EDITORIAL
Basta de hipocresías
La corrupción K ya no admite reparos, ni defensas vanas.
Hay declaraciones por doquier, cuadernos que no aparecen pero datos que nadie puede refutar, arrepentidos que se multiplican, exfuncionarios comprometidos hasta la médula y detenidos varios…
Sin embargo, en otra jugada típica de quien siempre hizo gala de su locuacidad y su gran teatralización, en una defensa de lo indefendible, la expresidente habló, puso condiciones para el allanamiento, cambió el eje, defendió su gestión, atacó la actual, dijo no arrepentirse de nada y sorprendió a propios y a ajenos con su discurso vehemente y acusatorio. Quiso parecer víctima. Y utilizó el viejo método de que no hay mejor defensa que un buen ataque. Sabía Cristina que era el centro de las miradas. Y que por ella y por su situación todos los senadores debían perder tiempo y gastar saliva para terminar aprobando lo que todos sabíamos que iban a aprobar, porque no tenían otra opción.
También deberían saber sus fanáticos -aunque se nieguen a reconocerlo- que si al investigar, tanto malo se ha encontrado y tantas pruebas existen ya, no se puede ni se debe dejar a un lado a quien fue la número 1 durante varios años.
Orgullosos y felices deberíamos estar todos de que se hayan destapado estas ollas sucias, vergonzantes y malolientes. Y que se vaya hasta la médula de la cuestión.
Porque la mayoría de los argentinos (y de los peronistas, por supuesto) es gente buena, honrada y de trabajo. Y nadie debería estar molesto ni enojado si se descubre y castiga al que robó, estafó y traicionó al pueblo.
Recibí las noticias en tu email
Nadie , tampoco, imaginó que algún día podía ocurrir esto en la Argentina, donde la costumbre siempre fue tapar todo. O consolarse con el “roban pero hacen”.
Al menos esto servirá para dos cosas.
Una, para que de ahora en más todos se cuiden.
Y dos, para que se castigue de manera ejemplar a quienes hicieron atrasar décadas al país (porque la década ganada es perdida si de cientos de miles de millones robados se trata).
Seguir defendiendo o justificando a los Kirchner y sus adláteres porque el país es un desastre hoy, suena a fanático extremo.
Que este Gobierno esté plagado de errores y sumiendo en el hambre a mucha gente es tan cierto como que el anterior destiló corrupción a troche y moche.
……………..
Por favor, basta de fanatismos.
Terminemos con las hipocresías. De uno y de otro lado. La energía que están poniendo algunos en defender lo que de veras parece indefendible, tratemos de aplicarla todos para que lo que vivimos y sufrimos no vuelva a repetirse más. No sea cosa que por recuperar lo que hicieron, empecemos a despreocuparnos por lo que están haciendo.
Este contenido no está abierto a comentarios