B NACIONAL
Michel, cabeza y corazón de Santamarina
El ídolo aurinegro escribió otro capítulo de su relación con la gente. Tras evitar el descenso, reconoce que "ninguno de nosotros puede estar conforme con lo que hicimos". Y le apunta a cerrar con un triunfo mañana, frente a Villa Dálmine.
La cancha de Gimnasia de Mendoza fue otro escenario en el cual Martín Michel, ídolo moderno de Santamarina y referente histórico del fútbol tandilense, volvió a vestirse de héroe aurinegro. Pasado el minuto 86 del partido del domingo pasado, apareció en el área rival para capturar una pelota sin dueño, acomodarla con el pecho y despachar un derechazo cruzado para el 3-3 definitivo. Permanencia sellada en la B Nacional y otro capítulo feliz para el idilio entre el delantero y su gente.
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Una relación que fue dándose con el tiempo, con mojones que vale la pena recordar. Un debut por Copa Argentina anotándole a Bella Vista de Bahía Blanca, en 2011, mientras buscaba ganarse un lugar en ese muy buen equipo que dirigía Rubén Darío Forestello y que tuvo su punto más alto cuando llevó a los penales al Boca Juniors campeón de Julio Falcioni, en febrero del año siguiente. Con gol de Michel cabeceando a espaldas de Rolando Schiavi y sometiendo a Agustín Orión, en Salta. Aquel Argentino A no terminó bien, con Andrés Rebottaro tomando el lugar de Forestello y una clara derrota en semifinales por el segundo ascenso, frente a Sportivo Belgrano de San Francisco.
En la temporada siguiente, Michel se erigió en gran figura bajo la conducción de Gustavo Coleoni y llegó a once goles, tres de ellos para remontar la semifinal por el segundo ascenso frente a Deportivo Maipú de Mendoza después de caer (0-2) como visitante. En la ronda anterior también había aportado una conquista fundamental frente a Racing de Olavarría, su víctima preferida. Otra vez apareció Sportivo Belgrano y privó al aurinegro del salto de categoría, que llegaría un año después, con Duilio Botella en el banco.
En ella, el delantero no tuvo tanta participación en la red rival (anotó tres veces), aunque sí en otras facetas del juego y en la importancia de una conquista vital, frente a San Martín de Tucumán en la ronda final. Fue 1-0 en Tandil, cinco días después de una derrota frente a Tiro Federal de Rosario, que pareció agitar fantasmas y puso en duda las posibilidades del equipo.
Con el ascenso, Michel se estabilizó en la B Nacional. Salvo un breve paso por Gimnasia de Jujuy (primer semestre de 2016), se mantuvo en Santamarina y el listado de equipos a los cuales le convirtió ya no se limitó a los grandes del interior, sino que se extendió a clubes importantes del área metropolitana: Huracán, Quilmes y Ferro Carril Oeste valen como ejemplos, todos ellos campeones del fútbol argentino a lo largo de la historia. En el medio, Estudiantes de La Plata también lo sufrió (Guido Carrillo dio vuelta el partido con dos goles, en Sarandí) y Boca volvió a sentirlo (esta vez con Guillermo Sara en la valla, en Formosa), aunque en ambos casos haya habido derrotas tandilenses en ediciones consecutivas de la Copa Argentina con idéntico resultado, 1-2.
El gol en Mendoza fue el trigésimo suyo con Santamarina en B Nacional. Sumado a 19 que hizo en tres temporadas del Argentino A y 5 en Copa Argentina, llega a 54 con la camiseta aurinegra. Cifra elevada, pero que se potencia por la relevancia de muchos de ellos. Como el del domingo pasado, que sirve para introducción a la charla con “Cabe”, algo más relajado tras semanas difíciles.
-¿En qué lugar de tu carrera lo ponés, en comparación con aquellos frente a rivales de primera división?
-Los goles a Boca fueron algo único, pero más que nada una alegría personal. Esta vez fue distinto, estaba en juego la permanencia en la categoría y significó mucho para el club y para el hincha.
Siempre le dije a Pablo Bossio que si Santamarina llegaba a descender, iba a ser muy difícil volver. En el Federal A se manejan presupuestos enormes y acá hay poco apoyo. Peleamos para evitar eso y lo logramos.
-¿La campaña estuvo lejos de lo esperado?
-Seguro. Terminamos con el alivio de permanecer en la categoría. Pero ninguno de nosotros puede estar conforme con lo que hicimos. Hay que ser autocríticos y realistas. Dependimos mucho de Olimpo, que por momentos hizo las cosas peor que nosotros.
-¿Qué explicación le encontrás?
-Le doy vueltas a las cosas y no puedo encontrarle explicación. Siempre dije y lo repito, creo que tenemos un equipazo. Todos nuestros jugadores pueden ser titulares en esta categoría y algunos en primera división. Pero no encontramos funcionamiento. Nos llegaban y nos convertían, llegábamos y no convertíamos. Es algo básico, pero es lo único que se me ocurre.
Ni el cuerpo técnico anterior ni nosotros supimos sacar las cosas adelante.
-¿En algún momento amagaron arrancar y se frenaron?
-En los primeros partidos de este año, cuando empatamos en Adrogué, le ganamos a Ferro acá y a Chicago de visitante. Teníamos todo para levantar y perdimos en Tandil con Brown de Madryn. A la fecha siguiente nos ganó Olimpo y se complicó todo.
