representan un cielo abierto, y un recuerdo añorado, trapos calientes en los inviernos. Ellas se brindan cálidas, nobles, sinceras, limpias de todo”.
ALBERTO LAMAS
Nació en la ciudad de Tandil y durante muchos años trabajó en la cantera. Formó su familia junto a su esposa Josefa Gregori Rodríguez, llegando luego a sus vidas sus dos hijos Raúl Alberto e Isabel Ester Lamas (f). Ya jubilado vivió sus últimos años en el barrio Metalúrgica. Falleció el 12 de julio de 2018 y decir adiós es la prueba fehaciente de que se ama a alguien, porque, aunque el dolor es mucho, se es capaz de entender la decisión de Dios. “Gracias por ser parte de esta familia, que nunca se olvidará de ti. Porque fuiste un ser humano maravilloso, un padre excelente, un irreemplazable esposo. Gracias por enseñarnos cada día a vivir con el corazón y con el alma, a entregar todo para no arrepentirnos de nada. Ve con Dios, y que sea él quien ahora disfrute de tu presencia. Su esposa, hijo, nietos y bisnietos lo recordarán siempre”, lo recordaron.
RUBEN EDUARDO SANSONI
Nació en Cacharí el 16 de noviembre de 1953, hijo de Elsa Moris y José M. Sansoni siendo el quinto de sus seis hermanos. Desde muy pequeño junto a sus hermanos debieron comenzar a trabajar, con casi 12 años. Tras hacer el servicio militar lo recomendaron a un plomero donde trabajó, le gustó el oficio y se inició como tal. Gasista, plomero, con tan solo 64 años partió teniendo aún muchos proyectos de vida.
Amó a su familia, sobrinas, hermanos y madre. Se casó con Ana siendo su felicidad compartir familias ya que los hijos de Ana y nietos eran también su familia porque así los adoptó ya que eran hijos del corazón, de un mutuo amor. Desde donde estés Rubencito te extrañamos mucho.
SUBOFICIAL MAYOR (RE) JOSE ALBERTO CAMPOS
El pasado 10 de julio de 2018, a la edad de 52 años, falleció el Suboficial Mayor (RE) de la Policía de la provincia de Buenos Aires, José Alberto Campos, generando una profunda consternación en su esposa María Angélica Martínez de Campos; sus hijos Nicolás, Belén y Leonel y el resto de familiares y amigos que supo cosechar en su paso por la vida.
La familia lo recuerda de la siguiente manera. “Adiós mi amor, mi todo, sé que no puedo despedirme de vos. La vida se te fue temprano y sin avisar. Tengo que aceptar que ya no estás en mi vida y que tengo que seguir adelante. El dolor está en mi alma y será un sentimiento que voy a llevar el resto de mis días.
Voy a buscar siempre tu mirada entre la gente aunque se que no la voy a encontrar. Voy a necesitar tu mano muchas veces para levantarme y volver a caminar. Nunca voy a olvidarme tu voz diciéndome te amo. Tu sonrisa, tu mirada que me daba tranquilidad. Voy a guardar cada recuerdo en mi corazón como mi más gran tesoro. Sé que ya no estás y me cuesta aceptarlo. Pero voy a sentir tu amor en cada recuerdo cada momento de tu vida que me regalaste. Vos me enseñaste a amar, a ser feliz con vos y ser una mejor persona. Gracias por haber existido, no olvides que te amé y te voy amar toda mi vida, como nunca amé a nadie.
Sé que la manera que nos despedimos no fue la mejor, por eso te dedico estas palabras de amor y con mucha tristeza. Pero sé que desde el cielo serás mi ángel guardián.
Estoy tranquila porque sé que no sufrís más y todo lo que me queda es que di todo de mí y te ame cada segundo de mi vida con locura y pasión. Adiós mi vida, mi amor, mi fuerza, amor de mi vida, siempre te voy a amar. Gracias por todo el amor que nos diste. Hasta el último día siempre vas a estar con nosotros mi amor, y algún día nos vamos a volver a encontrar y voy a abrazarte fuerte y decirte que te amo eternamente, mi amor”.
MARÍA ANGÉLICA MARTÍNEZ
El pasado 14 de julio de 2018 falleció la señora María Angélica Martínez, a quien su familia la recuerda de la siguiente manera. “Mamita querida te fuiste dejándonos un gran vacío, nos queda la tranquilidad de que ahora estás bien al lado de tu amada hija Marita. Te recordaremos por siempre, sobre todo tu ternura, tus dulces caricias de madre, abuela y bisabuela. Tu familia, madre y hermanos también lamentan tu partida”.
