El mentor de Fundalum consideró que el cierre de Metalúrgica es la “crónica de una muerte anunciada”
“La Municipalidad tiene una gran responsabilidad, porque no se ha hecho cargo de esta crisis que viene afrontando el sector”, lanzó Alberto Porreca. Cuestionó el Acuerdo del Bicentenario por no haber tenido como prioridad reactivar la industria metalmecánica. Y sostuvo que esta crisis se debe a una clase de dirigencia política que “no tiene en cuenta al sector productivo”.
El cierre de Metalúrgica Tandil generó consternación en la sociedad que no puede creer que la fábrica emblemática de la ciudad vaya a desaparecer para siempre. El Eco de Tandil habló con diversos referentes del sector industrial para conocer sus reflexiones y análisis de la situación.
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Alberto Porreca trabajó muchos años en Metalúrgica Tandil en su apogeo y luego, junto a dos socios, creó Talleres Tandil y más adelante, Fundalum.
Consideró que lo sucedido es la “crónica de una muerte anunciada hace bastante tiempo” porque “lamentablemente no se ha tomado conciencia de lo que representa el sector industrial”.
“En una oportunidad que discutíamos con la Usina porque decían que si no fuera por ellos no tendría energía Metalúrgica Tandil y sin embargo, es a la inversa, el crecimiento de la Usina y la ciudad se dio a través de los grandes consumos de la industria metalmecánica”, enfatizó.
En tanto, evaluó que si bien la Argentina no es un país industrialista porque “valora más sus materias primas que los productos elaborados”, en Tandil la metalmecánica “creó una mentalidad de que podemos transformar la sociedad”.
Responsabilidades
Y lanzó que “la Municipalidad tiene una gran responsabilidad, que no se ha hecho cargo de esta crisis que viene afrontando el sector, diciendo que no está dentro de sus posibilidades ayudar”.
En esa línea, cuestionó que “se hace un acuerdo como el del Bicentenario donde se juntan la Universidad y la Municipalidad, y creo que la prioridad debería haber sido reactivar el sector metalmecánico de Tandil, que es un sector que transformó socialmente”.
“Cuando comenzó Macri hace 3 años, a la semana de haber asumido, hizo mención a la metalmecánica de Tandil y dijo que su trabajo iba a ser reactivar esto, lamentablemente no hubo dirigentes que acompañaran esto”, criticó.
En tanto, planteó que la industria automotriz, que fue la base de la industria metalúrgica, perdió su rol de fabricar las partes en la Argentina, se comenzó con los acuerdos con Brasil, con otros países y se comenzó a armar autos en Argentina. “Nunca más se fabricó una pieza, se sabía que si toda la industria metalmecánica estaba basada en fabricar piezas para la industria automotriz que se dejaron de hacer en el país, esto podía suceder”, manifestó.
Y fustigó que “cuando planteamos esta situación en vez de ver cómo evitar que se importaran piezas que se producían en el país los funcionarios y hasta la misma Universidad nos decían que nosotros nos debíamos reconvertir. Creo que lo que ahora se va a tener que reconvertir es el Estado, porque se van a quedar sin producción, se va a quedar sin trabajo la gente y se va a quedar sin la transformación que genera la industria metalmecánica”.
“Cuando dicen que no pueden hacer nada desde Tandil, pueden hacerlo, readaptar las tarifas de la energía para promover un determinado sector que es alto consumidor de energía”, opinó.
También responsabilizó a la Universidad porque tuvo un exponencial crecimiento, pero “no podemos acudir a ver cómo se complementa para evitar estas situaciones”.
Y sostuvo que con la Facultad de Ingeniería “no hubo una gran complementación”, pero crearon un laboratorio de metales que depende de Exactas tiempo atrás. “Tuvimos convenios muy importantes. Resulta que el laboratorio de metales creció, compró equipamiento y se aisló, así que quedamos desprendidos, ellos crecieron pero la actividad industrial se vino abajo, no existió la integración”, criticó.
“El crecimiento es notable en la Universidad, en la Municipalidad que es la empresa que más personal ocupa, la Usina es la empresa con mayor rentabilidad de la ciudad cuando una distribuidora no debería tener rentabilidad, y los que generamos la actividad estamos todos con problemas para pagar las tarifas”, manifestó.
Una reflexión
“De las dos empresas que surgimos de Metalúrgica Tandil, Talleres Tandil es prácticamente una empresa vaciada, se ha ido vaciando en su contenido. Primero porque fabricábamos moldes de matrices para la industria automotriz, pero segundo por no encontrar interlocutores a nivel local que se preocupen por esto”, lamentó.
