Las sospechas sobre los disparos policiales en plena persecución apuntan a efectivos de la Local
Nuevas diligencias procesales y resultados periciales van cerrando el círculo de las eventuales responsabilidades penales en torno al grave como delicado suceso policial ocurrido en la madrugada de viernes 9 del corriente, que derivó en una inusitada violencia que terminó con una joven gravemente herida al recibir un balazo en la espada de un arma reglamentaria de la fuerza de seguridad.
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Por lo que trascendió de la pesquisa, días pasados una comitiva judicial junto a un equipo de rastrillaje, volvieron a la escena de la persecución, principalmente donde los investigadores consideran, a partir de las versiones volcadas al expediente, que se efectuaron los disparos contra el auto que huía de los policías, más precisamente en la Ruta Nacional 226, a la altura de El Holandés.
Si bien no se conoció si hallaron algún resto, una vaina más de las ya secuestradas oportunamente, la diligencia no hizo más que corroborar que las sospechas apuntan a que todos los disparos ocurrieron en ese trayecto del vertiginoso periplo que culminó a unos 300 metros del cruce entre la 226 y 74, en dirección a Ayacucho.
A la vez, se confió que en dicho lapso, el patrullero que iba detrás del coche buscado era de la Policía Local, ergo, a éstos recaería la eventual imputación por delitos varios que hacen al incumplimiento de los deberes de funcionario público, figuras tipificadas como “Abuso de armas, Abuso de autoridad y/o lesiones graves ocasionadas por un funcionario público de la fuerza policial”. más las lesiones graves agravadas por haberlas cometida un agente policial.
Como en estas páginas se informó, se trata de dos uniformados de la Policía Local Juan Carlos Calderón y Lorena Pis. El primero de los citados era el que conducía el móvil y quien le habría pedido el arma reglamentaria a su compañera para disparar mientras iba al volante detrás del auto sospechoso.
Efectivamente los primeros citados por la fiscalía fueron los que conducían los móviles involucrados en aquella persecución, considerando que al manejar los patrulleros ellos podían ser tenidos en cuenta en la instrucción como testigos. Empero, al prestar declaración Calderón los funcionarios judiciales se toparon con que él mismo reconoció haber disparado, ante lo cual se abortó la testimonial ante la posibilidad manifiesta de que se estuviera frente a uno de los posibles autores de los disparos que hirieron a la joven acompañante.
La causa
Como se vino detallando, la joven que recibió el balazo, Aixa Mailén Martínez (18), días pasados fue dada de alta, no sin antes prestar declaración ante fiscalía para dar su versión de los sucesos ventilados.
Sus dichos no hicieron más que ratificar lo expuesto por el aprehendido Maximiliano Alonso (20), quien conducía el auto buscado, como lo declarado por los policías hasta aquí indagados. Tanto el rebelde conductor como los policías consultados, en el expediente coincidieron en el vertiginoso periplo protagonizado por varios kilómetros dentro y fuera del casco urbano, culminando a unos 300 metros del cruce de la rutas 226 y 74, en dirección a Ayacucho.
Pero más allá de las coincidencias en las calles y rutas por las que se protagonizó la persecución, lo trascendente de la exposición de la joven baleada versaba sobre en qué circunstancias, cómo, cuándo y donde recibió el impacto de bala, además de los comentarios y percepciones aleatorias que hizo sobre la imprudente escapatoria de Alonso a bordo del auto, con quien tenía una relación circunstancial y se vio sorprendida por semejante actitud en la que ella se vio desprotegida como impotente.
Según la declaración de la joven, por cuestiones que hacían a la falta de documentación el conductor eludió el control vehicular que se había emplazado en calle Mitre. Desde allí vivió todo un tormento siendo que a pesar de su insistencia para que detuviera la alocada marcha, Alonso siguió con su cometido, incumpliendo ya no solo los deseos de ella sino de las órdenes policiales que se le iban imponiendo en su trayecto.
A tal punto llegó la desesperante situación que la joven dijo que se le cruzó por la cabeza en medio del frenético trayecto abrir la puerta y tirarse, aunque era tal la velocidad en la que circulaban que no se animó.
Sobre la balacera, la víctima confirmó en la zona exacta donde acusó el impacto en su espalda, detallando que efectivamente ella alertó sobre tres nítidos impactos de bala en el auto, de los cuales uno de ellos dio contra su humanidad.
Así, sus dichos no hicieron más que ratificar la hipótesis principal de los investigadores que hace a que los disparos que impactaron en el auto ocurrieron en el trayecto de la Ruta 226, sobre la zona de El Holandés, donde se cree que uno de los patrulleros involucrados era el que estaba más cerca del auto buscado, con sus respectivos uniformados a bordo.
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