GLADYS NOEMÍ MANGIONI DE GÁNDARA
Los seres queridos señalan que resumir tu vida en unas palabras es muy complicado. Tandilense de padres entrerrianos, la segunda de tres hermanos, vivió una infancia muy entretenida que pasó con sus hermanos y amigos en los barrios que estuvo. Pasó unos excelentes veranos en el Club Santamarina, cada vez que contaba de esos días se le dibujaba una sonrisa en la cara.
Siendo más grande empezó sus estudios universitarios en la Facultad de Económicas. En 1982 entró a trabajar a la VI Brigada Aérea, año complicado para la fuerza, lo que no quitó que en aquel lugar se hiciera de un muy buen grupo de amigos que, de una forma u otra, la acompañaron hasta sus últimos días. Lo más importante es que en ese lugar se encontró con quien sería su compañero para la eternidad, su Jhonny y con la profesión que le apasionó día a día, trabajar en la oficina de pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional.
El fruto de ese amor dio vida a Matías, Nicolás, Juan Santiago (f) y Martín. Todos en familia fueron parte de una familia más grande, el Grupo Scout Nuestra Señora de los Dolores. Ahí hizo grande amistades tanto con otros padres como con los chicos a los que dirigía en la Unidad Scout.
Lectora como pocas, lo que la llevó a querer colaborar con la biblioteca del barrio como bibliotecaria, apasionada por los buenos libros y remarcando siempre lo importante de leer y lo bueno que es para hacer trabajar nuestra imaginación.
En sus últimos años descubrió una nueva pasión, la escultura. En la Escuela de Artes Visuales comenzó sus primeras obras, las cuales a lo largo de los años fueron llenando y alegrando los rincones de muchas casas.
Desempeñó durante largos años la labor de observar el cielo e interpretar su comportamiento, para poder brindarle a la gente sabios consejos, como: “hoy es un hermoso día para hacer un asado, el sol nos acompaña” o “No te olvides de llevar un paraguas porque hoy será un día inestable”.
Su obsesión por las nubes, nos demostraba lo atenta que era a los detalles, que por más pequeños que fueran, nunca debían pasar desapercibidos, esos detalles que marcaron la diferencia.
Nos arropaste con el cariño y nos exigiste que mantengamos el orden, no importa si nos referimos a la familia o a la gente cercana, ella siempre que tenía algo que dar, no se lo guardaba puesto que comprendió bien su rol en la vida, ayudar de forma incondicional y fue por eso que se ganó el respeto y el afecto de las personas a su alrededor.
Siempre orgullosa de sus hijos, de su esposo, de su familia y de todos aquellos a quienes alguna vez le pudo aportar un granito de su sabiduría, pero jamás dejó de lado su humildad para con todo. Siempre modesta y correcta, al servicio de los demás.
Con una sonrisa honesta y amorosa pudo formar, junto con el amor de su vida Jhonny, una gran familia, de la que nunca se cansaba de hablar, será porque en ellos puso todo y no te guardó nada.
Esta familia quiere decirte hoy que, gracias a ello, tenemos todo lo que necesitamos para salir adelante ante cualquier situación, son valores de fe y optimismo que deseamos transmitir a toda costa a la comunidad, porque en tiempos como estos donde predomina el pesar, nos faltan personas como vos, que nos hagan sentir que no hay cosas imposibles y que a su vez nos permitan sentir que todo va a estar bien.
Fuiste una excelente madre que nos enseñó mucho, sobre todo a cuidarnos, a querernos y a saber que nunca nos van a faltar motivos para celebrar siempre que estemos juntos. Te fuiste demasiado pronto, así como papá, pero el legado de la familia siempre unida perdurará para siempre. Te amamos.
MARIA ANDREA DIAZ DE GAMONDI
El 3 de julio pasado falleció María Andrea Díaz de Gamondi, dicen que quien no vive para servir, no sirve para vivir. Y ella entendió ese concepto más que nadie. Siempre estuvo dispuesta a darlo todo. Aunque el dolor invada, le es imposible no recordarla con una sonrisa. Porque así era. Era risa, alegría, era todo lo que necesitában los que la rodeaban .
Dejó un vacío imposible de llenar en sus allegados, se nota su ausencia en la cotidianidad de los suyos. Falta alguien en la mesa, falta alguien todos los días del otro lado del teléfono.
