El doble crimen de los custodios
Con pruebas contundentes en su contra, inició el juicio contra el último de los integrantes de la banda que faltaba juzgar
El miércoles pasado dio inicio en los tribunales de Azul un nuevo juicio con otro de los “protagonistas” de uno de los sucesos delictivos más emblemáticos (por lo violento y características de los autores) de la historia contemporánea serrana.
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Se trata del doble crimen de los custodios de Juncadella, ocurrido en julio de 2000, cuando en una estación de servicios los dos custodios de una empresa de transportes de caudales, José Luis Mastronardi y Héctor Montenegro, fueron víctimas con una inusual virulencia de una gavilla que, armada, los ejecutó sin contemplaciones, dándose a la fuga con un botín a los tiros ante una decena de testigos circunstanciales del lugar.
De aquellos delincuentes, cuatro que no eran oriundos de la ciudad fueron juzgados y condenados a prisión perpetua (algunos recuperaron el beneficio de las salidas transitorias y otras siguen presos por cometer nuevos ilícitos durante la libertad concedida), mientras que el último que restaba por juzgar tras haber permanecido 14 años prófugo, ahora está sentado en el banquillo de los acusados.
El acusado
Se trata de Ricardo Javiel Polich (51), quien era el que tenía residencia en la ciudad y fue quien pergeñó el asalto al contar con el conocimiento de lo que por esos días era el movimiento en la zona (vivía a escasas cuadras del fatal suceso delictivo) y realizó un “trabajo de inteligencia” en pos de planificar lo que luego sería el doble crimen de los custodios en la estación de servicio Don Rodolfo, uno de los hechos policiales más feroces que recuerde la historia lugareña.
A mediados de noviembre de 2014 se informaba en estas páginas sobre la captura de Polich (figuraba como uno de los delincuentes más buscados del país), por el doble crimen ocurrido en la esquina Monseñor de Andrea y Perón.
Desde la fiscalía a cargo de Marcos Eguzquiza, quien se puso al frente de la instrucción tras la ida de Gustavo Agustín Echevarría, actual juez del TOC 1 local, se confirmó sobre el inicio del debate en cuestión que, por razones que el Tribunal local ya juzgó al resto de la banda, se debió recurrir a magistrados de Azul, como se hizo con el cuarto de los detenidos, Davos Laffite.
Para el juicio en cuestión, se previó la continuidad en dos audiencias a celebrarse el 5 y 6 del corriente, tiempo en que se realizarán los respectivos alegatos de las partes.
El juicio
En la audiencia realizada y las por venir, se trata casi de una réplica de lo que en su momento se transitó por la sala de debate local, con el comparendo de testigos y pruebas que se presume será incorporada por lectura, por caso la declaración de algunos de los testigos de aquel primer debate, por fallecimiento o estado de salud.
Polich está considerado autor penalmente responsable del delito de “Homicidio agravado por haber sido realizado con el concurso premeditado de dos o más personas y por la finalidad de facilitar la consumación del otro delito -dos hechos- y robo agravado por uso de armas, en concurso real”, quien ahora afrontó su juicio y presenció cómo varios vecinos recordaron el suceso y lo ubicaron en el mismo.
A más detalles, para los investigadores, el acusado fue quien realizó las tareas de inteligencia previas al sangriento suceso, como así también era el que conducía el auto con el que se trasladó la gavilla marplatense.
En el debate que se inició en Azul el Tribunal 1 está presidido por Joaquín Duba y su integración se completa con los jueces Martín Céspedes y Carlos Pagliere (h).
Mientras que a Polich lo está patrocinando la defensora oficial Adriana Hernández y en representación del Ministerio Público Fiscal interviene Marcos Eguzquiza.
Testigos
En la primera audiencia en la sala de debate azuleño desfilaron varios testigos. Entre ellos, una joven familiar del imputado, quien al momento de brindar su testimonio pidió que Polich no estuviera en la sala, por lo que fue trasladado a un recinto contiguo desde donde escuchó lo que la mujer decía.
Además de la citada mujer, atestiguaron dos repositores de aquel entonces de la empresa de caudales como el chofer del camión que trabajaba junto a Mastronardi y Montenegro. También hicieron lo propio empleadas que en aquellos días estaban en el local de ventas de la estación de servicio y un cliente ocasional.
Sobre las pruebas contra Polich, hay varios indicios y reconocimientos contundentes. Los testigos efectivamente lo ubican a Polich como el hombre que conducía el auto en soledad por la zona del hecho previo al violento asalto y el que seguía al volante en la huida, ya con el resto de los integrantes de la banda.
Asimismo, el fiscal cuenta con elementos que ubican al acusado días previos en la ciudad, con llamadas registradas, además de corroborarse el contacto asiduo que éste tenía con Binasco (habían estado presos juntos anteriormente) y con Fente, por relaciones sentimentales que los unía con una mujer que vivía en Tandil.
El debate, entonces, proseguirá el jueves y viernes, tiempo en que se escuchará a otros testigos, entre ellos alguno de los policías que en su momento intervinieron en la pesquisa para dar con los asaltantes y se llegará a los alegatos, al aguardo de un veredicto a conocer factiblemente a finales de la otra semana.
La captura
Los custodios fueron baleados en una maniobra rápida y alevosamente planificada, concretada ante numerosos testigos, muchos de los cuales debieron refugiarse en los más insospechados lugares y que aún siguen padeciendo las secuelas del terrible momento vivido.
La detención se produjo en Capital Federal y la captura la efectuó personal de la Policía Federal en el parque temático Tierra Santa.
Según trascendió por aquellos días, el procedimiento se concretó cuando en un rutinario operativo de identificación se toparon con que el tandilense tenía su documento de identidad adulterado, para posteriormente constatar que se trataba de uno de los hombres más buscados de la última década, por el cual su imagen se expuso en la página web del Ministerio de Seguridad de la Provincia. Además, en dicha publicación se mencionaba que existía una recompensa de entre 10 mil y 100 mil pesos para quien aportara datos que posibilitaran dar con el criminal.
Los otros sentenciados
Vale reseñar sobre el resto de los integrantes de la gavilla que extrajeron sus armas y dispararon contra José Luis Mastronardi y Héctor Montenegro para consumar el apoderamiento del dinero y asegurarse el resultado de la acción que iban a emprender. Oportunamente fueron condenados Jorge Agustín Fente, Mauricio Binasco (siguen detenidos por nuevos hechos delictivos) y Jorge Miguel Balsas (bajo libertad condicional), dado que a pesar de haber sido condenados a reclusión perpetua en primera instancia, el Tribunal de Casación platense la transformó en “Prisión perpetua”.
Posteriormente fue también juzgado Luciano Adolfo Davos Laffite, quien tras recibir aquel mismo beneficio, había violado sus salidas transitorias y fue recapturado.
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