Pato o gallareta: asuntos públicos y el rol del consultor en tiempos de coronavirus
La reunión que mantuviera el presidente Alberto Fernández con los gobernadores -y días anteriores con intendentes- para intercambiar opiniones sobre cómo “despejar la X” en la ecuación de cuánto tiempo de encierro y cuáles industrias liberar es parte de la agenda de las empresas del sector productivo del último tiempo. El interrogante radica en que no se cuenta con todas las variables para evaluar los costos y el impacto que la cuarentena pudiese alcanzar. Cuánto abrir el grifo y cuándo cerrarlo es la pregunta que Fernández trasladó a los mandatarios provinciales y locales. También los hizo responsables. Pato o gallareta: expresión campera alusiva para definir curso de acción y realizar algo sin opción o alternativa en cuanto a su resultado (salga lo que salga). Este debate tiene similitudes con otros países de la región con diferentes resultados pero también en esa disyuntiva dialéctica: salud o economía.
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Días pasados señalamos en este diario que la anticipación y la prognosis son herramientas fundamentales en una estrategia de asuntos públicos. En este contexto cobra importancia el mapeo de actores, decisores y principalmente influenciadores. Como dijimos, el desafío de hacer coincidir las agendas de necesidades es parte de la cintura, mirada política y llegada que pueda tener un referente de asuntos corporativos en el ecosistema político. Analizar la conversación y el posicionamiento de los dirigentes provinciales y locales no es más que el inicio de ese quién es quién validante.
Pasados 4 meses de gestión del gobierno nacional está clara la centralidad y toma de decisiones. El modelo tiene similitudes al esquema de poder del kirchnerismo de los primeros años de gestión: Verticalidad y radialidad en la delegación de facultades. Un presidente (legitimado ante la opinión pública por cómo viene liderando el tema de la pandemia) y un conjunto de ministros y funcionarios que entran y salen de escena de acuerdo a las partituras que escribe quién hoy está sentado en el Sillón de Rivadavia.
Desde lo local o provincial, determinar quien puede ser el abanderado de una propuesta sectorial que -desde la política y la gestión de gobierno- se transforme en la llave para entrar a esa radialidad que impone el ejecutivo nacional, puede atemperar una situación de corto/mediano plazo en el negocio. Un diferencial en la estrategia de asuntos públicos de estos tiempos: contar con abanderados o alfiles pero con la mira en el influenciador más que en el decisor. Un paso antes para intentar llegar al objetivo.
Como un #VolverAlasFuentes y desde un plano más teórico/práctico será clave conocer detalladamente dichos stakeholders. Establecer un mapa de decisores, es decir aquellos que puedan coincidir con determinada política o línea de pensamiento (clave para el abordaje desde un lenguaje común). Paso siguiente y como objeto de esta nota el quid de la cuestión será saber quiénes son los influyentes: un mapa de aliados actuales y potenciales sin descuidar la mirada de los oponentes . Esta matriz simple de actores debe tener un marco temporal para saber qué “ficha mover en el tablero de ajedrez”. Por último, ser parte de la conversación antes que esta se transforme en política pública. Este proceso también es una relación de tiempos. No es lo mismo incidir en el cambio o modificación de determinada política de gobierno cuando el tema está en una etapa preliminar que cuando ya es parte de la conversación pública. El grado de exposición de la política hace que cualquier movimiento tenga impacto en la foto de la opinión pública con sus diferentes miradas. En definitiva quienes validan o no el rumbo tomado.
En síntesis, identificado el interés, analizado el contexto se debe poner el ojo en el interlocutor. Pasar por un “scanner” y determinar su formación y experiencia profesional, su conversación pública (mapeo de redes y medios), qué dice y sabe de nosotros (como empresa) y lo más importante: de qué manera nuestro interés (sectorizado) puede ensamblar y coincidir con la necesidad e interés del decisor
El rol del consultor o director de asuntos corporativos es una pieza fundamental en este proceso de relacionamiento (aún en tiempos de Coronavirus). Como aquel “Celestino/a” que en la tragicomedia de Calisto y Melibea pudo incidir en una relación sentimental aunque hoy no se le pida tanto. Tan sólo que contribuya a la unión de las partes en pos de acuerdos económicos o políticos.