Necrológicas
V JUAN CARLOS CABODEVILA
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Juan Carlos Cabodevila más conocido como “Quico” ó “El Gordo”, nació en La Dulce en 1930, siendo el mayor de seis hermanos. A muy temprana edad debió soportar la pérdida de su madre. La crianza de Juan Carlos y sus hermanos quedó a cargo de su padre en un entorno rural, años más tarde se sumó una madrastra a la que recordaba siempre con mucho cariño.
Durante su juventud trabajó en el ex hotel Hurlingham de Mar del Plata, época de la cuál tenia entrañables anécdotas.
A principios de los 50, se casó con Angélica. Ambos migraron en busca de oportunidades de trabajo a la zona donde limitan las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, fijando residencia en un campo cercano a Rufino. En esa localidad del sur santafesino nacieron sus hijos Jorge y Juan Carlos (h) que con el paso del tiempo formaron sus respectivas familias y le dieron tres nietos y una bisnieta. En ese lugar, Juan Carlos pudo concretar sus ansias de progreso y superación, basadas en la responsabilidad y el trabajo duro.
Hace 15 años, un accidente cerebrovascular puso límite a sus proyectos y ambiciones, debió regresar a sus pagos. Radicado en Tandil, con mucho esfuerzo y voluntad, logró una recuperación impensada.
El pasado 10 de abril, en plena cuarentena, su corazón dijo basta. Ese hecho le impidió a familiares y amigos darle a “Quico” o “El Gordo” el último adiós como hubieran querido.
“El hecho que te hayas marchado casi en soledad, nos compromete aún más a redoblar esfuerzos para cumplir con tu legado: bregar por el bienestar y unión de la familia. Siempre estarás presente en nuestros corazones”.
V ZULMA LEONOR IRIBARNE
El pasado 20 de marzo de 2020 falleció Zulma Leonor Iribarne, generando su deceso una profunda tristeza en todas aquellas personas que la conocían. Su amiga Raquel acercó hasta la Redacción un texto con el que la recuerda.
‘Cholita’, era como le decíamos todos en nuestro pueblo de María Ignacia (Vela) y había nacido el 29 de junio de 1932. Recuerdo el primer día que la conocí, fue en diciembre del año 1999, donde comenzamos una amistad como vecinas, compartiendo mates y ricas tortas que elaborabas.
Un día dejé el barrio pero nuestras tardes nunca faltaron, seguimos viéndonos todos los días. Al principio fueron tardes de mates y luego me necesitaste un poquito más. Las tardes se transformaron a veces en mañanas y otras en noches, hasta que un día no pudo estar más sola y se fue al hogar de anciano del Hospital Enrique Larreta, donde encontró una gran familia del corazón.
“Hoy me toca despedirte. Me gusta ver las fotos de todos los momentos que pasamos juntas, como los cumpleaños con los abuelos en el pabellón, compartiendo una rica chocolatada. Recuerdo tu sonrisa, tu voz suave, tus consejos, tus retos de madre (aunque siempre decías que eras mi hermana mayor).
Tus últimos días fueron difíciles, pero hoy me conforta saber que a pesar que no te tenga más, estarás tranquila, sin dolor. Siempre guardaré en mi memoria nuestros mejores momentos y aunque también tuvimos malos, desaparecen cuando recuerdo lo mucho que nos queríamos. Estarás siempre en mi corazón, mi Cholita. Te quiero mucho”.
V LUIS OSCAR GREGORINI
Luis Oscar Gregorini nació el 3 de septiembre de 1932 en Tandil, siendo hijo de Bartolo Gregorini e Inés Mottalini. Junto a sus once hermanos se criaron en un campo situado en la Base Aérea, realizando sus estudios en la escuela 3 del Paraje Base Aérea.
Entre sus múltiples actividades fue presidente de la sociedad de fomento Barrio General Belgrano, tesorero de la Escuela 42 y un gran luchador por los derechos de su barrio.
Fue agricultor durante gran parte de su vida. Su gran compañera fue Liliana Ester Ramallo quien estuvo a su lado hasta el último de sus días. Tuvo cuatro hijos: Mirtha, Eduardo, Marcela y Andrea. Fue un gran padre, abuelo, una persona extremadamente solidaria, buena e inteligente.
“Te despedimos el pasado 1 de abril a los 87 años de edad con profundo dolor. Te vamos a extrañar mucho. Te queremos por siempre”, saludaron sus seres queridos.