Y recordó que les decían que el problema es nacional y provincial y que “localmente no se puede hacer nada”. Pero consideró que “se podría haber hecho mucho y no ponernos a llorar ahora sobre lo que está pasando”.
“Espero que esto sirva para reflexionar y salir el conjunto de la sociedad a apoyar este sector para que se mantenga vigente. Yo todavía no creo en el cierre total de Metalúrgica Tandil, me parece que aunque sea una pequeña actividad va a seguir, no va a caer del todo, pero espero que esto genere un cambio”, sostuvo.
En tanto, consideró una “incoherencia total de la sociedad argentina” que aparezca “en los medios la publicidad de los productos de Renault, la empresa que nos esta cerrando la planta Metalúrgica Tandil. No tiene sentido que consumamos Renault si nos está cerrando la planta”.
“Estas empresas trasnacionales se han quedado con el mercado automotriz argentino sin producir ninguna pieza en el país, entonces hacen lo que quieren”, manifestó.
Los cambios
Recordó que “un carpintero en Metalúrgica se transformaba en un modelista, en un matricero. Todos aprendimos a saber hacer piezas, hemos llegado a estar en los niveles internacionales, con productos hasta el mismo Detroit, que era la cuna de la industria automotriz del mundo, entonces venían las matrices importadas, las aprendimos a hacer y las desarrollamos nosotros en Tandil. Eso es lo que hay que hacer con cualquier otro producto”.
“No habría que haber resignado nunca lo automotriz, lo resignan los políticos, la comodidad social de decir quiero vivir en la Argentina pero andar en un auto importado. Nosotros hasta teníamos la pretensión de hacer un auto nacional, y había comenzado el proceso; Metalúrgica Tandil te daba esa posibilidad pero lamentablemente después viene una clase de dirigencia política que no tiene en cuenta al sector productivo”, criticó.
Y lamentó que “hace 5 ó 6 años, cuando empezaron las crisis más fuertes, pasamos a ser culpables los emprendedores que decían que no teníamos la capacidad para reconvertirnos”.
“Cuando el directorio pasó a ser integrado por la misma industria automovilística, no los productores metalmecánicos, comenzó la caída porque entraron a jugar otros intereses debido a que si esa industria automotriz está en Brasil y en Argentina, y determinan que conviene fabricarlo en Brasil y la fábrica de este país le está haciendo de posición, por eso no van a querer reactivar la fabricación nacional”, afirmó.
No obstante, aseguró que no da por muerta la lucha porque “muchos de los que no creen en la capacidad de reconversión nuestra se van a tener que reconvertir, porque el sector que produce y paga impuestos estará parado”.
“Cuando me tocó estar en la Municipalidad, creamos el TOA que era la integración regional entre Azul, Tandil y Olavarría, trabajamos muchos años. Si estuviéramos integrados con la región, nos fortaleceríamos, cosa que no hacemos. Hablamos de ir a congresos internacionales y no somos capaces de hacer una integración regional”, sostuvo.
La pequeña Córdoba
Y analizó que “el caso de Metalúrgica Tandil es muy lamentable porque si Córdoba era una industria de las más fuertes, Metalúrgica Tandil era el hijo adoptivo, éramos la pequeña Córdoba, la industria automotriz sufrió un gran desgaste, se vino abajo, pero Córdoba industrialmente sigue siendo fuerte”.
“No queremos subsidios, lo que quiere el industrial es solamente que no lo asfixien con los impuestos, con las tarifas, con los intereses del dinero, si el sistema te ahoga no se puede salir adelante. Entre todos los tandilenses hemos ahogado a Metalúrgica Tandil. Aunque es verdad que sus dueños no son locales, representan a un sector que no es el metalmecánico”, afirmó.
Y finalmente, sostuvo que “nosotros nos vamos a adaptar a los nuevos tiempos, pero espero que muchos de los que dicen lamentarse y tienen parte de responsabilidad porque nos han ignorado, se hagan cargo. Esto es el resultado de varios años que viene el sector con problemas”.
“El ADN industrial que ha tenido Tandil se
está perdiendo”, lamentó Marcelo Porreca
Por su lado, Marcelo Porreca, el actual director de Fundalum SA, analizó que “se veía viendo hace tiempo la falta de inversiones, creo que tiene que ver más con eso que con la situación actual, que nos está pegando a todos”.
Y consideró que una empresa que no invierte durante años “está condenada a un desenlace de este tipo”.
Enfatizó la diferencia entre un empresario de una pequeña y mediana empresa, “donde estamos todos codo a codo con todos los trabajadores y no estamos exentos de estas situaciones de crisis pero que morimos en el barco junto con los trabajadores”.
“En este caso son multinacionales donde todo se reduce a un número, y cerrar una empresa de un día para otro con un centenar de trabajadores es una decisión que no pasa por la cabeza de un pequeño empresario como nosotros”, recalcó.
