Necrológicas
ALFREDO VENANCIO ACOSTA (CACHO)
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Alfredo Venancio Acosta, ‘Cacho’ como todos lo conocían, nació en Benito Juárez el 29 de junio de 1931. En su juventud se radicó en María Ignacia (Vela) donde conoció a la mujer de su vida, Carmen E. Capdevila (f), con quien formó una familia de tres hijos Óscar Alfredo (f), Carmen Beatriz y Marcelo Venancio.
Trabajador incansable del riel, 40 años en su amado ferrocarril donde cosechó amigos y fue respetado por su hombría de bien trasmitiendo valores y bondad, siendo un ejemplo que seguir para sus hijos, nietos y bisnietos.
Fue el pilar de la familia por lo que un gran dolor e inmenso vacío dejó al partir en sus seres queridos. Siempre te recordarán ‘viejito bueno’, tus nietos Mauricio, César y Daniel Palavecino, Daniela y Roberto Acosta, tus bisnietos Enzo, Tomás, Delfina, Florencia, Franco, Emilia, Giselle, Emanuel, Aylen, Franchesca, Pablo Gianluca, Alma, Matías; hijos políticos Alicia A, Raúl P. (f), Ana G., nietos políticos Yesica, Marisol, Flavia y Orlando.
LIDIA OLGA WAUTHIER
Lidia Olga Wauthier, nació el 19 de agosto de 1948 y se casó con Alfredo Lauzurica. Era madre de tres hijos: Daniela, Débora y Cristián que en un accidente perdió la vida, a los 14 años. Del tremendo golpe que le dio la vida supo salir adelante, aferrándose a Dios.
Fue abuela de Aime, a la que esperaba feliz, ansiosa y era su locura. Nunca faltaba ese juguete para algún niño de María Ignacia (Vela) cuando los reyes no le dejaban.
Era una persona sencilla, que disfrutaba de las tardes en su patio, tomando mate y haciendo jardín ya que tenía devoción por las plantas y también por tejer.
Era una leona a la hora de defender a su familia, tenía su carácter, pero un corazón muy grande. Junto a sus seres querido le gustaba disfrutar de los asados familiares.
Falleció el pasado 12 de enero de 2021 y su familia siente una enorme tristeza por su partida de este mundo terreno, pero lo vivido y disfrutado junto a ella es tanto que la recordarán para siempre.
SALVADOR ÁNGEL BELARDO
Salvador Ángel Belardo nació en Rosario el 25 de febrero de 1936, y falleció en Tandil el pasado 10 de enero de 2021.
Se casó con Graciela Molina, con quien tuvo cinco hijos: Matías, Soraya, Mónica, Horacio y Rodolfo, quienes acercaron hasta nuestra redacción el siguiente texto.
“Viejo querido, se te va a extrañar mucho. Con tus 84 años jamás perdiste tus ganas de jugar al fútbol, de caminar todas las mañanas, de tus juntadas en el Club Talleres los viernes, ya con eso tan sencillo eras muy feliz.
Desde tu llegada de Rosario siempre fuiste un gran luchador, tratando de dar lo mejor para todos nosotros. Recuerdo todos tus trabajos, los sábados que me llevabas a la cancha dónde jugabas al fútbol. Todos esos recuerdos tan lindos, siempre pendientes de todos nosotros, de tu mujer la “Negra”, esperándola afuera hasta que llegara, preocupado de que tus grandes amigos que fueron tus perros, Homero, Pedro, Mafalda, y tantos otros que tuvimos, no les faltara nada.
Por todas esas cosas toda tu familia te va a extrañar. Tus nietos, hijos, desde tu partida ese domingo 10 de enero se nos fue una gran persona, un gran parrillero, alguien que jamás perdió los valores, su humildad y todo eso nos dejaste. Estábamos pensando juntos tu próximo cumpleaños, el gran 25 de febrero. Ese día para toda tu familia va a ser el día de ángel (el ratón). Gracias por todo viejo querido”.
ROSA ESTHER FERREIRO
María Rosa Ferreiro nació el 4 de marzo de 1939 y falleció el pasado 13 de enero de 2021. Fue esposa de Armando Taboada, por 59 años, madre de Sergio y Martín. Abuela amorosa y dedicada a sus nietos Cristian, Abril, Mayra, Julián y Leandro. Suegra, compañera-compinche de Verónica y Maricel.
Había nacido en Carlos Pellegrini, provincia de Buenos Aires, siendo hija de Cándido Ferreiro y Ernestina Fernández. Vivió en el campo, en Capitán Sarmiento, hasta los 6 años, luego se trasladó con su familia a Capital Federal.
Desde adolescente trabajó cuidando niños, ya más grande se desempeñó como encargada de sección en “Lanas San Andrés”.
En el verano de 1960, Rosa decidió venir a visitar familiares en Tandil. Junto a ellos concurrió a un baile, en Fulton, sin saber que en ese momento conocería al amor de su vida, compañero inseparable, con el cual formaría su familia; y lo acompañaría en las tareas rurales y labores domésticas. Fruto de este amor nacieron sus dos hijos Sergio y Martín. Con el tiempo llegaron las nueras y la luz y perdición de Rosita, como le llamaban sus seres queridos y amigos, los nietos.
Daba todo por ellos, amor, dedicación. No solo los cuidaba, los protegía, consentía, los escuchaba y amaba con locura.
