“No me interesa ir a la cancha y ver al FPV en el vestuario de Santamarina”
Pasa por el diván Diego Puissant. El ex presidente aurinegro da su versión sobre sus vínculos en AFA y reivindica su gestión y sus amistades. ¿Todo pasa? “No, las cuestiones sentimentales no pasan”, dice quien supo ser intimo de Julio Grondona
-Hay incógnitas alrededor de Diego Puissant que generan grandes rumores. ¿Por qué te fuiste de AFA?
-Por decisión mía. Sí, se han dicho cosas de todo tipo y tamaño, pero si vas a andar aclarando cada paso que das, ¡que digan lo que quieran! Fue decisión pura y exclusivamente mía, por un compromiso con mi familia. Podría haber seguido tranquilamente. Lo mismo que en Santamarina; si quería creo que podía seguir.
-Ser una de las personas de confianza de un tipo como Julio Grondona da tela para cortar…
-Sí, en el tiempo que estuve le dediqué 20 horas por día así que sé cosas que no me las contó nadie, cosas que se hablan y sobre las que yo conozco la verdad, sé cómo fueron, cosas que ni siquiera la familia de él sabía.
-Pero a esta altura no es para vanagloriarse haber sido íntimo de Grondona. Ahora todos se borran.
-Para mí era un tipo de lujo, de lujo, no: de recontralujo, de primera, que vivió dando una mano, haciendo favores, pero lógicamente, en treinta y pico de años de poder fue reclutando enemigos. Cuando tomás decisiones, por más objetivo que seas, a alguno vas a perjudicar.
-¿Qué aprendiste al lado de él?
-De todo. Lo único que me falta ir incorporando es la paciencia. El tenía la paciencia de un chino. Yo soy muy impulsivo. Julio también era muy caliente, pero jamás lo ibas a ver enojado en público.
-No quedan dudas que sos impulsivo: lo demostraste como presidente de Santamarina, en un partido.
-Sí. Me arrepentí al minuto. En el momento me quería comer a un árbitro. Es difícil controlarse cuando interpretás que cometen una injusticia y ves que se te diluyen todos los proyectos, el laburo, los presupuestos, simplemente porque a un tipo se le ocurrió decir “esto es así y no así”.
-¿Creés que socialmente pagás el precio de haber sido apoyado por una dirigencia controvertida?
-¿Por ejemplo?
-Decían que eras el mimado de Marcelo Cifuentes y Tati Silva.
-Marcelo para mí es un gran tipo. Tati, también, y nos ayudó mucho. A mí me interesa cómo son conmigo, no si tienen mala prensa. O sea, depende qué intención tengas, si tenés planes políticos necesitarás formarte una buena imagen. Pero como mi meta no es ser intendente, ni es mi fin tampoco caerle bien a la gente….
-¿Hasta dónde le creés al veredicto social que suele darse en Tandil?
-(Muy tranquilo) Nada. Absolutamente nada. Me parece totalmente injusto.
-¿La tranquilidad de conciencia tampoco te importa?
-Estoy demasiado tranquilo con mi conciencia. Y te digo más con respecto a los amigos: ojo que por ahí le puede llegar a tocar a algún otro u otros que hoy tienen una muy buena imagen. A cualquiera que hoy tenga una buena imagen le puede pasar mañana. Yo sería más cauteloso a la hora de juzgar.
-¿Por qué Santamarina siempre fue una picadora de carne?
-¿Para quién?
-Para los dirigentes. Ninguno termina bien.
-Yo no tengo ningún mal recuerdo, al contrario. Hicimos frente a una realidad muchísimo más complicada, con un presupuesto muy acotado; lo que había era lo que se gastaba, ni un peso más.
-¿Fue una decisión tuya no mezclar la política con el fútbol?
-Claro. No me interesa ir a la cancha y ver al Frente para la Victoria metido en el vestuario de Santamarina. No corresponde, no tiene nada que ver. Convengamos que también es muy difícil mantenerlo con la cuota social, las entradas y la publicidad, pero si tenés resuelto el económico todo es muy fácil. Tampoco digo que esté mal lo que está haciendo Pablo Bossio, porque es difícil llevar adelante todo eso.
-¿Hinchás por Santamarina?
-Sí, cómo no. ¿Qué me querés decir?
-La política dividió las aguas también en Tandil y a Santamarina muchos no le desean suerte.
