Necrológicas
V ENRIQUE CELESTINO DANDERFER
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Enrique Celestino Danderfer nació en Mar del Plata, el 28 de febrero de 1949. Allí pasó parte de su infancia. Luego se mudó a Tandil, junto a sus padres Enrique y Argelia y sus hermanos. Tuvo dos hijos en su primer matrimonio, Claudia y Martín.
Luego de unos años, conoció a Sandra, su “gran amor” -como él le decía-, con quien estuvo sus últimos 26 años. De ese amor nacieron Florencia y Matías.
“El pasado 11 de septiembre decidiste descansar junto a Dios, dejando un profundo dolor en nuestros corazones. Fuiste una gran persona, compañero, fiel a los tuyos, siempre pensando en ayudar a los que te rodeábamos, enorme trabajador que se desvivía por darnos siempre lo mejor y lograr que nunca nos faltara nada. Fuiste un hombre con una gran inteligencia y sabiduría, con quien se podía hablar de cualquier tema. Te recordaremos con tu humor, con los debates que armábamos en la mesa, con tus ricos asados, tus mates a toda hora, tu felicidad a la hora de emprender los viajes con mamá; cada momento junto a vos quedará por siempre en nuestros corazones.
Tu ausencia duele y mucho, pero sabemos que estás en paz y que siempre nos cuidarás como lo hacías todo el tiempo.
Te amaremos toda la vida, tu amor Sandra, tus hijos Florencia, Matías, tu yerno Ezequiel y tu nieta en camino Isabella”.
V NÉLIDA ROSICH VIUDA DE DINDURRA
El pasado 9 de agosto falleció, en la ciudad de Buenos Aires, a los 80 años. Nació en Tandil, el 26 de agosto de 1937, y se casó con Alberto Dindurra. Fruto de ese amor nació su hijo Oscar, a quien le dedicó toda su vida.
“Siempre te recordaremos, junto a tu compañera Claudia, como una gran persona de bien. Te amaremos por siempre y permanecerás en nuestro corazón, sabiendo que descansas en paz. Familiares y amigos”.
V MARÍA JOSEFA MARTÍNEZ (FINA)
Nació en Tandil el 22 de octubre de 1929, y era hija de Amparo Caballero y Santiago Martín. Tuvo tres hermanos varones: Ángel, Pedro y Luis. Durante su infancia y adolescencia vivió en distintos campos, donde trabajaban sus padres. A los 23 años se casó con Pedro Francisco Ayerdi (f), con quien tuvo dos hijos: Jorge Alberto y Mirtha Noemí Ayerdi (f).
Hasta su deceso, ocurrido el 16 de septiembre pasado, a los 88 años, vivió rodeada del amor de su familia, su hijo, su nuera Mirta Esther Castaño, sus nietos Jorge Esteban Ayerdi y Mirta Noemí Ayerdi y su bisnieta Martina Ayerdi. Asimismo, disfrutó del cariño de su familia del corazón: sus consuegros Ricardo Nicanor Castaño (f) y María Esther López y su familia Ricardo Héctor Castaño, Stella Maris Cuevas, Natalia Marisa Castaño y Ricardo Gabriel Castaño y demás familiares y amigos que lamentan profundamente su partida.
V ROGELIO OSCAR GUEVARA
El pasado 14 de septiembre falleció Rogelio Guevara, causando una profunda consternación entre sus familiares y amigos.
Había nacido en Tandil el 4 de julio de 1936, radicándose tempranamente en la localidad de María Ignacia junto a la familia de Isidoro Taller, aunque siempre mantuvo contacto con sus padres biológicos.
Desde temprana edad, se abocó a trabajar en distintos establecimientos rurales. Una de las primeras tareas la desarrolló en la estancia Acelain, donde desempeñaba funciones como carnicero.
Siendo joven, contrajo matrimonio con Angélica Marabelli y fruto de ese amor nacieron sus cuatro hijas: Gladys, Beatriz, Silvina y Guillermina, además de Luis, un hijo del corazón al que crió como propio. Tiempo después se sumaron los hijos políticos: Mirta, Marcelo, Jorge, Esteban y Oscar.
En cuanto a lo laboral, estuvo también en la estancia Santa Rosa, donde realizó el trabajo de parquero y también tuvo un paso por el haras Los Prados. La vida lo llevó a vincularse con la gente de la estancia San Lorenzo, desarrollando labores rurales y finalmente en la estancia San José tuvo su último empleo, donde permaneció hasta el momento de jubilarse.
