Organizaciones pidieron no negar la pobreza, un problema crónico que se soluciona con trabajo
La pobreza en Tandil se convirtió en el debate central de esta semana, a partir de las declaraciones de la secretaria de Desarrollo Social Alejandra Marcieri. La funcionaria negó un incremento de la demanda de los sectores vulnerables y mandó al padre Marcos Picaroni a confesarse por opinar que hay tandilenses que se sienten desamparados. En ese marco, los dirigentes del Movimiento Evita, Nicolás Carrillo, y de Patria Grande Juan Arrizabalaga, quienes ponen brazos a la obra en los barrios más vulnerables y conocen de las necesidades más profundas, coincidieron al decir que el crecimiento de la pobreza es un dato objetivo.
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“Es indiscutible, inobjetable y totalmente objetivo, que las medidas que fue tomando el Gobierno nacional acrecentaron la inflación de los alimentos, que es donde gastan el 90 por ciento de sus ingresos los sectores populares, y las tarifas, y por ende la contracción económica y la caída de las changas, porque estamos hablando de trabajadores informales. Eso no tiene porqué irritar, molestar, enojar a los funcionarios municipales, porque no son responsables absolutos de esa situación de pobreza estructural que se vive en Tandil y se arrastra de mucho tiempo. Centralmente lo que impactan ahí son las políticas macroeconómicas”, analizó Carrillo.
En esa línea, sostuvo que “la mejor política social es la economía, que es lo que da trabajo, consumo, mercado interno. Después, no hay política social en Argentina ni en ningún municipio que pueda mitigar absolutamente los dolores que genera el ajuste. Hoy, hasta los trabajadores formales, que tienen un salario, tienen dificultades para llegar a fin de mes, no llegan, se endeudan con la tarjeta de crédito para pagar tarifas. Mucho más la gente que no tiene salario”.
Mujeres
más pobres
El líder el Movimiento Evita observó como una particularidad que en Tandil se produjo “una femeneización de la pobreza muy fuerte. Hay muchas mamás solteras que no cobran cuota alimentaria, que tienen dos o tres pibes, que tienen dificultades para trabajar”.
Y rechazó las mediciones de la pobreza del Indec a través del ingreso, que solo es “la punta del iceberg”, porque en la base hay enfermedades sociales como “problemas crecientes con la droga, con la violencia horizontal que se da en los barrios, con las viviendas precarias que generan un montón de dificultades sociales, y esto es un problema que no hay que ocultarlo, hay que ponerlo sobre la mesa y debatirlo”.
Marcó como una falencia de toda la clase política la ausencia de estos temas en los debates, como ocurre a nivel local con el Acuerdo del Bicentenario. Tampoco existe una mesa en la cual se sienten todos los actores vinculados con la problemática social.
“Que crece la demanda es un tema que atravesamos todas las instituciones. Hay 5 mil familias que no tienen trabajo registrado en Tandil; hay otras 3.500 que reciben una ayuda alimentaria, es decir, que están en una situación de pobreza importante. A través de la Ley de Emergencia Social y de la Ctep llegan mil salarios sociales para trabajadores de la economía informal que cobran 5 mil pesos por mes, una inyección de 50 millones de pesos anuales al Municipio de Tandil, que es muy importante y ayuda a mitigar este ajuste”, informó Carrillo.
También indicó que el Movimiento Evita entrega 500 bolsones de alimentos por mes, el Banco de Alimentos ayuda con 20 toneladas mensuales a 300 organizaciones sociales y a través del Consejo Escolar, 10 mil chicos comen en las escuelas todos los días.
Al evaluar las demandas más urgentes, evaluó que “la comida es un problema, la vivienda precaria es otro y sobre todo, se agudiza en invierno por el frío y los pedidos de materiales están a la orden del día, y también poder ingresar a algún programa social para acrecentar sus ingresos porque la verdad es que aumenta todo, el colectivo, se terminan calefaccionando con basura, tratan de tirar un mes con la garrafa para cocinar todos los días. El tema pasa por eso, comida, materiales para la vivienda y con el frío, creció la necesidad de frazadas y ropa”.
“Queremos regar la pradera, no
que se prenda fuego el barrio”
A pesar del diagnóstico de los últimos meses, Nicolás Carrillo puso énfasis en la pobreza crónica. “Está muy bien la ayuda, todas las organizaciones que hay en Tandil y el Municipio invierte mucha plata en lo social, el tema es cuándo vamos a salir de esta rueda de asistencia para empezar a pensar en trabajo”, reclamó a partir de las experiencias que lleva adelante con cooperativas.
Por eso, lamentó que “si el padre Picaroni dice que crece la pobreza y le saltan a la yugular de esa manera, no sé si hay una predisposición a abrir el debate” y agregó que “me parece que hay que abrir el juego y debatirlo con todos”.