V JUANA ETELVINA CASTAGNINO
Llegó a este mundo el 26 de febrero de 1937 y falleció a los 83 años el pasado 21 de marzo de 2020. Había nacido en Alcorta, Santa Fe, hasta que junto a la familia decidieron instalarse en Tandil, criándose en el barrio de la Base Aérea.
Fue ahí donde conoció a su esposo con quien se casó muy jóvenes. El matrimonio tuvo dos hijos: Mario y Rodi.
“Mamá era un poco especial, pero sus hijos le dimos todo el amor que pudimos darle. Te amamos y extrañamos mucho al igual que a papá. Te fuiste y nos quedamos con ganas de seguir disfrutándote. Tus hijos”.
V STELLA MARIS VALLEJOS
Nació el 1 de octubre de 1946, hija de Micaela Inza y Juan Vallejos. Fue la menor de cinco hermanos. Hizo sus estudios en el colegio Sagrada Familia (SAFA) y luego se recibió de maestra de grado, desarrollando su profesión generalmente en escuelas rurales hasta el día de su jubilación. Formó su familia junto a Ramón Torrecillas y sus dos hijos Javier y Martín Torrecillas.
Stella fue una mujer muy activa y protectora de sus seres queridos. Disfrutó hasta el último de sus días del acompañamiento de sus seis nietas.
“Siempre presente en las buenas y en las malas, te vamos a extrañar muchísimo. Solo decirte gracias por todo tu amor y tu ejemplo de trabajo y de nunca bajar los brazos. Te amamos para siempre. Tus hijos y nietas”.
V MARGARITA FRANCISCA VISENTIN VIUDA DE CELAVE
Margarita Francisca Visentin viuda de Celave falleció el pasado 17 de abril de 2020. Su nieta, Guillermina, escribió la siguiente misiva con la que recuerda a su abuela. “La religiosa costumbre del ‘cafecito de los viernes’ siguió intacta, pero ese viernes decidiste cambiar de barcito para compartir con los que hace un tiempo no estaban en este plano.
Te imagino y me sonrío (no sin lágrimas confieso). Ahí estás sentada, diminuta, de piernas cruzadas. Con tu enorme sonrisa colorada de rouge, y los ojos chinitos de tanto reírte (chiquitos pero pintados de un celeste tan intenso, que el del cielo queda pálido). Soltando carcajadas y hablando sin parar. Como te estarán celebrando. Mientras tanto, de este lado trataremos de celebrarte también. Aunque un poco dolidos, claro. Cuesta lidiar con las ausencias. Deberían enseñarnos a celebrar y no a ‘doler’. Sobre todo una ausencia tan fuerte como la tuya. El problema es que conquistaste demasiados corazones, porque fuiste de esas personas que dejan huella; valiente, sabia, y positiva siempre. Madraza, amiga y consejera. Íntegra, humilde y bondadosa. Viajera, obstinada y, sobre todo, muy feliz. La mayor herencia fue haberte tenido en nuestras vidas.
A pesar que tuviste dos hijos, a los que diste todo y te amaron mucho, hubieron bastantes otros que te adoptaron como madre y a los que también les queda ese vacío. Por suerte, tu cosecha fue tan abundante como tu persona, y no hubo día en que no sintieras ese amor. Jamás estuviste sola.
Te vamos a despedir como nos pediste en cada cumpleaños: bailando, cantando y brindando. Seguramente, allá el abuelo te estará susurrando alguna Bossa Nova que tanto extrañabas con su voz. Abrazos y besos al cielo. Te amamos”.
V RICARDO BENEITEZ
Ricardo Beneitez falleció el pasado 10 de abril de 2020 a los 69 años de edad de muerte súbita. Fue camionero gran parte de su vida de la empresa Felice Hnos, profesión que le dio grandes amistades.
Hijo de españoles y el tercero de cinco hermanos. Junto con su esposa Graciela Daneri, formaron una gran familia conformada por sus cinco hijos: Mauricio, Sebastián, Miguel, Marcos y Laura, dos hijas políticas y cinco nietas. Su familia y amigos lo recordarán siempre con cariño.
V NORMA MABEL CABRERA
Nació en Tandil el 5 de enero de 1955, hija de Amalia Pérez (f) y Luis Cabrera (f), era la única mujer entre cinco hermanos que hoy lamentan su pérdida: Dalmiro, Miguel, Osvaldo (f), Oscar y Marcelo.
