Pasa por el diván Vicente Luis Ciano
Llega al lugar pactado para la entrevista y a su paso no hay quien no se pare a saludarlo. De muy buen talante a sus 78 años (pese a que estuvo muy grave y pasó 93 días en terapia), Cholo Ciano es amable como pocos, pero su voz por momentos resulta casi inaudible.
-Le voy a acercar un poco más el micrófono. Esa voz está muy afónica.
-Esta voz está afónica desde que nací. Con esta voz siempre supe que no a iba a ser relator.
-¿Fue un trauma eso?
-Me molestó sí, un poco, pero no tanto como para traumarme. Igual qué lástima, ¿no? Raúl Ramírez, un grande acá, me dijo un día: ‘Usted Cholo no se aflija, ésa es su voz, pero además usted tiene otro mérito, porque en un partido usted juega dos: uno por lo que tiene que decir y otro por cómo sale la voz’.
-Y no se puede quejar. Por lo que se ve, parece que tiene rango de prócer acá en Mar del Plata.
-Nooo, tanto no. Lo que pasa es que soy el más antiguo.
-Y en Tandil varias generaciones lo identifican como el primer periodista de TV, por Canal 8.
-Sí.
-Cuando la repetidora nos dejaba.
-Sí, ja, ja, estaba Cacho Derosa que se ocupaba de la transmisión allá. Eso que dice de mi allá lo supe cuando me entrevistaron, no me acuerdo el nombre, y tituló: ‘La cara más visible en Mar del Plata es un tandilense’.
-Es que esa faceta no es tan conocida. No todos en Tandil saben que Cholo Ciano nació allá.
-Sí. Me fui a los cuatro años, así que a Tandil lo recuerdo en olores. Yo creo que es cierto eso de que ‘tu patria es donde se criaron tus hijos’, pero no menos cierto es que uno no olvida el lugar donde nació. Siempre lo digo: si no viviera en Mar del Plata viviría en Tandil, porque allá tengo todo.
-¿Es verdad que es autodidacta?
-Tengo sexto grado nomás.
-Y ahora se la pasa recibiendo premios.
-Fue suerte. Hice de todo: desde lustrar zapatos en Tucumán y Maipú hasta ayudar a mis hermanos como albañil, o ayudante de carpintería, hasta que un día, a los 14 años, me dijeron si quería hacer de planillero de Dalat Pivot, que comentaba carreras. Ahí empecé.
-¿Tuvo posibilidades de haber trabajado en el periodismo porteño?
-Nunca me lo ofrecieron. Cosa que me alegra muchísimo.
-¿Por?
-Porque hasta el día de hoy tendría la duda. Si hubiese ido, tendría que haber luchado en un medio que no era el mío. Yo no peleo y allá si no peleás, ni largás. Y si me ofrecían algo y me quedaba acá, me hubiera preguntado qué podría haber sido de mí. La gran verdad la dijo un día Pedro Uzquiza, que era jefe de Deportes de Clarín hablando de Mario Trucco, a quien yo admiro muchísimo.
-¿Qué dijo? Porque Mario Trucco no es tan reconocido fuera de Mar del Plata.
-Dijo: ‘Mario Trucco es el mejor comentarista del país. Y uno de los mejores tipos que conozco ¿Sabés por qué no está arriba de todo? Porque en Buenos Aires tenés que pisar. Y él no solamente no pisa, hace un paso al costado’. Mario encierra la proporción de excelencia entre profesional y ser humano.
-¿Cómo es la proporción?
-Si no sos o intentás ser bueno tipo no podés ser lo otro. Hace poco me hicieron emocionar en una entrevista por radio porque se acordaron de una frase que le dije a mi hijo cuando era chico: ‘Viví de una manera que nadie te haga bajar la vista’. Podés cometer un error y empezar de nuevo, podés equivocarte, ahora si te hacen bajar la vista no es por una equivocación.
-¿Por qué Mar del Plata nunca tuvo un equipo de fútbol a la altura de la dimensión de la ciudad?
-¡Siempre nos preguntamos porqué! Y yo no tengo una respuesta para eso. Por eso me alegro mucho cuando veo que Santamarina está peleando por subir a Primera, en serio. Todo lo que pasa en Tandil lo sigo.