Además, aclaró que “ninguna organización pretende hacer política electoral con esto. La verdad es que hoy, con las redes sociales, con la tecnología, los que quieren ser exitosos en la política partidaria no van a un barrio, salen en los programas de televisión, se juntan con emprendedores, con los food trucks, la política pasa por otro lado. Los que estamos de este lado es porque entendemos, sentimos, comprendemos que no hay futuro para la comunidad si no se realiza el conjunto de los trabajadores”.
Por eso consideró que “sería saludable que haya un ámbito y se pueda discutir. Yo no creo que haga mella en el Tandil soñado. Puede haber un Tandil emprendedor, con turismo, con software, con todo, y que también empecemos a pensar una perspectiva para los trabajadores humildes que viven en la ciudad”.
Sumado a eso, manifestó que “nosotros queremos regar la pradera, no queremos que se prenda fuego el barrio, el trabajador humilde, la mamá soltera. Regar la pradera significa ayudar en todo lo posible, más allá de que no queremos abrir comedores y merenderos porque no es bueno. Tenemos una responsabilidad como militantes sociales y la llevamos a cabo, por eso trabajamos en todos los barrios, tratamos de organizar cooperativas, hacemos todo lo que podemos para dar respuestas. No es que hacemos esto para que se incendie la pradera, para que haya violencia, para que la gente vaya a los mercados a pedir comida, no queremos volver a eso”.
Arrizabalaga dijo que “los penales
los atajamos las organizaciones”
Por otra parte, el dirigente de Patria Grande Juan Arrizabalaga afirmó que “desde 2016 en adelante es creciente la tendencia a aumentar las necesidades sociales. Eso es objetivo, no importa a quién hayamos votado o a quién no hayamos votado. Tiene que ver con un cambio de gobierno y de política económica”.
En simultáneo, remarcó que “si bien Tandil tiene una fuerte red de contención social, tanto de participación del Estado como de organizaciones de la sociedad civil que trabajamos en la contención o un trabajo social permanente, con diversos recursos públicos y no públicos, locales y no locales, la política del Gobierno nacional por abajo destruye ese trabajo”, sobre todo a partir de la pérdida de fuentes de empleo.
Arrizabalaga recalcó que “la demanda es creciente no solo por el invierno sino porque la política económica es un desastre, la economía es un desastre y se está licuando el bolsillo de la gente. Hoy con dos trabajos en una familia, no llega a fin de mes. Entonces, en esa situación los barrios están súper complicados y las carencias son muchas, y si bien hay elementos de pobreza estructural argentina, la situación ha hecho empeorar el bolsillo concreto y cotidiano. Entonces esa situación es la que estamos afrontando en los barrios y eso es un diagnóstico objetivo. Esa es la realidad, más allá del debate de si hay o no gente desamparada”.
“No nos gusta que la
gente la pase mal”
El referente de Patria Grande consideró que “en lo que tenemos que coincidir todos es en que el problema social en la Argentina se profundiza, y la economía no tiene ningún signo de modificarse y la política de gobierno está apostando a la timba financiera y todos los días aparecen despidos y la desigualdad social es muy grande, y todavía no llegaron las tarifas peores del invierno. Entonces, realmente la situación es esa y si alguien le gusta o no… A nosotros no nos gusta, pero no porque somos parte del Gobierno, no nos gusta que la gente la esté pasando así. A otros no les gustará porque les merece una crítica”.
En concreto, indicó que uno de los cambios que observa es que casi no había comedores en Tandil, pero “empezamos a abrir comedores y merenderos, a ver que la gente está perdiendo varios de los trabajos, porque el que no tenía uno en blanco hacía varios trabajos para llegar. Cuando empiezan a perder eso porque baja el consumo, la gente deja de hacer sus arreglos, no llama al plomero, al gasista, al albañil, al que le hace un arreglo en el patio, miles de trabajadores empiezan a perder parte de sus ingresos hasta, incluso, el trabajo, o gente que estaba en blanco que es despedida”.
Entre las carencias, enumeró la vivienda, el acceso a la tierra, alquileres, llegar a fin de mes, llegar con la garrafa social, con los alimentos para los chicos. “Me parece que son muchos problemas y nosotros somos muy serios en esto porque sabemos que cuando aumenta la necesidad social, aumenta la desintegración, la violencia, entonces nos estamos haciendo cargo de un montón de cosas que el Estado debería hacer. Los penales los atajamos las organizaciones, pero las decisiones las toman los funcionarios”, remató.
Por último, reconoció que “los municipios no son ciento por ciento responsables de esta situación porque no tienen la capacidad presupuestaria para bancar todo ni son los que toman las decisiones de política económica nacional. No negamos eso, no somos irresponsables. Por eso nos parece que todos tenemos que opinar en la justa medida, sabiendo que la situación está cada vez más difícil”.
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