Con tan solo 19 años contrajo matrimonio de cuya unión nacieron Andrea, Marcela y Daniela Janeiro. Enviudó muy joven y su vida quedó marcada por el sacrificio y el trabajo para poder salir adelante por el bienestar de sus hijas.
Pasaron varios años hasta conocer a su gran amor, José María Galán, compañero incondicional por más de 28 años, quien la cuidó hasta sus últimos días.
Disfrutaba mucho el amor de sus nietos Santiago, Felicitas, Martina y Simón. Conservó algunas amigas de la adolescencia e hizo nuevas amistades que la llenaban de felicidad, con quienes pudo compartir momentos inolvidables, viajes, salidas, reuniones hasta que la pandemia las separó.
Falleció de forma inesperada el pasado miércoles 29 de abril a los 65 años, de una cruel enfermedad que fue diagnosticada en febrero de 2020, dejando un profundo dolor en sus seres queridos.
“Mami a pesar del enorme dolor solo nos queda agradecer por todo tu amor, y tener la certeza de saber que ante todo no es el último adiós, es solo un hasta luego. Descansa en paz. Siempre en nuestros corazones. Te amamos: tu esposo, hijas y nietos”.
V DOMINGO ALBERTO ROMEO
Domingo Alberto Romeo falleció el pasado 12 de abril de 2020 causando su deceso en sus seres queridos y amigos un profundo dolor. Su familia quiere recordarlo con el siguiente texto. “Desde el inmenso vacío, desde el profundo dolor y la terrible soledad que de repente sentimos, te queremos despedir querido Tata.
Nos dejaste sabiendo que partías, porque por primera vez nos sujetaste tan fuerte las manos y nos dijiste Los Quiero Mucho.
Te vamos a recordar con el antes y después que nos marcó el destino, ese destino que nos cuesta entender que se llevó nuestra amada mamá Anita, que aún no supimos reponernos. No supiste vivir sin ella y te entendemos porque ella era todo y hacia todo por nosotros, y vos querido Tata dejaste ir con ella tus ganas, tus fuerzas, tu espíritu y te quedaste solo un corto tiempo más con nosotros, solo para restablecer, para reencontrarnos como padre e hijos, en este corto tiempo pudimos mimarte, abrazarte sujetar tus manos y llenarte de besos, para hacer menos dolorosa la ausencia que sentías, algo nuevo para nosotros.
Sabemos que te fuiste con mamá, pero desde nuestro egoísmo eso no podrá consolarnos, porque los queremos acá con nosotros, como antes. Nos hacen mucha falta, los amamos. Mauricio, Andrea y familia”.
V HAYDÉE JULIA ORUETA DE TANGORRA
Llegó a la vida el 30 de agosto de 1926, era la del “medio” de tres hermanos, Omar (Coco), ella, e Hilda. Sus papás, Alejandrina y Manuel, la llamaron, Haydée Julia, pero nadie la conocía por su nombre, sino por su apodo “Tuba”; ¿por qué?, tenía tanta prisa por nacer, rápida y veloz, que dijeron que habías salido cómo por un tubo, “Tuba”, “Tubita”.
Creció, fue feliz, lo mejor que pudo. Conoció el amor, se casó con un albañil Luis Tangorra (Luiggi). De ese amor nacieron Luis y Alejandra, y luego llegaron cuatro maravillosos nietos Andrés, Julia, Manuel y Eloy. Y hasta se convirtió en una hermosísima bisabuela de Simón.
¿Qué fue lo que más le gusto de esta vida?, sin duda los chocolates, los caramelos, la coquetería y entregar el corazón en esta misión de vivir. Siempre con una sonrisa, sus cuidados, sus abrazos y haciéndose sentir siempre que todo iba a estar bien. Mimando tiernamente a su familia, amigos, y más.
Después de 93 años vividos plenamente, llegaron las limitaciones físicas y el cuerpo empezó a pesar, y ahí decidió que no iba más. El viernes 10 de abril de 2020, Viernes Santo, se fue así como vivió, amablemente.
“Gracias por inundarnos el cuerpo y el alma de amor. Te amamos por siempre. Todos nosotros”.
