Con el Oído Agudo
TRAS LA DESIGNACIÓN, LOS REPROCHES
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En medio de los días turbulentos de la emergencia sanitaria, la rosca política no se toma respiro, en especial en el peronismo, y sobre todo cuando se confirmó lo que resultaba un secreto a voces: el exconcejal Facundo Llano quedó al frente del PAMI.
Si bien esa designación parecía un hecho, no pocos dirigentes preferían creer lo contrario, suponiendo que sólo se trataba de una instalación mediática en un escenario de intereses cruzados. Pero las horas pasaron y la confirmación llegó, lo que provocó un cimbronazo en las huestes justicialistas con apetito por los cargos nacionales y provinciales vacantes. Por caso, se citaban como candidatos -no sin intención- a figuras como el exconcejal, excandidato a intendente y médico Mario Bracciale o la abogada vinculada a temas previsionales y de discapacidad Gabriela Marti.
Las miradas y quejas apuntaron al máximo exponente de la fuerza en el pago, el concejal y excandidato a intendente Rogelio Iparraguirre, a quien le sindican la responsabilidad de dar el visto bueno de las designaciones en cuestión.
Según los quejosos planteos escuchados, los reproches no eran a la persona, sino al grupo que representa Llano, vinculado al bossismo, espacio que aún conserva rechazos en un amplio sector del peronismo serrano.
Asimismo, consideraron a boca de jarro que Llano una vez alejado del Concejo Deliberante, tras haber cumplido su período, había regresado a su cargo permanente en la Regional de Anses (“hace una década que vive del Estado con un sueldo importante”, recriminaron), por lo que tranquilamente se le podía haber concedido a otro dirigente, militante, el cargo en la obra social de los jubilados.
¿VUELVE AUZA?
Si bien nunca se fue, su “estelaridad” pública fue decayendo con el correr del tiempo. Aunque nunca dejó de participar en política partidaria y universitaria, su rol fue más de asesor y voz autorizada para los nuevos cuadros que se instalaron en el medio. Sin embargo, en el último tiempo no pocos dejaron entrever que el dirigente estaría pensando seriamente salir del “ostracismo” para instalarse nuevamente en el candelero y volver por sus fueros.
El exrector, excandidato a intendente y exconcejal Néstor Auza, quien si bien actualmente hoy guarda religiosa cuarentena en Gardey, no habría descartado el convite de dirigentes varios para que regrese a la palestra.
Por lo que se escuchó, la idea no tendría que ver directamente con la vida partidaria ni con una candidatura para las próximas elecciones en la ciudad, sino que la intención sería pelear por ser nuevamente rector de la Unicen.
Si bien toda perspectiva política está sujeta al devenir de lo que deje la pandemia, en los hoy vacíos pasillos universitarios por el asilamiento obligatorio quedó retumbando su nombre como posible candidato a suceder a Roberto Tassara, pese a lo cual otros ya instalan para protagonizar la contienda electoral académica al vicerrector Marcelo Abba.
LA JUSTICIA EN DÍAS DE PANDEMIA
Como se ha detallado en este espacio, respecto a la labor judicial en tiempos de coronavirus, la emergencia sanitaria derivó en una excepcional feria, en la cual los actores judiciales fueron habilitados, con el sistema online pertinente, para trabajar remotamente desde sus domicilios, salvo aquellos que cubren los turnos para los asuntos considerados urgentes.
Donde mayor preocupación y ocupación reina es en el fuero penal y en el de Familia, fundamentalmente, a partir de que el aislamiento social, preventivo y obligatorio pudo provocar mayores situaciones de tensión intrafamiliar, entre padres separados y la puja por la tenencia de los hijos, pero especialmente por las restricciones que atañen a la violencia doméstica, de género.
Para todas las tareas a aplicar, casi cotidianamente, la Corte informa resolución tras resolución para atender las problemáticas que van surgiendo a medida que pasa la emergencia sanitaria en medio de los litigios.
En ese tren, en el fuero de Familia se han turnado los dos juzgados con los respectivos equipos de trabajo que van rotándose, bajo la coordinación del juez Ramiro Saralegui.
Lo propio ocurre con el Tribunal Oral Criminal, quien ha restringido tanto los debates como las audiencias programadas para sólo atender los casos considerados urgentes, en especial aquellos que responden a la necesidad de aislar a reclusos de las hacinadas unidades carcelarias que están contemplados como grupo de riesgo, ya sea por la edad o por una patología previa.
También se maneja con las pautas de funcionamiento el Ministerio Público, con una guardia con turnos rotativos entre los cuatro fiscales que van atendiendo lo que hace a la persecución de un delito, un allanamiento o intervenciones telefónicas, aprobados por el Juzgado de Garantías frente a una investigación penal en ciernes. Lo demás quedó relegado hasta nuevo aviso, incluso los delitos y audiencias por flagrancia.
En lo que respecta a los juzgados de Garantías, la jueza Stella Maris Aracil hizo uso de la dispensa de la Corte para no acudir a la dependencia al estar contemplada en el grupo de riesgo, por lo que quedó en turno a cargo de los dos juzgados José Alberto Moragas.