Sus cinco hijos le dieron un total de 21 nietos y 9 bisnietos, a los que disfrutó al retornar a María Ignacia, brindándoles todo su amor hasta los últimos días de su vida.
Es triste aceptar la partida de un ser al que se amó y con quien compartieron muchas cosas. Se dice que todos venimos a este mundo a cumplir una misión para luego retornar al lado del Señor; algo que Rogelio ya había cumplido y por eso no está junto a sus seres queridos. Toda la familia lo recuerda con amor y cariño.
V MARÍA TERESA MENGUEZ VIUDA DE TEJERA
Nació el 1 de junio de 1928, en Conscripto Bernardi, departamento de La Paz, en Entre Ríos. Tiempo después, la familia se estableció en el pueblo de Federal, también en esa provincia, donde transitó su infancia y juventud junto a sus once hermanos y sus padres Víctor Lucio Menguez y Francisca López.
Allí, en Federal, conoció a Santiago E. Tejera, su gran amor, con quien contrajo matrimonio el 6 de junio de 1962.
A fines de los 60, “China” y “Ñato”, así les decían, emprendieron una vida laboral en la ciudad de Tandil, donde nació su hija Carla Graciela.
Pasaron toda la vida juntos, afrontaron desafíos, trabajo y alegrías, hasta el 17 de agosto de 2011 cuando falleció “Ñato”, y ahora, a sus bellísimos 90 años, el pasado 20 de septiembre partió “China”.
“Vivirás por siempre en el corazón de los que te amamos, ‘China’ querida”.
V ELENA ANGÉLICA ASAD VIUDA DE SILVA
Nació el 18 de agosto de 1935, en Lobería, pero siendo muy pequeña, junto a sus padres, la emigró a Tandil, donde pasó toda su vida. De profesión ama de casa, conformó una hermosa familia junto a Manuel Macedonio Silva, con quien tuvo cuatro hijos: Alicia, Manuel, Luis y Mirian. Elena falleció el pasado 31 de agosto.
“Mamá, el día que no queríamos que llegara, llegó. Ya muy cansada, nos dijiste adiós. Libraste mil batallas, de las cuales siempre saliste airosa con una fortaleza digna de admiración.
Nos queda un vacío muy grande. Te vamos a extrañar mucho. Ahora, en el firmamento hay una estrella gigante que nos ilumina y nos da fuerzas para seguir adelante. Te amamos mami, hasta que nos rencontremos. Tus hijos Alicia, Manuel, Luis y Mirian. Hijos políticos, nietos, bisnietos y tataranietos”.
V VALERIA VITAL QUIROGA
El 28 de abril de 1938 nació, en Mendoza, en una familia numerosa, Valeria Vital Quiroga, segunda mamá de todos sus hermanos y poseedora de una bondad infinita y un amor inagotable.
Se casó con Ángel Biazini, a los 18 años, y estuvieron juntos durante seis décadas. Fruto de esa unión nacieron sus dos hijas, Sonia y Verónica.
Con una bondad sobrenatural, siempre dispuesta a trabajar con esmero para los demás, sus pequeñas manos convertían en maravillas todo lo que tocaban.
Apasionada por las flores, transmitió a sus seres queridos el amor por la naturaleza y los valores de una vida plena de fe y humildad.
Hermosa, serena, amable, cordial, afectuosa, perfecta. “Agradecemos inmensamente haberla disfrutado como mamá, nonita y suegra”, dicen sus familiares.
Falleció el 20 de septiembre de 2018, dejando un gran vacío en sus vidas, una tristeza infinita y la certeza de que Dios les prestó un ángel para que los acompañara durante 80 años.
V JULIO CÉSAR KLOSTER
Julio César Kloster nació el 20 de noviembre de 1947, en Juan N. Fernández. Fue el hijo menor de 18 hermanos, todos hijos de Pedro Kloster y Ana Fhur. Con ellos transcurrió su linda infancia.
Completó sus estudios primarios en la Escuela Primaria 17 “Almirante Guillermo Brown” de Juan N. Fernández. A sus 20 años, realizó el servicio militar en la localidad de Comodoro Rivadavia.
Trabajó en el campo y como panadero en Benito Juárez, hasta que en 1971 vino a vivir a Tandil junto a su novia Graciela Francisca Gutiérrez.