V OLGA OFELIA SARRAUTTE
Olga Ofelia Sarrautte nació el 12 de abril de 1931 en Juan N. Fernández, vivió en el campo junto a su mamá y sus hermanos, ya que su papá falleció muy joven, por este motivo todos tuvieron que trabajar desde muy chicos para ayudar y llevar adelante su familia.
Luego vinieron a vivir a Tandil donde Olga conoció a su compañero de vida Carlos Alberto Bucci, con el que tuvo cuatro hijos Oscar, Daniel, Mario y Mary. Cuando los dos más grandes eran chicos se fueron a vivir y trabajar al campo Pereyra Iraola. Allí estuvieron 12 años de mucho esfuerzo, después pudieron comprarse una casa en Tandil. Donde Olga trabajaba como empleada doméstica y Carlos como carpintero.
Cuando se jubiló pudo dedicar a sus hijos y su casa. Con el tiempo los hijos fueron formando sus familias y con eso la llegada de los nietos. Todos se reunían en su casa cada domingo a degustar todo los que preparaba. Le encantaba cocinar y luego se venían los juegos tanto de lotería como las cartas a la espera del chocolate de la tarde. Tuvo la suerte de conocer y disfrutar a sus bisnietos.
“Sin dudas dejaste un vacío enorme en cada uno de nosotros, te extrañamos y te recordamos con mucho amor pero nos quedamos con todos los buenos y malos momentos compartidos. Te amamos doña Olga”.
V MARÍA DE LOS DOLORES USANDIZAGA
El martes 5 de mayo del corriente año se apagó la vida de María de los Dolores Angélica Usandizaga, por todos conocida como Loly e incluso por el cariñoso apelativo de “Vasca”, a los 96 años de edad.
Destacada y recordada docente, fue Directora de la Escuela Nacional de Comercio “Fuerte de la Independencia” durante dos décadas, desarrollando luego de acogerse a la merecida jubilación, diversas tareas comunitarias.
El recuerdo de su familia
Loly nació el 2 de julio de 1923, novena hija del matrimonio de Lola Suárez García y Basilio Usandizaga. Como sus nueve hermanos -Maité fue la menor- nació en Tandil; lugar en el que residían y habían contraído matrimonio sus padres, el 12 de mayo de 1906. Fueron sus abuelos los que primero se instalaron en esta ciudad, provenientes de distintos lugares de España. El primero de ellos, Manuel Suárez Martínez, a poco de llegar al puerto de Bs.As., sólo y de catorce años, tomó la galera y tras un azaroso viaje de 11 días, llegó a Tandil a principios de diciembre de 1864, una aldea grande que le cayó simpática.
Loly tuvo una infancia muy feliz cobijada por su numerosa familia que pasaba la mayor parte del tiempo en el campo, lugar de trabajo de su padre y ocupación primera de los hermanos mayores.
Desde muy chica, siguiendo el ejemplo de su madre, ocupó parte de su tiempo en la catequesis acompañando a otros niños para tomar la primera comunión.
La educación de los hijos era una prioridad en el hogar, y ella cursó estudios primarios y parte del secundario en Bs. As. Tras la muerte de su padre regresó a Tandil donde completó sus estudios en la Escuela Normal, forjando en ella fuertes y queridas amistades. En busca de cumplir con su vocación se trasladó nuevamente a la Capital con el fin de hacer el profesorado de Matemática, contando allí con el apoyo y cobijo de sus tías, hermanas de Lola, y algunos de sus hermanos mayores.
Ya de regreso en Tandil, fue profesora de Matemática y a los treinta años se hizo cargo de la dirección de la escuela Nacional de Comercio en épocas difíciles. Con la docencia retomó su vocación espiritual de compartir con los niños la formación para recibir los sacramentos, con responsabilidad, entrega y caridad, hasta ya cumplidos los 80 años, en la parroquia del Santísimo Sacramento primero y luego en la capilla San José Obrero.
Siguiendo también los pasos de su madre, al jubilarse de la actividad docente, dedicó sus días con gran generosidad y no pocos desvelos, al sostenimiento del Hogar de Niñas y Ancianos.