Precisamente estos juzgados también tienen a cargo resolver el pedido de las defensas respecto a las prisiones domiciliarias de detenidos, amparándose en la necesidad de sacarlos de las unidades penitenciarias por una razón sanitaria, en el marco del coronavirus.
En lo que respecta al Juzgado 2 de Aracil (quien igualmente atiende las causas ya iniciadas desde su domicilio), al menos se cuenta con tres planteos referidos al arresto domiciliario. Uno de ellos no es otro que el resonante caso del docente de teatro apresado, imputado de abuso sexual infantil.
Si bien la pretensión defensista corrió antes de declarada la emergencia sanitaria por el Covid-19, trascendió que en los últimos días se añadió la cuestión del coronavirus como un argumento más a la hora de requerir la morigeración.
EL CORREDOR DE LA 226
Esta semana, el Municipio terminó de “sellar” los accesos a la ciudad, donde no hay controles sanitarios. Con tres puestos fijos que funcionan las 24 horas – uno en la 226 antes de llegar a la rotonda, mano a Tandil; otro en la Ruta 30, en la segunda vía, carril hacia Tandil, y otro en La Vasconia – se conformó un único corredor de acceso. Una de las medidas que toman los encargados de fiscalizar el tránsito es escoltar hasta la siguiente posta a aquellos que siguen viaje rumbo a otro destino, para que no ingresen al área urbana.
Como se anticipó en este Oído, en la previa hubo un tire y afloje entre el Municipio y las fuerzas de seguridad para determinar cómo se custodiaban algunos puntos para que los automovilistas y camioneros no esquivaran los puestos sanitarios que, vale rescatar, ya detectaron a más de 90 personas que venían del exterior y las mandaron a cumplir la cuarentena estricta, con supervisión de la Policía Local.
El entuerto quedó resuelto luego de que el Municipio bloqueara con taludes de tierra las entradas por el cruce El Gallo y la continuación del acceso a la Base hacia la Ruta 30. En tanto, en el cruce Scarminacci se repartieron las tareas. De día hay personal de Control Urbano Vehicular, que dispuso una casilla, y de noche, una consigna policial evita que los viajeros puedan llegar al centro sin haberles tomado la fiebre.
Superadas las gestiones, el director de Servicios Claudio Fuentes publicó una foto sobre la tarea que personal de su área concretó en El Gallo, donde una enorme montaña de tierra, señalizada con tambores, impide cualquier tipo de circulación por esa vía.
UN TURISTA EN LA CIUDAD
Durante los primeros días de la cuarentena obligatoria, hubo cierta información cruzada entre el Intendente y funcionarios de áreas operativas, esos que llevan ya varias semanas en la trinchera con el objetivo de que la mayoría de los tandilenses permanezca en su casa.
En medio del fin de semana largo por el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, desde el área de Habilitaciones le confirmaron a este Diario que había unos 277 turistas en cabañas y hoteles de Tandil. Sin embargo, el mismo Miguel Lunghi desacreditó ese dato y minimizó la situación.
Ya en el quinto día de cuarentena, desde Inspección General informaban que aún permanecían en la ciudad unos 70 visitantes que no habían podido regresar a sus ciudades de origen. Incluso, trascendió que los conserjes de los alojamientos intentaban, por todos los medios, conocer detalles de alguna autorización que pudieran gestionar para que los pasajeros retornaran a sus lugares de residencia.
Más allá de esas estadísticas, pasaron más de diez días, y este viernes todavía quedaba –al menos- una familia de turistas en la ciudad. Se trata de gente de Moreno que, en un pedido desesperado, solicitaba información sobre alguna alternativa que le permitiera emprender el viaje de regreso.
LA VOZ DE LÓPEZ
En medio de la pandemia, escenas extraordinarias van dejando su marca en una ciudad que se transformó radicalmente frente a la amenaza del coronavirus. Los cambios son visuales, con largas filas en los comercios durante la mañana, muy poca circulación desde las 18 y noches desiertas que hacen añorar el movimiento que los bares y restaurantes le imprimían a ciertas esquinas durante el fin de semana.
Pero también hay cambios sonoros, con menos ruido de motores y de escapes libres, y más chicos gastando energía –muchas veces a los gritos- en los patios de las casas.
Y entre los nuevos ruidos, se escuchó por las calles de la ciudad el mensaje lanzado desde una Renault Traficc, con un altoparlante en su techo. En las voces de Andrea Rossetti y Gustavo Chifflet, un contundente mensaje, de frases cortas y en tono solemne, le pedía a la población que se quedara en su casa porque el coronavirus era una situación de extrema gravedad. La interpelación resultaba intimidatoria para aquellos que aún seguían caminando a pocos minutos de las 18 y apuraban el paso hacia su destino.
En los primeros tramos de la propaganda, todo parecía una idea tendiente a promover que todos se queden en casa. Sin embargo, sobre el final, se atribuía la iniciativa el Centro de Formación Profesional 401 que regentea Daniel López. De ese modo, el dirigente maderero encontró una forma de estar vigente en momentos de escaso contacto social.