Comenzó a trabajar en Ronicevi como metalúrgico y se casó con Graciela el 21 de abril de 1971. Así comenzaron una vida juntos y tuvieron dos hijos, Matías y Cecilia.
Julio trabajó durante 40 años en Ronicevi, desempeñándose como supervisor.
Era hincha de Boca y fanático de hacer asados para su familia. También, fue abuelo incondicional de Olivia, Charo y Abby.
“Con 70 años dejaste un vacío muy grande en nuestras vidas, papá. Te vamos a recordar siempre, con cada anécdota que nos contaste, con cada ayuda que nos brindaste, con cada foto que nos dejaste. Estás grabado en nuestro corazón. Te amamos. Graciela, Matías y Cecilia”.
V ARMANDO ANTONIO FADÓN
Falleció el día 12 de septiembre de 2018. Armando nació en 1934, en Cerro Federación, y era hijo de Josefina Puisant y Antonio Fadón, inmigrante italiano. Compartió la infancia junto a sus seis hermanos Alfredo (f), Hilda (f), Lidia (f), Ernesto (f), Ricardo (f) y Mario (f).
Sus estudios primarios los realizó en la Escuela 4 de Cerro Leones, pasando luego a la exescuela Fábrica. Trabajó junto a sus hermanos como picapedrero y a los 20 años, entró en el Ferrocarril General Roca, en el cual desempeñó su tarea hasta su merecida jubilación.
Se casó con Esther Domínguez, que fue el amor de su vida. La conocía desde la infancia y lo acompañó hasta sus últimos días. Fruto de ese matrimonio nacieron: Daniel, casado con Mónica Walter, con quien tuvo dos hijos, Gisele y Cristian; Mauricio; y Patricia, casada con Sebastián Mirón, quienes le dieron otras tres nietas: Rocío, Antonella y Agustina.
Pudo disfrutar de conocer a sus bisnietos Felipe y Bautista Nieva. Excelente padre, vecino y amigo, se lo recordará siempre por su hombría de bien.
V GUILLERMO NÉSTOR GIACONI
El domingo 30 de septiembre, a los 65 años, falleció Guillermo Néstor Giaconi. Su esposa María Marta Ferrari de Giaconi; sus hijos Lucas, Ángeles y Sofía Giaconi; sus hijos políticos María Verónica Berrios, José Di Bartolo y Franco Brusconi; su madre Carmen Nelly Di Fonzo viuda de Giaconi; su madre política María Elena Bentacourt viuda de Ferrari; sus hermanos Luis Mario y Marcelo Claudio Giaconi; sus hermanos políticos Mónica Estela González Aloritta, Mabel Benvenuto y Nora Elena Ferrari; sus nietos Rosella Giaconi y Cruz Di Bartolo; sus sobrinos y demás familiares y allegados lo recuerdan sentidamente a días de su partida.
Padre, esposo, hermano, amigo; conocido en muchos ámbitos locales, supo ganarse el cariño de la gente con la que día a día interactuaba.
Su amigo del Comité de la UCR local, Hugo Buzzo, lo recordó a través de las siguientes líneas:
“En esos primeros años de la década del 60, calle Mitre, Comité de la UCR. La Marcha Radical, los nombres de Alem e Hipólito Yrigoyen, la verba encendida de Ambrosio Renis y Juan Carlos Pugliese, traducían la militancia política de aquellos hombres y mujeres que concurrían a la sede partidaria, para poner su granito de arena en su vocación cívica.
Entre ellos un joven concejal, el doctor Juan Giaconi, quien con su esposa, se sumaba a los correligionarios que departían en las labores partidarias, en compañía de su hijo Guillermo, que con otros chicos hacían de las suyas en el salón principal, tiempos no fáciles para la política, con desencuentros cívicos y golpes militares y la clausura de las instituciones políticas, en aquel aciago año 1966.
Años después, ese chico volvía al comité con otros jóvenes y con la esperanza de canalizar aspiraciones e ideales. Con una juventud radical en la que comenzó a militar.
En aquel año 1972, surgió una nueva esperanza con la apertura cívica, y con el mensaje de Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín de ‘un cambio en paz’.
En lo local con el doctor Carlos Alberto Mercader, como candidato a intendente municipal, quien nos convocaba a seguir el trabajo de administraciones radicales anteriores, con la presencia de los hombres y mujeres de las viejas luchas y la juventud que se sumaba, militando en ella Guillermo, con el entusiasmo que ponían los jóvenes convencidos de sus principios y raíces radicales.