En el seno familiar, amplio y cercano, Loly fue tal vez la tía “temida” cuando éramos chicos; firme, seria, responsablemente exigente y, haciendo honor a su apelativo en la escuela, “vasca”, de pocas palabras… Sin embargo nos reíamos y divertíamos mucho con ella, con sus canciones disparatadas, sus representaciones de danzas inventadas y sus innumerables dichos… Anécdotas y relatos de viajes alimentaron nuestra infancia, la de todos sus sobrinos y sobrinos nietos, en medio de quienes se animaba a “pegarle de puntín a la pelota con zapatos” como la recuerdan…. Sí; le gustaba el fútbol. Nada le era ajeno en la familia, era una presencia discreta y prudente… En fin, crecimos bajo su amparo fuerte, cálido y afectuoso, casi sin darnos cuenta…
Fue una mujer de gestos firmes y de obras más que de palabras, y con el tiempo, éstas se fueron tornando cada vez más medidas… En silencio observó los cambios de época y modos de vivir, aceptando sin juzgar… La queja tampoco existió en su diccionario… Con admirable paz y fortaleza sobrellevó la partida de Maité, su querida e inseparable hermana.
Y no hace falta decir mucho más porque Tandil la ha conocido; nos consta, y agradecemos mucho, por todos los mensajes de afecto, respeto y agradecimiento que estamos recibiendo desde distintos ámbitos.
Fue la última de los hermanos en partir.
Una generación de tandilenses que se está yendo, que marcó huellas… Ejemplos de vida, rectitud y bondad.
Palabras de despedida de ex docentes
“Ha partido una docente que marcó un camino inolvidable por su rectitud y compromiso. La Profesora María de los Dolores Usandizaga, Loly, fue Directora de la Escuela Nacional de Comercio desde el año 1956 hasta el año 1975. A partir de entonces demostró su capacidad organizativa y su calidad docente dándole forma y sostén a la orientación Perito Mercantil.
Sus alumnos la despiden hoy con agradecimiento y afecto con el cariñoso apodo de “la querida Vasca“.
Con su carácter firme, recto, equilibrado y su conducta ejemplar supo llevar a la escuela a un lugar de prestigio en nuestra sociedad. Eran los tiempos del hacer, del crear, y ella organizó la Comisión de profesores y padres que gestionaron el nuevo edificio para una mejor distribución del alumnado. Se retiró de la docencia en el año 1975 pero continuó apoyando esta creación hasta que el edificio que hoy ocupa se hizo realidad.
Las profesoras que hoy la despedimos, retiradas ya del quehacer docente entre 2005 y 2010, compartimos con ella nuestros primeros años de trabajo y encontramos en su calidez humana y su eficaz desempeño un modelo ejemplar para el ejercicio docente.
Con sincero agradecimiento por lo que nos brindó, rogamos al Señor por su eterno descanso.”
En nombre de los catequistas
También la catequista Verónica Zunino se sumó con un sentido homenaje a “Loly”.
“Para muchos fue María de los Dolores Usandizaga; para otros, simplemente Loly. La gran Loly, mi iniciadora en esto que hoy es mi vocación. Ella me invitó, me llevó y me hizo entrar en una comunidad a la cual no accedía; fue quien “me puso los puntos” cuando hubo que ponerlos, la que me enseñó mucho de lo que ahora sé, la que me presidió, la que me acompañó, la que siempre estaba ahí. La que explicaba con autoridad lo que tenía que explicar, la que te llegaba al corazón cuando hablaba de Jesús, la que organizaba todo, la que armaba y desarmaba. Sí; con un carácter muy fuerte se imponía a pesar de no ser de gran tamaño; convincente, bien plantada… puff, muchas cosas. La persona que tenía un pesebre del cual me enamoré, una vitalidad envidiable, unas ganas y un enamoramiento de Jesús que ¡mama mía! Ella, la que me enseñó a caminar en esto que es el servicio de la catequesis, que marcó huella no solo en mí sino en muchas personas, la que fue catequista de muchos, esa persona que admiro y seguiré admirando, a quien tengo en muchas cosas como ejemplo, se fue a reunir con Papá Dios. Supongo que debe ser un poco lo que todos esperamos: llegar a su gloria. ¡No tengo dudas de que papá la recibió con los brazos abiertos! Y yo desde acá, con tristeza, nostalgia o melancolía te digo GRACIAS una vez más, porque me marcaste el camino, fuiste instrumento de Dios para que hoy yo esté acá bien o mal haciendo lo que amo, porque me diste un lugar y confiaste en mí a pesar de mi juventud, de mi rebeldía, de un montón de cosas que tenía en contra allá lejos y hace tiempo…GRACIAS!!! Y hasta que nos volvamos a ver. Siempre estarás en mi corazón y en mi vocación”.