Necrológicas
V MAGDALENA OKADA
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Nació el 28 de abril de 1939, en la ciudad de Buenos Aires, hija de Tomeo Inomoto y Katsutoshi Okada, y hermana mayor de siete. En su infancia y primera juventud cursó la escuela primaria y secundaria en la localidad de Adrogué y trabajó en una empresa fabricante de porcelanas japonesas, pintando a mano los distintos productos que se fabricaban allí.
Llegó a Tandil en el año 1957, cuando sus padres se hicieron cargo de la tintorería Tri Tre, renombrándola como Tintorería Midori y se casó con el amor que se convirtió en el único en su vida, Antonio Higa, de la cual nacieron sus dos hijos: Patricia y Daniel, y fueron, junto con su familia, los protagonistas de llevar adelante el emprendimiento que se convirtió en una de las tres famosas tintorerías de japoneses en Tandil, hasta el momento del cierre, a consecuencia de la enfermedad de su marido.
Muchas veces, desde ese momento, la familia pudo cosechar lo que, desde ese lejano 1957, estuvieron sembrando, pero que ellos no buscaron, solo los animaba el hacer su trabajo con el mejor esmero y la dedicación de una empresa al servicio de sus clientes.
Fue una madre, esposa, hija, hermana muy cariñosa con su familia. Muy amiga de sus amigas, trabajadora incansable y madre cariñosa y dedicada. Su familia la extrañará mucho, pero la recordará con el mismo cariño que ella les demostró cada día. Falleció el pasado 18 de marzo de 2020 y sus seres queridos agradecen a todos los médicos que la atendieron, como la doctora de cabecera, Saravia y los doctores Salceda y su equipo. A Marcelo y Suárez y en especial a la doctora Florencia Bruggesser, y a todo el personal de la Clínica Chacabuco, como así también a todos aquellos amigos que expresaron sus condolencias durante este tiempo.
V DELIA ESTER DURAES
Nació en Tandil, en Cantera Albión, el 3 de septiembre de 1945. Fue la menor de cinco hermanos. Hija de Justo Duraes, quien llegó en barco desde Portugal, y Julia Araujo.
A los 19 años conoció a Juan Carlos Esteves, su gran y único amor, con el cual después de unos años de novios contrajo matrimonio. Se instalaron en la ciudad de Mar del Plata, donde vivieron por más de doce años. Fueron padres de tres hijas: Marina, Marcela y María José.
Volvieron a vivir a Tandil y ella se dedicó de lleno a su esposo, que a temprana edad tuvo un problema de salud y lo acompañó sin descanso hasta su recuperación.
Fue una esposa ejemplar, una madre dedicada tiempo completo, una mujer con valores y sentimientos que no abundan. Fue ama de casa y también trabajó cuando la situación lo ameritaba.
El matrimonio se convirtió en abuelos de Claudio, y luego llegaron Jeremías, Milagros y Juan Cruz; al cual su abuelo no llegó a conocer, como así tampoco a Santino.
Perdió su gran compañero a los 52 años, pero reemplazó ese espacio con sus nietos, a los cuales les dedicó todo, hasta que por circunstancias de la vida tuvo una gran depresión deteriorando su salud tanto física como psíquica, pero su amor seguía intacto.
“Esa gran mujer fue nuestra madre, la que amamos y estamos orgullosas de ella, (como así de nuestro padre). Se extrañan los llamados telefónicos, las visitas, mate de por medio con algo dulce, su amor, coquetería, haciendo de peluquera, manicura, y que nada le faltara para estar aún más linda. Ella es y siempre será la más bella para la familia”, la recordaron.
Falleció el 25 de marzo luego de un paro cardíaco. Ahora descansa en paz, no sufre más ausencias, ni dolor alguno. Desde el cielo junto a su esposo guiarán por siempre a toda la familia.
“Mamá, siempre vivirás en nuestros corazones. Gracias por tanto amor, dedicación, valores inculcados, por todo. Te amamos siempre”.
V JULIO CÉSAR RODRÍGUEZ
El pasado 15 de marzo de 2020 falleció en Tandil a los 75 años de edad, Julio César Rodríguez, causando su deceso un profundo dolor entre sus familiares y amigos.
Había nacido el 11 de diciembre de 1944, y estaba casado con Norma Sosa. Fruto de ese amor nacieron sus tres hijas Ivana, Florencia y Marina.
Hombre callado, de escucha atenta. La familia le agradece por todo lo que les brindó. Lo describieron como al que le costaban las palabras, pero sorprendía con su calidez y dulzura.
Fue una persona de altos valores que les inculcó a sus hijas su ejemplo a seguir.
La familia lo recuerda y extraña y anhela que se encuentre en paz junto al Señor y que haya sentido el cobijo de nuestra Madre al momento de partir.