Trágico suceso dejó al descubierto las falencias municipales en torno a los casos de hiperobesidad
Pablo Quiroga, un joven de 38 años que padecía hiperobesidad, falleció el pasado sábado por la madrugada y el trato que recibió su cuerpo fue humillante e indignante para su familia. Lo trasladaron en la caja de un camión, debieron agrandar el pozo en el mismo momento en que lo llevaron y lo enterraron cubierto por una sábana, sin cajón. “Es indignante que Tandil no esté preparada para esto”, clamaron allegados a Pablo.
Un lamentable episodio registrado el pasado sábado por la madrugada desnudó las falencias municipales en torno a los casos de hiperobesidad en la ciudad. Pablo Quiroga, un tandilense de tan solo 38 años, falleció en el Hospital Municipal Ramón Santamarina y el trato de su cuerpo fue poco más que humillante.
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Una allegada a la víctima dialogó con El Eco de Tandil y contó la indignante situación que atravesaron el pasado fin de semana, que fue una más de las tantas que debieron soportar durante años ante la inacción de las autoridades locales.
El viernes por la noche Pablo comenzó a registrar algunos problemas respiratorios y ciertas dolencias en distintos lugares de su cuerpo mientras yacía en su casa. Por tal motivo, debieron trasladarlo al nosocomio para que lo atendieran.
En el Hospital estuvo internado durante unas dos o tres horas y luego falleció por un paro cardíaco, provocado por una infección que tenía en la pierna y que se le había extendido porque “nunca la descubrieron ya que no le hicieron los análisis correspondientes”.
Además, advirtieron luego de la trágica noticia que Pablo tenía varios moretones ocasionados por los traslados debido a que “en Tandil no hay vehículos para que personas como él se puedan manejar, porque cada vez que le pasaba algo, tenían que ir los Bomberos y la Policía para poder levantarlo”.
El traslado y la denigrante sepultura
Luego de que se confirmara que Quiroga había fallecido producto de negligencias médicas o desatenciones, de acuerdo a lo expuesto por sus allegados, su cuerpo fue trasladado hacia el Cementerio Municipal en la caja de un camión sobre unos palets, una colchoneta y tapado con una sábana.
Atrás, hacían lo propio una ambulancia del sistema público y una máquina autoelevadora Clark “porque de alguna forma lo tenían que bajar cuando llegaran”.
Sin embargo, la sorpresa fue mayor cuando, al arribar al predio ubicado en la avenida Fleming, se encontraron con que nadie les había avisado a los trabajadores las dimensiones de Pablo, que pesaba más de 300 kilogramos, y los empleados debieron agrandar en ese instante la fosa.
“En el momento, familiares tuvieron que ayudar porque nadie estaba preparado para una persona de esas dimensiones”, clamó con lágrimas y la voz entrecortada la familiar.
Con el autoelevador Clark bajaron al cadáver del camión pero los presentes debieron colaborar con la tarea porque, debido al peso de Pablo, la máquina comenzó a resbalarse y sus ruedas a romper el pasto.
Una vez completado ese paso, aconteció, tal vez, el más denigrante hecho: “Así como estaba, arriba de las tarimas, de una colchoneta y tapado con una sábana, lo enterraron. Así, sin cajón, sin nada. Porque no vienen cajones para personas como él”.
PAMI, el Municipio y la hiperobesidad en Tandil
Como por si con todo lo acontecido no bastara para ofender a los familiares y allegados de Pablo, la enfermera comenzó a solicitar la colchoneta sobre la que lo habían enterrado y se trenzó en una discusión con algunos de los presentes.
“Nos decía que se la tenía que llevar porque el Municipio se la pedía. Insistía que la debía llevar, pero ¿cómo vas a levantar a un hombre muerto de 300 kilos para llevarte una mísera colchoneta?”, se preguntó con indignación.
Asimismo, expuso que ningún funcionario municipal se acercó a ellos para ayudarlos como así tampoco nadie de la oposición. Refirió que durante mucho tiempo solicitaron asistencia en diferentes lugares y nunca nadie colaboró: “Recién ahora la gente se empezó a mover, y eso es muy indignante, porque no era necesario llegar al punto de que falleciera”.
Agregó que es “preocupante que Tandil no esté preparada para estos casos” y resaltó que desde PAMI le indicaron que debía abandonar su otra obra social para que pudieran ayudarlo.
“Los familiares y amigos de Pablo estamos intentando que esto se haga ver para que no le suceda a otra persona. Porque no tiene que ser así. Se supone que Tandil, la Argentina, tendría que estar preparada para cosas así”, concluyó.