-¿La preocupación por el descenso se siente de manera especial?
-Sí, porque estás todo el tiempo haciendo cuentas y además no depende solamente de vos. Es un estrés constante, que te lleva a un cansancio físico también. Llegás a la primera práctica de la semana y ves compañeros tristes. Deportivamente es lo más difícil que me ha tocado vivir.
-¿Todo eso llevó a un desgaste con el cuerpo técnico de Guillermo Pereyra?
-Lleva a un desgaste, no solamente con el cuerpo técnico. También con la gente y entre los propios compañeros, es difícil la convivencia hasta con la propia familia. Guillermo tuvo que dar un paso al costado porque no encontraba respuestas nuestras, nosotros no encontrábamos respuestas de ellos y la cosa se iba a pique.
-¿En esa situación, quién marcó el camino para levantar la cabeza y salir adelante?
-Yo en eso me saco el sombrero con “Pucho” Barsottini, todos los días dándole para adelante. Obviamente Mariano (González) también, pero a veces estuvo bajoneado. Otro que ayuda mucho es Iván Bella, siempre de buen humor en las prácticas.
-¿En ese contexto también te sentís referente?
-Estando ellos y Fer Telechea, ese rol recae más en ellos por todo lo que significan. Sí me siento importante dentro del club, me gusta que los chicos jóvenes se acerquen a mí para charlar y tomar mate.
Además este año me tocó vivir cosas personales difíciles, y tal vez necesitaba apoyarme en los demás.
En otros planteles sí me ha tocado ocupar un lugar de mayor liderazgo, como algo que se ha dado de manera natural.
-¿En la relación con la gente como te sentís?
-Siento mucho el cariño de la gente y eso me reconforta. Ese reconocimiento es lo mejor que me voy a llevar del fútbol.
-¿Te lo hubieras imaginado en 2011, cuando llegaste a Santamarina?
-Jamás. Me vine de Bolivia, el club hizo un esfuerzo grande para traerme y yo pensé que iba a estar de pasada como ocurre generalmente en categorías como el Argentino A.
-¿Te miraban de reojo por tu identificación con Grupo?
-Sí, porque encima le había hecho goles a Santamarina. Pero pasó el tiempo y tengo un sentido de pertenencia con el club, que me hizo sentir tan bien.
-¿Y Grupo qué significa en tu carrera?
-Grupo es un club que me dio muchas posibilidades, para mostrarme en el fútbol del interior. Tuve años muy buenos ahí, aunque nunca pudimos aspirar a una categoría más grande.
-Debutaste a fines de los ’90 y te fuiste en 2010 a Bolivia. Una parte importante de tu vida estuvo ahí.
-Sin dudas. Antes de eso, en inferiores, ganamos todos los títulos con la clase ’83, de la cual surgieron jugadores como Pablo Cerfoglia, Javier Fadón y Juan Luis Moreno.
Me tocó ser alcanzapelotas y entrenarme con el plantel que jugaba el Argentino ‘98/’99, con jugadores como Pedro Rómoli, Javier Baena, Alejandro Saurel, “Colo” Nosei, Ariel Ojeda, “Loco” Rossi y tantos otros. “Chirola” Godoy me puso en un partido contra Excursionistas en cancha de ellos, fue mi debut en primera local.
-Mirando hacia atrás, ¿qué cambio notaste en tu juego?
-Cambié mi forma de entender el juego. Sé hacer movimientos para no desgastarme. El temperamento fue otro aspecto en el cual mejoré, antes me costaba controlarme.
De Mendoza al futuro
-¿Cómo fue el sábado previo al partido con Gimnasia de Mendoza, día en el cual Olimpo perdió de local y les facilitó la permanencia?
-Fue raro. Yo creía que Olimpo no iba a sumar, se los dije a los chicos en la semana. Durante el partido, traté de aislarme. Algunos de los compañeros lo miraron por internet, con el “Mono” Ijurco y “Seba” Del Río. Desde mi lugar, escuchaba los gritos de los goles. Fue una alegría, porque volvíamos a depender de nosotros.
-¿Hablabas con Jorge Sotelo y Oscar Mendoza con respecto al partido y a tus posibilidades de entrar?
-Con el “Chile” y “Puchi” hablamos más que nada de cómo estábamos en lo anímico, en la confianza. De la parte futbolística, ellos se apoyaron más en Mariano (González), “Pucho” (Barsottini) y Fernando (Telechea). Entre ellos bajaron una línea a seguir, de compromiso y sacrificio para sacar esto adelante.
-Llegó el minuto 24 del segundo tiempo y entraste, con el resultado 2-3. ¿Cómo lo veías?
-Al partido lo dominamos nosotros, estábamos para empatarlo o ganarlo. Hacer yo el gol lo veía difícil, era un partido friccionado y estábamos tirando centros. Yo no tengo altura para ganarle a centrales de 1,90; pero se dio esa jugada en que quedé habilitado y terminó adentro.
-¿Viene una despedida en la cual querrá mejorar su imagen?
-Al partido con Villa Dálmine lo queremos ganar y jugar bien. Nos merecemos esa alegría para nosotros y para la gente.
-¿Y después qué vendrá?
-En lo personal, se me termina el contrato en junio. Ojalá pueda quedarme, pero no depende solamente de mí sino de los dirigentes y el cuerpo técnico que venga. Me quedan dos o tres años de carrera y me gustaría que fueran en Santamarina.