El MTE-CTEP de Tandil participó de la fundación de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular
“En esta nueva etapa que se abre, queremos ser protagonistas”, señaló Daniel Fernández, uno de los tandilenses que asistió al congreso que se realizó en Buenos Aires. Lanzaron un fuerte documento fundacional.
Representantes locales de la MTE-CETP participaron, en el microestadio de Ferrocarril Oeste, el sábado 21 de diciembre, del congreso fundacional y lanzamiento de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP). En el nuevo sindicato confluyen la CTEP, Barrios de Pie, la CCC y el Frente Darío Santillán. Más de 6000 trabajadores, junto a diferentes referentes sociales y políticos, asistieron a presenciar este hecho histórico para el sector de la economía popular.
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Desde Tandil viajaron cinco por parte del MTE-CTEP. Al respecto, Daniel Fernández, referente del MTE, afirmó que “fuimos parte de un hecho histórico, hoy la economía popular da un paso enorme que nos fortalece para seguir luchando por los derechos laborales de nuestro sector”.
El dirigente agregó que “las distintas organizaciones que conformamos la UTEP dimos pelea estos últimos 4 años, estuvimos en la calle para enfrentar cada medida regresiva hacia los laburantes, a la vez que creamos casas comunitarias, cooperativas y unidades productivas que dieron aire al sector más golpeado por la crisis. En esta nueva etapa que se abre, queremos ser protagonistas”.
El documento
En el documento fundacional de la UTEP quedó asentado que “las organizaciones que hoy nos reunimos para abrir el proceso de constitución de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular hemos transitado caminos distintos, algunos juntos, otros separados, en la lucha por la dignidad del sector más postergado de la clase trabajadora.
Muchos de nuestros movimientos se fundaron para resistir el gobierno neoliberal en la década de 1990, cuando la desocupación crónica nos llevó a asumir la identidad de trabajadores desocupados para luchar por nuestra subsistencia, reclamando fundamentalmente comida y subsidios”.
En tanto, señalaron que “con el correr de los años, a pesar del crecimiento económico, la mejora en la tasa de empleo, los avances sociales y los nuevos derechos conquistados durante los gobiernos populares de 2003-2015, comprendimos que nuestra vida laboral estaba definitivamente afuera del mercado. Ni la industria, ni el comercio, ni las instituciones estatales nos querían como empleados”.
A partir de entonces, “comprendimos que esas changas que nos inventamos para sobrevivir, esos mercados barriales, esos puestos ambulantes, esas fábricas recuperadas, esos talleres familiares, esos polos productivos, esas carretas cartoneras, esas cooperativas de trabajo, esas obras barriales, esas cuadrillas villeras, esos espacios comunitarios de amor y cuidado, se habían convertido en el centro de nuestra vida económica.
Al mismo tiempo, comenzó un proceso de encuentro con las organizaciones de agricultores, campesinos e indígenas, que comparten los padecimientos y la piel morena de los trabajadores de la economía popular urbana”.
Y resaltaron que “nuestra lucha, entonces, pasó a centrarse en la dignificación de estas actividades: el acceso a los medios de producción, mejores condiciones de trabajo, reconocimiento del salario social complementario y la ampliación de nuestros derechos laborales”.
El apoyo del Papa
En ese camino, manifestaron que “así, trabajadores sin patrón, excluidos de todo derecho y reconocimiento, pero conscientes de nuestra propia dignidad humana, logramos visibilizar nuestra existencia silenciada y obtener algunas conquistas. En ese camino, encontramos un amigo inesperado, el papa Francisco, que puso ante los ojos del mundo la potencialidad de los pobres organizados, afirmando que no sólo padecemos la injusticia sino que luchamos contra ella, predicando que en nuestras manos no sólo está el destino de los pobres sino el futuro de la humanidad toda, golpeada por una crisis socioambiental y un sistema que sólo rinde culto al dinero”.
En esa lucha, explicaron que “hacia finales de 2015 conseguimos que el Estado reconozca que nuestro sector no estaba compuesto por beneficiarios de la caridad pública sino por trabajadores no dependientes, sin derechos, que tenían derecho a organizarse. Se obtuvo así la personería social como forma de agremiación y logramos el reconocimiento de la categoría de trabajador de la economía popular”.
Los últimos cuatro años
En tanto, desde el sindicato afirmaron que “el gobierno neoliberal de Macri Gato, con su ofensiva contra la clase trabajadora, nos dio el último empujón para reagrupar las principales organizaciones sociales y experimentar la fuerza que da la unidad. Para lograrlo, debimos tomar una decisión crucial: no dejar que las diferencias políticas e ideológicas nos dividan. Asumimos como una riqueza la diversidad de opiniones y posiciones sin pedirle carnet de afiliación a ningún compañero, sabiendo que nos une algo mucho más fuerte que la ideología: el sufrimiento común de nuestros hijos sin pan y nuestros intereses como trabajadores”.
