Resignados frente a los robos, decidieron cerrar un centro de capacitación en tecnología
Se trata del local donde funciona ECTA Computación. El domingo por la noche ingresaron al lugar y se llevaron todas las computadoras, que son las herramientas de trabajo. Su dueño lamentó la decisión y dijo que continuará “en forma privada” con los cursos.
La sede donde funciona ECTA -Educación y Capacitación en Tecnologías Aplicadas-, en Montiel 261, fue el domingo por la noche blanco del accionar delictivo. Tras forzar el candado de la reja que protege el frente, delincuentes ingresaron al local y se llevaron las siete computadoras utilizadas para el dictado de los cursos, en una pérdida que representa entre 20 y 25 mil pesos.
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El nuevo hecho, que se sumó a otro ocurrido hace poco tiempo, llevó a su dueño, Diego Grela, a suspender la actividad en ese lugar y continuar “en forma privada” con las capacitaciones.
“Llegar al local y encontrar todo destrozado y sin las cosas me llevaron inexorablemente a que desista de la actividad”, lamentó, y reconoció que es “tristísimo” tener que adoptar esta medida. “No fue una decisión que tomo porque me fue mal con el negocio sino que lo hago forzado por el accionar de terceros”, resaltó.
El titular del emprendimiento comercial ratificó a El Eco Multimedios la decisión adoptada tras padecer la sustracción de las siete máquinas que utiliza a diario para brindar la capacitación a sus alumnos.
En ese sentido, resaltó que, “por suerte” no había computadoras propiedad de clientes que suelen llevar sus propios dispositivos, “pero sí había otros elementos personales e incluso discos extraíbles con información, datos de los alumnos”, entre otras cosas.
Una decisión irreversible
En otro párrafo de la nota, Grela se refirió al episodio ocurrido el fin de semana, que fue el que determinó la suspensión de los cursos.
Contó que ayer por la mañana arribó al local y encontró el candado forzado y la puerta entreabierta. “Entramos con mi hijo y nos encontramos con ese panorama. Faltaban todas las computadoras que son las herramientas de trabajo. Estaba todo dispuesto para que los alumnos puedan asistir a clase con sus máquinas o con las computadoras del local”, lamentó.
En esta oportunidad, aseguró que aún no sabe si radicar la correspondiente denuncia policial en función de la experiencia que tuvo la vez anterior.
Respecto del primer robo, Grela detalló que los intrusos “rompieron todos los vidrios, las cortinas estaban afuera y la policía ni siquiera dejó una guardia para esperar a que llegara”, renegó sobre las razones por las cuales duda si presentarse en la comisaría.
El dueño del local, que comenzó en 2001 y pasó por varias sedes, sostuvo que “puedo volver a pedir un préstamo para reponer las computadoras pero es lo mismo. Son uno o dos años para que vuelva a suceder”.
Además, deberán pasar “dos o tres semanas sin trabajar, que la gente tenga que tener la contemplación de pagar las cuotas para poder subsistir porque hay compromisos que afrontar. Es mucho gasto para arriesgar y seguir apostando”.
Por eso, frente a esta situación, confirmó que cerrará las puertas y continuará “en forma privada porque no tiene sentido tener el local a la calle. Es una decisión irreversible”.
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