En el año 1982, nuevamente y ante la esperanza de una consolidación de la democracia, nos vimos en retornar a nuestras pasiones y sueños, con Guillermo, quien firme en sus convicciones, integró la primera comisión directiva de 1983 y posteriormente la del año 1985, haciéndose cargo de tareas electorales, como así también atender trámites de su padre, quien fuera diputado provincial.
Hoy ante su fallecimiento, recordando luchas comunes, su gesto fraterno, la nobleza de sus actos, su boina blanca, que con orgullo vestía, expresamos nuestro homenaje y recuerdo en su memoria”.
V LILIANA LÓPEZ SANTISO
Liliana López Santiso falleció, en Tandil, el 23 de septiembre de 2018. Nació y se crió en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires. Se recibió de psicóloga en el Museo Social Argentino, y a partir de ahí comenzó su formación como psicoanalista.
Se inició en el Centro de Estudios Freudianos (CEF), primero como estudiante y luego como docente, dirigiendo grupos de estudios sobre la obra de Sigmund Freud. Algunos años más tarde, se dedicó a estudiar y formarse en psicoanálisis lacaniano, como integrante de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana), dirigida por el psicoanalista francés Jacques Alain Miller, discípulo de Jacques Lacan; siendo miembro, además, de la Asociación Mundial de Psicoanálisis con sede en París. Dentro de su formación como psicoanalista lacaniana estudió e investigó en matemáticas, lógica, lingüística, mitología griega, topología, etc., actividad que no dejó de hacer hasta su muerte.
En Tandil, primero fundó, con otros psicoanalistas, Espacio Psicoanalítico, un lugar de encuentro y estudio para nuevos psicoanalistas. Más tarde, fundó junto con Cristina Van Peborgh el Centro María Auxiliadora (CeMA), dedicado a la atención psicoanalítica de personas de escasos recursos, como así también a la formación de psicoanalistas convocando a destacados profesionales de Buenos Aires para dar cursos y seminarios.
Todo sin descuidar su consultorio, donde supo atender y ayudar sin cobrar a aquellas personas que lo necesitaron. Sus pacientes siempre fueron lo más importante, y de esto pueden dar fe ellos mismos.
Y como si todo esto fuera poco, fue esposa, madre y abuela excepcional; siempre pensando en el bienestar de sus seres queridos.
“Liliana, ¡cómo te vamos a extrañar!”.
V JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ
El pasado 25 de septiembre se produjo el deceso de José Ramón González, causando un profundo dolor entre sus familiares y amigos.
Su familia acercó a esta Redacción un sentido escrito como recordatorio:
“Nos toca uno de los momentos más difícil de nuestras vidas. Nos toca despedirnos de nuestro amado papá, abuelo, compañero de vida y padre político. Qué difícil se nos hace escribir una carta de despedida, nos cuesta el saber que no te veremos por ningún tiempo, que no podremos abrazarte, ni darte un simple beso. Qué difícil es entrar a casa, saber que ya no estás para recibirnos. Cuanta falta nos hará tu gran compañía para esos mates, charlas o los partidos. Seguramente, por momentos nos encontraremos buscándote por cada rincón de la casa y no logremos encontrarte.
Qué dolor inmenso. Cuanto nos va a costar vivir sin vos. Lo único lindo es darnos cuenta de todo lo que dejaste en cada uno de nosotros y de que cada día que pasa te recordamos con una sonrisa, tantas cosas lindas que nos quedaron, siempre con esa luz propia, ese brillo en los ojos, esa alegría tan particular que tanto te identificaba. Eras tan especial, tan maravillosa persona y tan bello por dentro y por fuera. Estamos muy orgullosos de vos, nuestro gran luchador, nuestro guerrero, así es como siempre te vamos a recordar.
Gracias por hacer de nosotros lo que hoy somos. Gracias por amarnos como lo hiciste. Gracias por ser el gran abuelo de nuestros hijos. Gracias por ser tan compañero de vida. Está claro que todos los roles que te tocaron en esta vida los hiciste tan bien.
Volá, volá, volá bien alto, que pronto nos volveremos a encontrar todos arriba y juramos no soltarte nunca. Hasta pronto viejo. Te amamos. Hijos, nietos, hijas políticas y tu compañera de vida”.
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