Con indicios de que estaría sana y salva, continúa la búsqueda de la menor desaparecida
Mientras avanza la investigación en torno al paradero de la menor desaparecida el viernes pasado, Gisella Tapia Molina, hubo algunos indicios que dan esperanzas a la familia de que se encuentre con vida y fuera de peligro. No obstante, las diligencias procesales siguen su curso y ayer se intensificaron tareas de rastrillaje en diversas zonas de la ciudad para intentar dar con la menor.
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El jefe de la Policía Distrital, Rubén Frassi, explicó que ayer el fiscal Damián Borean dio órdenes precisas de hacer un relevamiento en la zona donde vive la menor, preguntando puerta a puerta, vecino por vecino, para ver si alguien pudo haber visto alguna situación que pudiera ayudar a la pesquisa, como así también saber si existe alguna filmación en las casas o comercios del barrio.
Por la tarde, el relevamiento se realizó unas 20 cuadras alrededor de la vivienda de la joven, cuyo domicilio es en Marzoratti al 1600. En dicho radio trabajaron unos 30 efectivos de la comisaría Cuarta y otras dependencias.
Incluso también se rastrilló la zona del otro lado de la colectora, en inmediaciones a la avenida Falucho.
Por la mañana también hubo procedimientos similares en otros puntos del ejido urbano.
Bajo ese abanico de diligencias, se desprende que las sospechas apuntan a que Gisella no se fue más allá de Tandil y que las razones de su desaparición no tendrían que ver con una situación forzada sino voluntaria. u
Pruebas de vida
Si bien la búsqueda en la jornada de ayer en ningún momento se relajó, sí hubo cierto alivio al tomar conocimiento de que se detectaron pruebas de vida de la menor.
A más datos, según los investigadores confiaron, la joven realizó al menos tres llamadas vía celular. Más precisamente por whatsapp envió a una de sus tías, a una amiga y un amigo, audios en los que si bien se obvió su contenido por razones que hacen a la privacidad de la menor, sí dejó en claro que estaba bien, que la desaparición era por propia voluntad y que aguardaba determinadas circunstancias para volver. Dichos audios fueron escuchados por distintos allegados y reconocieron la voz de Gisella.
En ese contexto, se especula que la estadía de la joven no debería ubicarse muy lejos de donde habitualmente se movía, aunque tampoco nada se descarta si en el corto plazo no se da efectivamente con su paradero.
“Tranquila no voy a estar
hasta que no esté conmigo”
La tía de la menor, Paula Molina, con quien vive, contó que tanto ayer como los días anteriores estuvo recorriendo con la Policía distintos lugares que podían aportar datos a la investigación.
“Todo lo que se puede hacer lo estamos haciendo. Hubo gente que ha dado algún que otro dato, salimos para allá y no encontramos nada”, señaló en diálogo con El Eco de Tandil.
Recordó que la última vez que la vieron, el viernes por la mañana “primero fue a las siete a acompañar a mis nenes al colectivo, porque vive en casa. Regresó de acompañarlos, se puso a cantar un ratito en la cocina y tipo 7.20 me dijo ‘tía chau, hasta luego, me voy a la escuela’. Agarró la mochila y salió. De ahí no supe más nada de ella”.
En tanto, Sergio, otro de los tíos, contó en el programa “La Ciudad” de El Eco Multimedios que el domingo en horas de la tarde entre las 20.29 y las 20.43 el teléfono estuvo conectado a la línea y envió un mensaje de whatsapp a su tía Paula diciendo que no la buscaran, que está bien.
No obstante, los familiares son cautos porque está en investigación si efectivamente el mensaje lo envió ella u otra persona.
“En ese momento le pedimos que nos mandara un mensaje de audio, y automáticamente se desconectó nuevamente el teléfono”, explicó.
Paula Molina admitió que no está más tranquila a pesar del mensaje recibido. “Tranquila no voy a estar hasta que no esté conmigo en mi casa”, dijo sin poder contener las lágrimas.
“No hubo ninguna
discusión”
Destacó que están recibiendo “apoyo de los chicos de la Seccional Cuarta, el fiscal está haciendo bien su trabajo, vemos que se están moviendo, pero resultados, algo fehaciente, hasta ahora no tenemos. Necesitamos el apoyo de la comunidad en la difusión”.
Aseguró que no hubo ninguna discusión ni nada que pudiera motivar que se fugara del hogar y sostuvo que “de hecho ella estaba cantando en la cocina y salió cantando de casa”.
“Tenía las cosas normales de una chica adolescente, pero no era rebelde. En el colegio le iba re bien, no es de faltar. Yo siento que se está haciendo todo lo que se tiene que hacer y se continúa trabajando, pero por ahí no tenemos todavía resultados”, manifestó.
Y contó que la criaron entre los abuelos y sus hermanos cuando su hermana falleció.
La desaparición
Acerca de la desaparición contó que la otra tía de la menor vio que se dirigía a la escuela, que está a la vuelta de su casa, pero minutos después se enteraron que no había concurrido a la institución.
“Yo estaba enojada, le mandé un mensaje diciendo ‘ya sé que no fuiste a la escuela, vení para casa’. Yo lo envié pero ella no lo recibió. Hoy es el cuarto día que Gisella no está y nunca había pasado una cosa así”, aseguró.
Y pidió que si alguien la vio o sabe algo “que no tenga miedo, que nos llame y nos diga, es una situación que no se la deseamos a nadie, una incertidumbre, impotencia, por más que nos sentimos súper acompañados. Ayer (por el domingo) con todo el frío y la lluvia que hacía hubo gente en la plaza y empezaron a armar todo para buscarla”.
Por su lado, Julieta, la otra tía, contó que ella al llegar a la escuela a las 7.25 se enteró que Gisella no había llegado.
“Dejé pasar un tiempito por si ella regresaba. A las 8.20 me comuniqué con Paula para ver si estaba en la casa y me dijo que no. Nos preocupamos porque nunca falta a la escuela, nunca se rateó, lo queremos dejar bien en claro, sí pedía más libertad como cualquier adolescente, vivía con el celular en la mano como cualquier chico, pero ella nunca se había ido de la casa”, enfatizó.
Cuando comenzaron a llamarla al celular daba apagado. “Atendía de una el contestador, en ningún momento nos pudimos comunicar. Los whatsapp no le llegan. Los chicos de la escuela, amigos de ella, colaboraron un montón, armaron un grupo para pasar datos”, resaltó.
Finalmente, afirmaron que salió con lo puesto y la mochila de la escuela, y alrededor de 200 pesos para cargar el teléfono y algún otro gasto que tuviera.
Al momento de desaparecer vestía calzas negras, zapatillas de lona color jean, tenía la campera del colegio color gris con detalles en verde oscuro y el logo de la Secundaria 14. Debajo llevaba puesto un buzo negro que tenía una letras en color verde con una escritura en inglés y unas mariposas rosas. Tiene pelo castaño claro hasta el hombro y mechitas rubias.
Por cualquier dato comunicarse al 444-8089 ó 443-6829.
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