Solo resta agradecerle a Dios el privilegio de haberla disfrutado hasta que la llamó. Fue una gran esposa, una madre excepcional y una abuela increíble. Hija, hermana, amiga, vecina que estaba ahí antes de cualquier llamado.
“La recordamos con todo el amor que supo dar, fue suficiente para que nos alcance hasta que nos volvamos a encontrar. Hasta pronto mamá!”.
ALBERTO ABAIT (TITO)
El 17 de julio pasado a la edad de 89 años falleció el reconocido comerciante de avenida Colón, Alberto Abait alías “Tito”, generando una profunda tristeza su partida entre familiares y amigos.
“Hoy a pocos días de cumplir 90 años, te vamos a recordar por siempre viejito querido, como un hombre de bien, honesto y trabajador incansable, como vos nos decías a nosotros, ‘un tipo sencillo mi viejo’.
Orgulloso de su origen libanés, muy respetuoso de sus ancestros, era un hombre de fe, con fuertes convicciones y creencias que mostraban su verdadera fortaleza interior, una inquebrantable voluntad para levantarse cada mañana y ‘andar’. Su peculiar estilo, sus modales, sus desprejuiciadas ocurrencias resaltaban su presencia en cualquier ocasión, no perdía oportunidad para atraer miradas y ser escuchado con perplejidad o asombro. Era difícil descubrir que todo era un escenario en el que ‘Tito’ protagonizaba su mejor rol: afrontar la vida con humor.
Fue logrando un reconocido lugar entre sus espectadores y entre aquellos que de un modo u otro participaron o fueron cómplices de sus historietas. Un personaje querido e inolvidable de la avenida Colón, comerciante intachable por más de 60 años, vecino y amigo del barrio.
Luego de aquel inolvidable 6 de noviembre de 2011, continuó aferrado a la vida a pesar de las penurias, luchando valientemente contra la enfermedad y sin perder autonomía. Pero en su enfrentamiento con la tristeza por la irreparable pérdida de su única mujer, esposa y madre de sus tres hijos se fue debilitando su ánimo por las noches y la soledad fue nublando sus días.
‘Tito’ era un personaje alegre y querido. Un comerciante incansable de la avenida Colon que amaba despertar cada mañana, disfrutar del sol, tomar unos mates amargos y caminar despacio fumando y silbando bajito algún tango de Juan D’Arienzo, que se fue el pasado 17 de julio.
Lúcido, con el mismo humor y orgullo de siempre se fue despidiendo de todos con impecable memoria por los cuidados recibidos. De sus hijos, su nuera, sus nietos, sus amigos. Por la atención brindada por sus médicos, doctor González y en especial con un eterno agradecimiento a su hermana menor Nilda Abait que lo protegió, lo cuidó y acompañó los últimos años de su vida. En el nombre de mi padre gracias, gracias y gracias a todos”.
OFELIA SUSANA LAGUIER DE ORCIANI
El pasado 17 de Julio a los 89 años de edad subió a los cielos Ofelia Susana Laguier viuda de Federico Hugo Orciani, sus hijos que tanto amó Nora, Mónica y Federico; sus nietos que fueron su orgullo y soles Nahila, Leila, Ayelén, Federico, Carola y Joaquina quienes hoy le dedican unas palabras.
“A nuestra querida abuela:
Fuiste para nosotros una segunda madre, nos enseñaste tantas cosas que no vamos a olvidar y siempre cumpliste nuestros caprichos. Te recordaremos como una luchadora que nunca bajó los brazos y que se destacó por su solidaridad. Nos dedicaste tu tiempo a cada uno de nosotros, dejándonos tus manías que las recordaremos junto a un millón de anécdotas.
Te damos las gracias por acompañarlos todos estos años y nos queda la paz de haber estado con vos hasta el último momento. Siempre te llevaremos presente en todo.
Las despedidas no son fáciles, pero nos reconforta saber que llevamos inmersas tus enseñanzas y valores; eso nos hace una despedida menos triste.
‘La muerte no es el fin, sino que enciende luces en otro lugar. Es el comienzo de una vida diferente’. Que los seres amados que despediste hoy te abracen eternamente. Siempre serás muy importante en nuestras vidas. Te llevaremos por siempre en nuestros corazones. Agradecemos a todos los que nos acompañaron todos estos meses y lo siguen haciendo. ¡Siempre te extrañaremos y amaremos abuela! Tus nietos”.
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