BÁSQUETBOL
Los dueños de la leyenda ellos son
Valerio Andrizzi y Emmanuel Hartstock. Experiencia, jerarquía y liderazgo al servicio de Independiente. Un recorrido pormenorizado del trayecto de ambos en el rojinegro.
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
Recibí las noticias en tu email
fernandoizquierdo@hotmail.com
Juntos, han establecido una simbiosis deportiva y humana, y se han erigido en dos referentes ineludibles en la historia del básquetbol de Independiente.
Valerio Andrizzi y Emmanuel Hartstock, capitán y subcapitán del equipo que conduce Nicolás Rusconi, ocupan desde hace más de una década un perímetro rojinegro en el que parecen querer perpetuarse.
Con 42 y 36 años, respectivamente, son estandartes de un equipo de protagonismo excluyente en la presente edición del Provincial de Clubes.
Atraviesan su octava temporada como compañeros en el club en el cual, como lógico mandato del deporte, han atravesado satisfacciones y episodios amargos.
El Eco de Tandil juntó para una extensa charla a estos dos emblemas rojinegros, quienes recordaron el pasado y analizaron la actualidad del equipo:
-Transitan una campaña que superó las expectativas.
Valerio Andrizzi: -Sí, se armó un equipo para “pelearla” y hoy nos encontramos disputando los primeros puestos.
Emmanuel Hartstock:-Seguro, cuando iniciábamos la pretemporada ni el más optimista pensaba que hoy nos íbamos a encontrar en esta situación. Pero hoy estamos en ella e iremos por un poquito más.
-Inevitablemente, emerge algo de presión.
V.A.:-Puede ser, de hecho hace poco tuvimos una charla respecto a eso. Es una presión interna, de nosotros mismos, en cuanto a nuestro compromiso. Sentimos que podemos y queremos llegar más lejos. Nos vemos peleando cosas importantes después de pensar que estábamos “para mitad de tabla”. No todos los equipos están preparados ni tienen la personalidad para encontrarse con una situación así. Algo de presión nos ponemos nosotros mismos, nadie de afuera, ni la gente ni la dirigencia.
-Independiente no realiza contrataciones rutilantes, pero suele contar con el plus de un equipo armado hace un largo tiempo con la permanencia de un entrenador.
E.H.:-Seguro. Y te agrego que es un plantel con casi todos sus integrantes nacidos en el club. Salvo Valerio, “Santi” (Dilascio) y yo, que incluso me siento del club después de tantos años. “Nico” (Rusconi, el entrenador) también es formado en Independiente.
-Incluso incorporar a Trapote con el torneo en curso no resultó traumático en términos de adaptación, al ser alguien muy conocido para todos.
E.H.:-Claro, fue reincorporarlo, porque él nos conoce a todos y ya había pasado por el club. Sólo hubo que incorporarle algunas cosas del juego en sí, pero sin que necesite demasiado tiempo de adaptación.
V.A.:-Lo mismo con Gastón González, que llegó este año y se acomodó rápidamente. Simplemente, se le explicaron los sistemas el primer día.
-¿Cómo es tener un entrenador como Rusconi, menor que vos?
V.A.:-Es la segunda vez que me ocurre, porque Guillermo Tasso también es más chico que yo. No me afecta ni varía nada, soy muy respetuoso de los roles que existen dentro de una organización. Tengo claro que soy jugador y Nicolás es el técnico, sea más grande o más chico, tenga más o menos experiencia. Hay que hacer lo que él dice, así es como funcionan las cosas. Cuando uno intenta pasar por arriba del entrenador, no va. Igual ocurre cuando el técnico quiere asumir algunas decisiones que son de los jugadores.
-¿Pero te permitís realizarle sugerencias?
V.A.-Sí, incluso él en determinadas situaciones me ha pedido consejos, igual que a Emmanuel.
-¿Ejercen cierto liderazgo en el grupo por ser capitán y subcapitán?
E.H.:-En líneas generales, somos un plantel democrático. Y se apoyan las decisiones que toma cada uno.
V.A.:-El capitán debe demostrar ese liderazgo, ganárselo, siendo serio en lo que hace. Y no necesariamente expresarlo en una situación de juego, sino también en lo cotidiano, en el día a día. Un líder, para mí, es un tipo que lo mirás y decís “está bien lo que hace, lo sigo”.