-Ah, sí, eso es verdad, estoy de acuerdo. Y no está mal, es normal. Yo lo he escuchado también, claro, la gente pregunta: ¿y por qué…? ¿de dónde…?, ¿cómo…?
-No simpatizás ni un poquito con la actual dirigencia aurinegra, ¿verdad?
-No los conozco. Llegaron al club en un momento en que quizás faltaba dinero y esa fue su entrada. No nos engañemos: nada tenían que ver ninguno de los Bossio con Santamarina. Nada tenía que ver Scarcella con Santamarina. Que digan lo que quieran, pero yo me crié en el club.
-¿Sentir la camiseta aún tiene importancia?
-Es lo más importante de todo. Está a la vista que la parte económica la tienen solucionada, ahora que no me digan que con la recaudación aguantás este equipo…
-¿Tenía razón el anillo de Grondona?, ¿“todo pasa”?
-No. El mismo dos años antes de morir se sacó ese anillo, o sea, hubo algo que no le pasó; la muerte de su mujer no le pasó. Queda canchero decir “todo pasa”, pero no es así. El, interiormente, lo sabía mejor que nadie, pero claro, mostrando su anillo solucionaba millones de cosas. Quienes estábamos permanentemente con él sabíamos que eso sólo era para mostrar a los demás. Las cuestiones sentimentales no pasan. u
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¿Vientos de cambio?, ¿o sólo una brisita?
Hombre de confianza de Julio Grondona durante décadas, el tandilense Diego Puissant es de pocas palabras pero cuando se trata de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) no se anda con vueltas: “los conozco a todos”, asegura. Y precisamente por esa cercanía que tuvo con gran parte de los que hoy mandan en la entidad de la calle Viamonte tiene dudas que el desembarco de Marcelo Tinelli traiga consigo vientos de cambio.
Antes que nada porque le resulta difícil entender de qué manera la futura conducción va a cambiar una estructura que desde 1979 funciona de determinada manera.
Mientras tanto, insiste en que el desaparecido ex presidente de AFA no se hizo rico cuando llegó allí sino que ya lo era por la constructora que poseía en Sarandí. “No sé la cantidad de viviendas que hizo, pero era una empresa inmensa, y yo conocí a sus clientes, a la gente que le compraba los departamentos”, asegura.
A tal punto llegó la cercanía entre el famoso Don Julio y Puissant que este último prácticamente fue incorporado como uno más en la familia, “iba al campo de ellos, me quedaba con todos los Grondona”.
Desde la visión del ex presidente de Santamarina, la clave del controvertido mandamás del futbol argentino –y vicepresidente de FIFA- radicaba “en que analizaba políticamente las cosas y era infalible. Era la única manera de perdurar. Y él tenía una claridad absoluta”.
Puissant destaca también a Luis Mestelán, su mentor, como “el máximo dirigente” que dio Tandil, reivindica a José Solanilla -“para mí fue también un gran dirigente- y a Tito Erviti: “era el que mejor perspectiva de conducción tenía” en el manejo del Santamarina de fines de la década pasada.
-Si todo el mundo pide que cambie la estructura de AFA es porque resulta obvio que existe la necesidad de cambiar. Algo hizo mal Grondona…
-No sé, no lo puedo decir porque para mí Grondona fue más grande que Maradona.
-Maradora era realmente protagonista, era jugador. No estaba en un escritorio. El era el fútbol.
-Grondona también. A nivel dirigente fue más grande que Maradona como jugador.
-¿Te parece tan importante como para hacer semejante comparación?
-La importancia de un dirigente está a la misma altura que la de los jugadores, aunque no parezca.
-Hablás de Grondona como monumento a la inocencia. Un tipo vinculado con miles de negociados.
-Supongamos que no fue inocente, pero los negocios que hizo eran totalmente lícitos. ¿Qué son las cosas malas del fútbol?, ¿vender un jugador?, ¿hacer negocios mediante el club y traer representantes, traer gerenciadores? Puede haber malas administraciones, pero yo sería más cauteloso a la hora de juzgar.
-Si Tinelli accede a la presidencia de AFA es porque nadie pudo negar que se necesita aire puro.
-No se puede hacer un nuevo Grondona, ni un nuevo Maradona. Esos tipos no se repiten.
-Te hablaba de la necesidad de un recambio.
-Y yo tengo mis dudas. ¿Tinelli conoce lo que es una liga?, ¿el futbol del interior?, no lo sé. No sé si sabe dónde está el Tribunal de Disciplina, donde se hacen los boletos. No lo aseguro, sólo es una duda.