La impotencia y el desamparo que vive la familia de la chica violada por un menor en el Falucho 22
Aunque la víctima tiene 30 años, su mentalidad es similar a la de una niña de nueve. Su abusador tiene 14 y, al ser inimputable, está en libertad. La indignación de los familiares de la mujer es incontenible. “Él le arruinó la vida, mental y físicamente, y tiene que pagar por lo que hizo”, aseveraron. Tienen cita en la fiscalía nuevamente para el 15 de este mes y esperan obtener resultados de las pericias y el acompañamiento no encontrado hasta el momento.
En unos días se cumplirá un mes de la violación que sufrió una mujer con retraso madurativo por parte de un menor de edad, sobre lo que la familia de la víctima aseguró sentirse totalmente desamparada y angustiada porque “nadie brindó una mano y el chico sigue libre, como si nada hubiera hecho”.
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El lamentable hecho ocurrió el pasado 16 de agosto en la plaza “Doctor Gustavo Genitle” del Falucho 22, cuando la mujer con marcado retraso madurativo fue interceptada por un vecino de 14 años, que abusó de ella además de golpearla en la cabeza.
Pamela y Marisol Ricardo son dos de los seis hermanos que tiene la víctima y recurrieron a este Diario para contar de la impotencia y soledad que sienten, ya que manifestaron que la causa hasta ahora “quedó en la nada” y el chico al ser menor es “inimputable”.
Desde aquella tarde para el olvido, que la mujer fue trasladada al Hospital Ramón Santamarina donde le efectuaron estudios que confirmaron la violación y le propiciaron el protocolo integral de sanidad para personas atacadas sexualmente, los familiares han recurrido a varias vías para poder avanzar con la causa.
Han concurrido a la Comisaría de la Mujer, donde tuvieron la posibilidad de conversar con una psicóloga propiciada por la misma dependencia, pero solamente asistió a dos sesiones, ya que fue derivada al Centro de Salud de Atención Primaria de su barrio. El problema es que el profesional de esa “salita” justo salió de vacaciones, por ende la paciente debió interrumpir el tratamiento. “Anduve por todos lados, sentimos que nos están tomando el pelo”, dijo indignada una de las Ricardo.
Por la vía legal, también acudieron a un abogado, sin embargo tampoco tuvieron suerte, ya que el letrado les advirtió que no había nada que hacer por la minoría de edad del abusador. “O sea que la ley lo ampara”, exclamaron Pamela y Marisol. “Pedimos al menos que lo encierren en un Colegio, no puede estar suelto, porque si le hizo eso a nuestra hermana corren peligro un montón de chicas”, subrayaron.
La familia considera que lo están amparando por haber tenido una vida difícil. De acuerdo a lo que supieron, la madre biológica del menor trabajaba de prostituta y el habría sido testigo de escenas sexuales. De todos modos, a los Ricardo eso no les importa ni sirve de justificación para el sufrimiento de su hermana. “Él le arruinó la vida, mental y físicamente, y tiene que pagar por lo que hizo”, aseveraron, y agregaron: “Todos tenemos problemas o vidas difíciles pero nada argumenta su acto”.
La espera se hace larga
La víctima tiene 30 y el abusador 14, pero según determinaron los mismos psicólogos, la mentalidad de la mujer es similar al de una niña de nueve años. Él, por su parte, es inimputable. “El secretario de la Fiscalía nos dijo que aunque las pericias determinen que fue una violación no se puede hacer nada. Entonces nos preguntamos ¿para qué tantos trámites, si todo va a seguir igual?”, cuestionaron.
Las hermanas de la abusada informaron que tiene cita nuevamente el 15 de este mes, donde esperan obtener los resultados de las pericias y lo que surja a raíz de la declaración del abusador, estimada para el pasado jueves.
Desde la fiscalía del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil se ordenaron distintas diligencias procesales, entre ellos pedidos de informes, peritajes a causante y víctima, la recepción del expediente del Juzgado de Familia, entre otros requerimientos.
En el marco de la investigación, la mujer fue sometida a pericias psicológicas sin necesidad, finalmente, de pasar por Cámara Gesell. Además, se tomaron muestras de ADN de su ropa interior, a la vez que las revisaciones denotaron que no presentaba rasgos de violencia física. “Tiene 14 años ¿qué tipo de marcas puede dejar?”, indicaron. A raíz de esto aseguraron que algunos los tratan como si no hubiera habido abuso. Estiman que fue porque, tras el cuestionamiento que le realizaron, muchas de las preguntas no podían ser respondidas por la víctima, ya que hay cuestiones que no logra comprender. “Ella no sabía cómo responder algunas cosas, imaginen que es como si tuviera nueve años”, indicaron.
“El está en la calle como si nada hubiera pasado”
El chico vive a dos cuadras de su casa y los familiares ya insinuaron que si se lo cruzan va a ser para problemas, asimismo fueron avisados de que se abstengan porque serán ellos quienes salgan perdiendo, ya que se les puede iniciar una causa por agresión.
“El seguirá bajo la tutela de los padres adoptivos y mientras tanto que haga lo que quiera, total no pasa nada, queda todo perfecto porque tuvo problemas psicológicos a causa de su vida difícil. No es así”, remarcaron indignadas Pamela y Marisol Ricardo.
Además de todo esto, la indignación también tiene que ver con que una vez que el menor cumpla la mayoría de edad la causa prescribirá. “O sea que hasta los 18 años el puede hacer lo que quiera con todo el mundo”, se lamentaron.
En la familia son siete hermanos, cuatro mujeres y tres varones, ellos por su cuenta están ayudando a la víctima a salir adelante.
Si bien las pericias todavía no arrojaron resultados, los Ricardo tratan de transcurrir el día a día de la mejor manera posible, tratando de no tocar el tema con su hermana o delante de ella.
Siguiendo las recomendaciones de la psicóloga, intentan seguir la vida normalmente, como siempre. Aunque, profundizaron en ciertas explicaciones, como que las parejas tienen relaciones sexuales y eso está bien, pero no de ese modo, que lo hacen por elección, voluntariamente y sin ningún tipo de violencia.
Charlaron en su momento, cuando correspondía, y su hermana les contó todo lo que necesitaban saber, y hasta notaron que ella por instantes se lo tomaba como un cuento, siendo que a pesar de los 30 años su mente funciona como la de una niña de nueve.
“Tratamos de sacarla, de salir, de que se distraiga y hacer vida normal”, dijeron sin intención de resignarse.
La situación del menor
A medida que pasaron las horas del suceso y se fueron recopilando información sobre el señalado, se conoció que fue descartada la versión sobre que contaba con antecedentes penales dentro del régimen de minoridad. Sí se infirió sobre una vida signada por la violencia desde su entorno familiar biológico, que mereció la intervención judicial del fuero de Familia.
De hecho, pasó buena parte de su corta e intensa historia de vida en distintas casas de contención al ser sacado de aquel entorno familiar nocivo y quedó incluido en el régimen de adopción, no sin antes pasar por el centro de salud mental ante síntomas psiquiátricos que merecieron su atención.
Incluso, actualmente estaba bajo la guarda de unos padres adoptivos, cuya situación también forma parte de un drama de difícil cobertura y contención, a sabiendas del delicado como gravísimo perjuicio ocasionado a la víctima.
A la vez, se conoció que el Servicio Local debió tomar intervención en varias oportunidades por distintos episodios de averiguación de paradero ya que tuvo intentos de fuga en los lugares donde se le ofreció contención.
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