En torno a la unidad, “en este último trecho, logramos construir una representación gremial del sector a través del Triunvirato de San Cayetano al que luego se sumaron otras organizaciones. Las leyes de Salario Social Complementario (2016), Integración Urbana (2018) y Emergencia Alimentaria (2019), junto a innumerables luchas provinciales y regionales, instalaron como prioridades del Estado la agenda de Tierra, Techo y Trabajo. No fue fácil. Más de doscientas detenciones arbitrarias, incontables represiones, centenares de heridos y compañeros muertos nos han costado estas batallas. Todo ello nos permitió ver con mayor claridad las limitaciones de no contar con una herramienta sindical unificada y consideramos que existen hoy las condiciones para avanzar en este sentido”.
La salida
“Aquí estamos entonces para construirla. La Unión de Trabajadores de la Economía Popular presenta hoy su Mesa Promotora como sindicato con representación nacional en todas las ramas del trabajo popular independiente, cooperativo y comunitario, en las 24 provincias del país con al menos 350 mil afiliados, reclamando su reconocimiento como entidad gremial más representativa del sector y su incorporación inmediata a la Confederación General del Trabajo. Nuestra organización cumple todos los requisitos constitucionales de una entidad sindical y está amparada por innumerables normas internacionales, en particular por la Recomendación 193 de la OIT”, señalaron.
Por otra parte, precisaron que “la Unión de Trabajadores de la Economía Popular tiene como objetivo principal velar por los derechos del conjunto de los trabajadores de la actividad, reclamando el derecho al trabajo frente a toda persecución, el acceso al salario social complementario, la cobertura de salud, la protección familiar, los aportes jubilatorios, condiciones dignas de trabajo y la igualdad en el resto de los derechos laborales”.
Y anticiparon que “la Unión de Trabajadores de la Economía Popular luchará por más y mejores medios de trabajo para los proyectos productivos comunitarios que llevan adelante los diversos movimientos sociales, promoviendo la reserva de mercado, el cupo para las obras públicas y las compras estatales de nuestros productos”, como así también “será un sindicato que garantice la elección democrática de sus autoridades a nivel nacional y regional, y establece desde este momento la paridad de género en todos sus órganos directivos”.
Ratificaron que el nuevo gremio “lleva en su seno el sueño de una patria grande independiente, soberana y justa, porque tiene entre sus miembros migrantes de toda América Latina. En este sentido, la UTEP defenderá siempre la unidad latinoamericana, la soberanía de sus pueblos y la búsqueda de la justicia social”.
También aclararon que “no pertenece a ningún partido político ni confesión religiosa, pero reconoce como una riqueza las tradiciones políticas, culturales y religiosas de las mayorías populares de nuestro país, asumiendo también como una riqueza las identidades múltiples y diversas que coexisten en nuestro seno”.
Como otro postulado, “sostiene la necesidad de construir poder popular en cuanta capacidad del pueblo organizado para construir su propio destino, apoyar las medidas gubernamentales que lo favorecen y enfrentar las que lo perjudican. En ese sentido, reivindica la herramienta de la movilización aún frente a un gobierno popular cuando las demandas legítimas de nuestro sector fueran insatisfechas”.
Un pedido al Gobierno
En el último tramo, el documento de la UTEP asegura que “la enorme mayoría de nosotros tenemos esperanza en el nuevo gobierno. Aunque tenemos compañeros con otras identidades políticas y apostamos a la diversidad de nuestro sindicato, muchos hemos militado la formula Fernández-Fernández. Creemos que después de cuatro años de penurias, finalmente la Argentina puede ponerse de pie. Nos alegra también que haya legisladores y funcionarios surgidos de nuestras filas. En ese sentido, saludamos al Gobierno electo y reconocemos los primeros esfuerzos por defender la patria grande y mejorar la distribución de la riqueza”.
En cuanto a las demandas, anticiparon que “le pedimos, sin embargo, que contemple plenamente la agenda de Tierra, Techo y Trabajo dentro de la ética de las prioridades, conscientes de que el hambre se erradica y la dignidad se conquista sólo si estos tres derechos sagrados están debidamente garantizados”.
Para cerrar, expresaron que “aquí, entonces, los descamisados del presente, los cabecita negra del siglo XXI, los descartados de la globalización excluyente, comenzamos a escribir un nuevo capítulo en la historia de la clase trabajadora y damos un nuevo paso hacia nuestro destino”.