Indignaciones
Hay “sabidurías” del “saber popular” con las que no coincido. Lo que me lleva saludablemente a pensar que no todo “saber popular” es certero. Ni inofensivo. Con el sentido común me pasa algo parecido, pero lo dejaré para otra ocasión.
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Por caso, el “dime con quién andas y te diré quién eres…” me resulta odioso. Lo que no quiere decir que no lo utilice de tanto en tanto, con la salvedad de “este dicho no me gusta, pero…”. No me salva de nada, pero puedo dormir medianamente tranquilo.
Entonces, ahora, me voy a permitir parafrasearlo: “dime de qué te indignas y te diré quién eres…”. O dando una vuelta de tuerca “… te diré quiénes somos”.
Hace algunos días fue noticia el accionar de un sujeto que se robó las cuatro ruedas de un auto estacionado. El caso tuvo ribetes destacados. Uno: a pocos metros de donde se estaba cometiendo el delito había una cámara de seguridad funcionando (que posteriormente permitió la identificación del autor, pero en el momento a alguien ´se le pasó´. Menos mal, entonces, que se estaba llevando unas ruedas y no estrangulando a una víctima…). Dos: a quien se sindica como sospechoso integraba la lista de precandidatos a concejal en una de las últimas elecciones.
La “resolución” de la noticia (identificado el autor, operativo de recuperación de lo robado, puesto a disposición de la Justicia y horas más tarde liberado), generó una catarata de comentarios en los portales que dieron cuenta del hecho.
Decenas de “opiniones” que iban desde el ataque a la clase política en general, al funcionamiento de las cámaras; de la “puerta giratoria” de la justicia, a las “zonas liberadas”. Y demás.
En definitiva, una indignación generalizada. Y no digo que esté mal: robar no está bien. Por más que sean cuatro ruedas, que al dueño del auto le debe haber provocado más que un dolor de cabeza (cierta vez me robaron el auxilio del auto y estuve insultando un mes de corrido).
Por esas mismas horas, se daba a conocer que en el edificio donde funcionan la Escuela Secundaria 15, la Primaria 22 y el Jardín 912 había fugas de gas, por lo que se había decidido suspender el dictado de clases.
La nota daba cuenta de que desde febrero de este año, las autoridades del establecimiento venían reclamando por este problema al Consejo Escolar. Iban y revisaban los calefactores, pero el olor a gas continuaba.
Cuando ocurrió la tragedia en una escuela de Moreno -que les costó la vida a dos trabajadores de la educación-, y cansada de la falta de respuestas, la directora del secundario llamó a Camuzzi. Hicieron una inspección, detectaron pérdidas y, preventivamente, quitaron los medidores. Como se debe.
Al terminar de leer la nota, me dije ´esto va a estallar de comentarios…´. A pocos días de las muertes de la directora y el portero en la localidad del Conurbano, con la presencia de decenas de chicos en peligro, con docentes y trabajadores expuestos y cansados de reclamar, era obvio que la indignación se iba a adueñar de ese espacio destinado a la opinión de los usuarios.
Cuatro (4) comentarios. Dos de los cuales, encima, mucho no hacían al asunto.
Mi primera indignación (generada por el estado de establecimientos escolares públicos) casi fue opacada por la segunda (cómo puede ser que esto ´no mueva el amperímetro´).
Los minutos siguientes fueron de razonamientos del estilo ´por eso nos va como nos va…´, ´a esta sociedad le importan más cuatro ruedas que la vida de cientos de personas…´, ´nos merecemos lo que nos pasa…´, etc. Para concluir en que ´dime de qué te indignas y te diré quiénes somos… ´.
Como me parece bastante odioso ese dicho, preferí tomarme unos días para ver si se me pasaba.
Pues no.
Así estamos.
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