Rosita una persona muy querida, era conocida por sus pastelitos criollos, las empanadas de mondongo, su arroz con leche y los buñuelos de banana, entre otras delicias.
Además, que esas manos hacían magia con las plantas, tenía las rosas más lindas y coloridas del barrio.
Fue un ser lleno de luz, trabajadora incansable, siempre con una sonrisa, dispuesta a todo. Dando amor incondicional a su familia.
“Rosita, siempre serás recordada con alegría y amor en nuestros corazones. Familiares y amigos”.
RUBÉN ANÍBAL LABOUR (CAROZO)
Nació en María Ignacia Vela el 14 de diciembre de 1950, hijo de Estela Johnsen y Lorenzo Labour. Junto con sus hermanos Gloria y Abel, pasaron gran parte de su infancia en la estancia “La Sara”. Parte de sus estudios primarios los cursó en la Colonia Mariano Moreno y los culminó en María Ignacia. En su pueblo trabajó como chapista junto a su primo hasta que logró comprar un camión jaula para realizar trabajos de hacienda.
En 1977 contrajo enlace con Marta Beatriz Otamendi y producto de su amor nacieron Ariel, Daniela y Dafne Della Nina, su hija del corazón.
Junto con un grupo de amigos, en 1982, fundó la agrupación criolla Fortín Vela la cual entre jineteadas y desfile le dio gran satisfacción. Entre asados, risas, amigos, y conocidos logró que hasta la fecha dicha agrupación siga en pie. Durante mucho tiempo tuvo caballos de jineteadas, los cuales eran su cable a tierra y los que hicieron que sea reconocido por su trabajo en la zona.
Producto de su personalidad y manera de ser, siempre estaba dispuesto a ayudar a todo aquel que necesitara una mano. Pasó su vida acompañado de su familia y transmitiendo a sus hijos los valores más importantes. Su hogar era centro de reunión de amigos y familiares, siempre había un lugar en la mesa, una buena charla, risas y consejos para todos.
Los últimos años de su vida los dedicó a disfrutar de sus nietos Juana, Lorenzo y Robertina, por los cuales sentía un amor incondicional. “¡Jamás olvidaremos los carnavales que jugaban juntos luego de los almuerzos de verano! Se gastaban sifones enteros, pero eso no importaba. “¡Era fantástico escuchar todas esas carcajadas por horas y horas!”.
Las ausencias duelen y las pérdidas a veces son difíciles de sobrellevar, pero dicen que “muere quien se olvida” y si hay algo seguro es que Carozo Labour va a estar en la memoria de todos aquellos que lo conocieron.
“Te vamos a extrañar muchísimo. Gracias por permitirnos ser parte de tu vida y tenerte en la nuestra. Sin duda siempre vas a estar en nuestros corazones. Vivirás por siempre en nuestros recuerdos. Gracias por todo y vuela alto. Marta, Ariel, Daniela, Yesica, Juana, Lorenzo y Robertina.
MARÍA ELENA ARANDA
María Elena Aranda nació el 17 de julio de 1934 en María Ignacia estación Vela y si bien actualmente residía en Tandil pasó gran parte de su vida en el campo junto a su madre Felipa y sus hermanos.
Se caracterizó por ser una mujer con un alma maravillosa, humilde, cariñosa con sus hijos, nietos y bisnietos.
Dedicó su vida a su hogar y su familia. La familia la recuerda como la mejor abuela y madre del mundo. “Queremos agradecerte por todo el amor que nos brindó. Su ausencia la vamos a añorar siempre. Sus hijos Daniel, Elsa, Marta, Olga Bálsamo; sus nietos Marcelo, Lorena, Braian, Karen, Kevin Bálsamo. Gracias ‘Abu’ por criarnos, fuiste como una segunda mamá. Nos brindaste amor, protección y lo más lindo de todo que siempre estuvimos juntos. Por siempre en nuestros corazones. Te amamos”.
MIGUEL LUIS HONORATO
Miguel Luis Honorato nació el 22 de enero de 1950 en la ciudad de General Pico, La Pampa, era el hijo mayor de Mercedes y Jacinto, y el hermano de Marisa y José. Pasó su infancia en General Pico y cursó sus estudios primarios en la Escuela 66 donde cosechó amigos que conservó hasta los últimos días de su vida. En diciembre de 1961 la familia se vino a vivir a Tandil por un traslado de su papá, y Miguel continuó sus estudios secundarios en la Escuela Nacional de Comercio, ya se quedaría para siempre en Tandil.
Se conoció con Ana María Andrade a los 21 años mientras cumplía con el Servicio Militar obligatorio y formaron una hermosa familia con dos hijos: Marcelo y Corina.
Miguel fue viajante durante muchos años, luego remisero y taxista.
Junto con mamá le inculcaron a sus hijos buenos valores como la honestidad, el respeto y el esfuerzo para lograr las metas que se propongan. Falleció el pasado 8 de enero de 2021.
“Papi, siempre te vamos a recordar por tu buen humor, tu alegría, tus amistades que cosechaste a lo largo de tu vida. Por ser un gran bailarín, muy trabajador y por sobre todas las cosas por tus ganas de vivir y la garra que le pusiste a todos los obstáculos que se te presentaron en la vida. Nos quedan tus enseñanzas y tu hermosa sonrisa, te queremos mucho. Marce y Cori”.