El ADN industrial
“Hay que tomar conciencia de que el ADN industrial que ha tenido Tandil se está perdiendo y creo que es el momento de poder revertirlo, no tenemos el mejor escenario, pero si nos alineamos todos, podremos resurgir”, opinó.
Y agregó que “como dijo uno de los trabajadores, se va una parte de Tandil. Eso es así, tenemos una congoja importante. Se parte la ciudad al medio”.
“Este desenlace se veía venir. Pero con el correr de los días vamos a tomar más conciencia de lo que se está perdiendo en la ciudad”, sostuvo.
Y admitió que le duele por el lado de los trabajadores. “Ellos lo están viviendo, y son los que tienen el termómetro de la actividad, venían sufriendo esa sensación de que no había un interés empresario de que eso perdurara”, afirmó.
“Hoy por hoy, en una empresa de estas características se necesita mucha gestión, ir adaptándose. Pero es una empresa donde la actividad de gestión está en otro lugar y no se abre a otros mercados, con un gerente que no era de la ciudad, que no conocía a la gente”, sostuvo.
Y añadió que “lo que más me duele es que ese tipo de gestión empresaria lo que menos tiene en cuenta es a los trabajadores. Tiene que dolerle a un empresario dejar cien personas en la calle, tomar esa decisión no te puede dejar dormir, es muy grave”.
Respecto a la toma de la fábrica, opinó que “es una decisión muy personal y los entiendo porque van a hacer lo imposible, tienen la necesidad de resistir hasta último momento para recuperar su fuente de trabajo”.
Es un “dolor en el corazón”,
dijo el ingeniero Julio Muñoz
El ingeniero Julio Muñoz empezó desde pequeño como aprendiz en Metalúrgica. “Es un sentimiento importante que a uno le corre al ver la situación y que uno ha pasado tantas etapas de la vida ahí. En líneas generales los que estamos en la parte técnica, que ya tenemos una cierta edad, creo que el 90 por ciento pasamos por Metalúrgica en forma directa o indirecta, o como proveedor, o lo que fuera”, indicó.
En su caso, en 1965 y 66 trabajó como aprendiz de día y estudiaba de noche. “Ya como profesional, en el 86 me contrataron como consultor externo, y trabajamos dos años haciendo toda la parte de medioambiente, higiene y seguridad, que es lo nuestro, y hoy en día he seguido haciendo trabajos externos hasta último momento. El último fue el diciembre, enero, así que realmente duele”, expresó.
“Me acuerdo que la última inversión grande, que se trajo maquinaria de Francia, fue en el año 86, no era moderna, era material en buen estado que se trajo de Renault Francia. Después hubo distintas etapas en las que entraba la comisión de Brasil cuando había condiciones favorables por el Mercosur, entonces había un montón de piezas y distintos elementos que traían de Brasil a un precio más económico que en la Argentina”, rememoró.
Y admitió que ahora “uno ve el triángulo de la MT y le agarra un dolor en el corazón, da tristeza”.
“Cuando trabajé yo, en el año 66, se fundieron 2 mil toneladas con 2 mil personas en forma directa; en forma indirecta había otra 2 ó 3 mil más; cuando venía a fin de año el sueldo y el aguinaldo el comercio y el centro se ponían muy contentos por el consumo que eso implicaba. Es más que un símbolo”, concluyó.
Desde Apymet consideran
que el cierre era “previsible”
El presidente de Apymet, Gustavo Dacovich, admitió que no lo tomó por sorpresa, ya que hace algunos meses hubo retiros voluntarios y por tal razón era “previsible que estaban evaluando el cierre” porque era “una forma de sacar gente”.
“Esta crisis es muy compleja, pero considero que empezó en los años 90. Hubo momentos de mejoría, pero en los 90 Metalúrgica Tandil dejó de ser lo preponderante que era en el mercado y por otro lado, se empezaron a ver diferentes alternativas”, sostuvo.
Y agregó que “ser una empresa en la Argentina ya es todo un problema. Y si perdés vigencia, también se agrega la competencia internacional”.
“El personal que se queda sin trabajo es el hilo más delgado de la cadena. Esto genera un problema real, tanto para los trabajadores como a nivel social para Tandil. No veo una alternativa, no es que ese trabajador puede ir a pedir trabajo a otra empresa del sector porque están pasando un muy mal momento”, afirmó.
Y aclaró que hay muchas industrias que están en una profunda crisis. “Creo que hace mucho tiempo que a Metalúrgica no le cierran los números o no le interesa el lugar o esta fundición, pero la realidad es que hace tiempo que están mal. Sólo tenían un cliente”.
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