-¿Nunca lo tentaron desde la política?
-Me tentaron desde presidentes hasta gobernadores. Y me midieron todos, desde el ‘84, y la verdad es que hubiese ganado, ¡estaba arriba en las mediciones!, pero, ¿y después, cuando gobierne?
-Se animó a ser periodista con sexto grado y no político.
-Es que como periodista no decidís, a lo sumo opinás. Como político, sin querer o queriéndolo, favorecés o perjudicás. Y a mí no me gusta herir, yo siempre trato de no herir.
-Fue su lema como periodista.
-Y según quién sea la persona, como esta entrevista, me gusta el juego de la espontaneidad y el juego de usar y ser usado. De eso se trata a veces la entrevista, ¿no?, utilizar y ser utilizado…
-¿Esa es la clave?
-Es una. Como también lo es la que dice Mario Trucco: ‘Si los tipos que viven haciendo negocio se dieran cuenta de lo buen negocio que es ser buen tipo, lo harían, aunque sea por negocio’. u
Una vida entre parientes, amigos y famosos
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Hijo de un almacenero italiano que a principios de siglo pasado se instaló en Tandil, Ciano tiene aún, en virtud de diferentes lazos familiares (tuvo ocho hermanos) muchos parientes en nuestra ciudad y un hijo en Mar del Plata fue secretario de Gobierno y ahora preside el Concejo Deliberante.
La pregunta es inevitable, ¿llegó hasta ahí por el padre?: “Yo trato de que nadie diga ‘está ahí porque lo ayudaste vos’”, responde el Cholo, “porque eso le resta a él, que tiene condiciones. Pero un amigo me hizo un razonamiento que me parece muy válido: si alguien preguntara: ‘¿qué es Ariel Ciano del Cholo?’. ‘El hijo’, ‘ah, qué bien’. Ahora, si dijeran: ‘¿Ariel Ciano, qué es de Shocklender?’, ¿lo ve? Sí, sin que uno se lo proponga, el apellido pesa”.
Los nombres y apellidos pesan y él, que arrancó en 1961 en la televisión marplatense y supo ganarse la amistad de César Luis Menotti y varios ex presidentes de la Nación entre otros, supo del afecto que despierta en muchos cuando logró salir de una agonía que lo tuvo casi cien días en terapia intensiva.
En cuatro oportunidades los médicos avisaron a su familia que “Cholo” no pasaría la noche.
Pero salió adelante y cuando despertó llegó a una conclusión: lo importante es respirar, mirar, ducharse. “Cuando después de tantos días me asomé a una ventana y vi el verde, el sol, dije: ‘Valió la pena todo’. Y hoy digo qué lindo que me enfermé”.
La conclusión llega con gratitudes hacia todos los que se acercaron mientras peleaba por su vida, entre ellos Roberto Mouillerón, “que vino como amigo de Tandil”, hasta Felipe Solá, Francisco De Narváez, Ricardo Alfonsín o Luis Barrionuevo”.
-¿Por qué lo quieren tanto?
-No sé porqué, algo debo haber contribuido. Pero cuando me dan algún premio o reconocimiento yo siempre digo que mi hermano Carlos “El Turco” era el tipo más bueno, más honesto, más solidario que haya conocido, y si para mí lo importante pasa por ser buena persona, yo digo que él merecía mucho más que yo.
Yo tuve una fortuna: cuando hablaban de mi viejo o de mis hermanos los señalaban como buena gente y eso a mí me llenaba de orgullo. Así que yo quiero que cuando hablen de mí, mis seres queridos sientan la misma alegría y la misma satisfacción.
-También estuvo cerca de algunos personajes inolvidables, como Degoas, por ejemplo, el de La Paulina.
-Sí, (risas) Norbert Degoas. Un día le dije: ‘Vi una publicidad tuya, me gustó’. ‘¿Te gustó?’, me preguntó. ‘Uh, Cholo, me cag….’. ‘¿Por?’, le dije. ‘Porque para que una publicidad mía tenga efecto no le tiene que gustar a nadie…’. Esa era su filosofía: ‘Si algo se hace bien, nadie lo va a comentar’, decía, ‘un producto se va a vender si la gente lo recuerda porque la publicidad era muy mala’”. u