Las internas de la UCR, una lección para Alberto
La semana pasada el sistema político produjo dos acontecimientos de suma importancia que repercuten en el resto de los procesos que se resuelven dentro de ese ámbito. Los dos sucesos, cada uno con su contexto particular, están ligados a las estructuras de los partidos políticos. Más precisamente, se trata de las elecciones internas y la influencia que estas tienen en la dinámica política en general.
Recibí las noticias en tu email
Los partidos políticos son los que estructuran, los que articulan la vida democrática y las internas partidarias, cada una con sus propios códigos y conductas, son importantes porque forman parte del aparato de poder propio de cada institución.
El proceso al que se sometió la Unión Cívica Radical de la provincia de Buenos Aires el fin de semana anterior, resultó ser más que un acto eleccionario en el que se renovaron cargos partidarios. Más allá de la diferencia notoria que esto marca entre la UCR y el PJ o el PRO, lo interesante es el primer paso que estas elecciones internas suponen para un debate que en los próximos meses tomará más notoriedad: los comicios del radicalismo bonaerense repercuten en la dinámica de Juntos Por el Cambio.
En ese sentido, uno de los motivos por los que toma más relevancia un proceso interno, cualquiera sea el partido, es que quien triunfe tendrá un peso más significativo a la hora de negociar dentro de una coalición el reparto de los lugares en las listas. Abad, triunfante luego de medirse con Posse, seguramente tendrá más espalda a la hora de dialogar con la Coalición Cívica o el PRO que algún candidato improvisado o ungido a dedo.
Si uno cruza la grieta y observa al kirchnerismo, muchas de las debilidades que ha demostrado y se le han señalado a Alberto Fernández están estrechamente relacionadas con el origen de su candidatura a Presidente. La postulación que hizo en su momento la actual vicepresidenta en Twitter, con una especie de acto de marketing como si se tratara de una promoción de un producto que está de oferta en la góndola, nada tuvo que ver con los procesos políticos orgánicos antes destacados.
Si como decía Luhmann, “el poder debe ser traído a formas, debe hacerse visible”, el hecho de que Fernández no haya visibilizado su cuota de poder midiéndose en elecciones internas de su partido generó un punto débil en su figura que se alimentó con la crisis del COVID, y que ahora el Presidente espera subsanar asumiendo la conducción del PJ nacional en un contexto parecido al de 2019 cuando lo postularon como candidato.
La relevancia que tienen las elecciones internas de un partido en la dinámica política general y en la disputa por el poder se puso de manifiesto el 21 de marzo pasado. Los radicales bonaerenses eligieron a la persona que querían que comandase el partido hacia el poder, aquel que guie a la UCR de socio minoritario a socio mayoritario dentro de Cambiemos. Los peronistas, ungieron a alguien a quien le intentan construir una base de apoyo para fortalecerlo en el poder.