Pasa por el diván Griselda Altamirano
-El año termina con un final amargo para los que tomaron Villa Cordobita ¿Estás triste?, ¿enojada?
-Cuando uno conoce el enemigo contra el que pelea no hay motivo para entristecerse.
-Enojada entonces.
-Continúo con el odio de clases que tengo desde muy chica, sabiendo que los que nos gobiernan no representan a la clase trabajadora. Y cada injusticia, como ésta, lo confirma.
-Hablás de odio con toda naturalidad.
-Es el mismo odio de clases que naturalmente ellos sienten hacia nosotros.
-Tus denuncias indican que en definitiva la clase media alta tandilense hizo muchísimo más usucapión que la clase trabajadora. Por lejos. ¿Por qué creés que no tiene impacto en la sociedad esa revelación?
-Porque los poderes están precisamente para garantizar el sometimiento de una clase por otra; es así, el instrumento legal burgués está hecho para garantizar que ellos se queden con las tierras, no los trabajadores. Lo único que hacen es seguir garantizando la herramienta para lo que fue creada.
-Pero eso no explica porqué no genera bronca que quienes ya tienen casa o terrenos vayan por más.
-Hay una falsa conciencia.
-¿Cuál?
-Se basa en la desinformación y siempre la intentan instalar en los trabajadores diciendo que ciertas cosas son delitos si las hace un pobre y están permitidas si las hacen desde otros sectores.
-Más allá de tus argumentos, no vas a negar que provocar te gusta.
-No es adrede, al contrario. Entre los de mi clase busco concientizar para llegar a un cambio concreto y hacia los otros para que tengan claro que no formo parte de los que van a agachar la cabeza mientras ellos se sigan robando todo. Si plantarse y no agachar la cabeza es una provocación, estoy orgullosa de eso.
-¿Sos consciente de que no despertás ninguna simpatía entre las señoras bien de la ciudad?
-A mucha gente no le caigo bien, ja, ja. No me molesta para nada. No vivo de lo que dice o piensa el resto. Insisto: si no me quieren porque estoy defendiendo los intereses de mi clase, yo estoy orgullosa.
-¿Alquilás?
-No, vivo en Villa Cordobita en la casa de Jorge Lezica.
-¿Entonces la toma y todos esos dolores de cabeza fue por los demás?
-Sí.
-“En Tandil todos queremos ser más de lo que somos”, dijo un prestigioso historiador. Incluso opinó que hasta los que toman tierras “quieren vivir en un country”, ¿qué te parece esa reflexión?
-Que no es así. Nos acostumbran a vivir con poco y cuando uno pretende vivir con dignidad, suponen un interés en ascender socialmente. Esas diferencias no deberían existir, pero en Tandil hay personas llenas de plata que quieren más del poder que genera el dinero para someter al otro. Acá hay terratenientes urbanos, verdaderos parásitos, que viven de la renta y tiene hasta 300 casas en alquiler. Entonces aunque lo quieran negar muchos historiadores, muchos zurditos de café, la lucha de clases sigue existiendo. Yo creo en eso.
-Jorge Lezica, tu pareja, dice que sólo tiene dos pantalones y que no le importa.
-Es verdad.
-Vos sos más coqueta, tenés más producción.
-No, yo no me maquillo ni voy a la peluquería. Somos iguales. Si vas a casa vas a ver que no tenemos electrodomésticos, nada, sólo la mesa y las sillas que hizo él; de hecho su casa es de piedra y la hizo él con mucho esfuerzo. Lo que ocurre con los sectores más empobrecidos es que la gente se viste con la ropa que le regala otro y es más fácil conseguir ropa para una mujer que para un hombre que mide 1,80 y calza 43 (risas).
-Te reís. Pensé que siempre estabas enojada.
-No. Soy feliz con lo que hago.
-Una felicidad que se basa en estar casi siempre furiosa.
-No. Soy decidida y quizás por eso podría estar trabajando en una empresa, ganar mi sueldo, elegir la salida individual y solucionar los problemas de mi familia. Pero nosotros elegimos la salida colectiva. La violencia, si a eso te referís, la ejerce el Estado, lo que nosotros hacemos es marcar qué debería hacer el Estado con nosotros. Ninguna persona elige hoy dónde trabaja, dónde vive, qué comen sus hijos: se vive como se puede, se come como se puede.
-¿Te animás a confesar tu parte burguesa?
-Quizás…, no sé, el punto débil de todo padre son los hijos, que por los lugares en los que están son influenciados por cosas que no necesitan, como la TV, la play. Y el hecho de que no se lo pueda brindar me genera cierto dolor, pero yo lucho para transformar ese dolor en esfuerzo para seguir peleando para que todos tengan acceso y todos puedan elegir. Yo soy feliz con las discusiones en las asambleas, incluso con poder ver que ese grupo de personas que vieron cómo sus casas fueron arrasadas por una topadora en Villa Cordobita hayan avanzado en su conciencia para entender cuáles son los intereses que están en juego e impulsar ahora un gran movimiento de recuperación territorial que organice a los miles que están sin techo en Tandil.
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Nadie se atreva a tocar a Lezica
-Estás muy enamorada de Jorge Lezica (ex líder de la Corriente Clasista Combativa, actualmente dirige junto a Altamirano la Agrupación 1 de Octubre. Siempre fue muy polémico en la opinión pública local).
-Por supuesto.
-Es tu mentor.
-Exacto. Milito desde los 13 años, cuando estaba en el centro de estudiantes en Florencio Varela, pero aquí pude desarrollarme estos últimos seis años más que en el resto de mi vida.
-Como te preguntaría una señora paqueta, ¿qué le viste, nena?
-(Risas) Que vive como piensa. Que elije vivir como vive a pesar de la demonización que se hace de él. Es muy difícil encontrar a alguien así: de todos los militantes que estuvieron hace 20 años con él, el único que no es funcionario es Jorge. La mayoría arregló un puestito con el gobierno de turno y él sigue siendo un militante social, viviendo con lo puesto. Yo creo que una persona que mantiene sus convicciones y no se tienta con el dinero vale mucho.
-Muchos lo han criticado por ser el ideólogo de las tomas y otros actos “desestabilizadores”.
-Alguien que está dispuesto a dar su vida en la lucha por las necesidades del pueblo es la persona más sensible que pueda existir. Para poder hacer lo que nosotros hacemos hay que tener dos cosas: un profundo amor por nuestra clase y un profundo odio por los que nos someten.
-¿Nunca se disipará ese odio?
-La única forma de que disminuya ese odio es que los chicos dejen de morir de hambre y deje de existir la opresión de nuestra clase. u
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Ficha Personal
Griselda Altamirano, 32 años, dos hijos.
-Nació en Guernica (partido de Presidente Perón, Buenos Aires). Vivió su infancia en Florencio Varela
-A los 24 años se radicó en Azul.
-Cursó Derecho pero abandonó al instalarse en Tandil.
-Formó parte de la organización de la Corriente Clasista Combativa (CCC) Tandil.
-Actualmente es una de las principales referentes de la agrupación 1 de Octubre.
-Próximo paso: “Aunque ya no tengamos expectativas en la Justicia, vamos a seguir insistiendo en develar todo el entramado de corrupción que existe alrededor de la tierra en Tandil y pelear para que se transparente esa información”.