-En lo estrictamente basquetbolístico, ¿en qué situaciones puntuales sacan ventaja por conocerse en detalle?
E.H.:-Sabemos distinguir el momento que atraviesa cada uno, y cuál es el instante del partido indicado para cada uno. Sabemos qué puede dar el otro, sus características, en qué puede sacar una ventaja.
V.A.:-Por darte un ejemplo, si sé que Emmanuel tiene su fuerte en la mano derecha, no dudo en darle la pelota si está perfilado para ese lado. Son cosas que uno va haciendo automáticamente. Al conocerlo tanto, uno ya lee el momento en que él está “dulce” y lo trata de aprovechar.
E.H.:-Es algo que no sólo ocurre entre nosotros dos, sino a nivel equipo. Ya sabemos qué cosas explotar de cada uno. Es una ventaja, porque lograr ese ensamble es algo que en cualquier plantel lleva un tiempo.
La llegada
Tras tocar el ápice de su carrera al obtener con Lanús el ascenso a la Liga Nacional A, Valerio Andrizzi recaló en Tandil para la temporada 2008/09 de la Liga B. Bajar de categoría, naturalmente, no resultó una buena noticia para el alero, que así lo recuerda:
“No quería venir, recuerdo el día que me subí al micro para viajar a Tandil, me quería matar. Incluso, en los primeros cuatro o cinco partidos de ese torneo fui un desastre, porque venía de otra cosa”.
-Ni imaginabas permanecer más de una década.
V.A.:-Claro, si al primer día ya quería irme. Pese a haber ascendido con Lanús, no tuve ofertas para seguir en el TNA o jugar la Liga A según me dijo mi representante de ese momento. Fue raro.
-Llegaste con Diego “Demonio” Sánchez, quien arribaba a Independiente con un poco más de “chapa”.
V.A.:-Es cierto, aunque yo también venía a ser protagonista, tenía claro que no llegaba para ser un jugador de recambio, aunque “Demonio” venía con muchos más pergaminos que yo. Pero el que se quedó más tiempo fui yo, porque me gustó la ciudad y por cuestiones personales, un conjunto de cosas.
-Tampoco vos habrás imaginado permanecer tanto en el club.
E.H.:-Claro, cuando llegué, en 2007, era una época en la que solía estar uno o dos años en cada club para renovar objetivos. Vine desde Puerto Madryn, junto a “Juani” Mateo. Se dio de quedarme mucho tiempo, conocí a quien es hoy mi señora, formé mi familia y no me arrepiento para nada.
-¿Lograr un ascenso es una cuenta pendiente?
V.A.:-En cualquier equipo en el que estés, aspirás a lo máximo. Tampoco lo tomo como una “deuda”, en Independiente nunca se ha armado un plantel que deba ascender “sí o sí”.
-¿En la 2013/14, la segunda temporada de Castiñeira, fue en la que más cerca lo sentiste?
V.A.:-Puede ser. También en el primer año de Alvaro. Pero creo que cuando mejor equipo tuvimos fue en ese segundo que mencionás.
E.H.:-Yo no estuve en esos equipos. Pero creo que en la 2008/09, la segunda Liga B que jugamos, formamos un buen equipo, terminamos siendo muy competitivos, nos faltaron algunos detalles para dar el salto. Nos terminó eliminando Jorge Newbery de Carmen de Patagones, en una serie en la que estuvimos a nada de ganar. También en la 2010/11 anduvimos bien. Y, ya en el Provincial, hace dos años estuvimos a un par de puntos de ganar el cuadrangular final y ser campeones.
-¿Con qué compañero del club lograron una química especial?
-E.H.:-En mi caso, Valerio es uno. Llevamos muchas temporadas juntos, como 400 partidos como compañeros. Es más que lógico que yo sepa sus movimientos, cómo y dónde quiere la pelota y demás. También con “Juani” (Mateo), en su momento yo sabía que corríamos y con sólo tirar la pelota para arriba él la volcaba o definía en bandeja. Me sentí súper cómodo jugando el pick and roll con “Pichi” Maglia, él sabía perfectamente en qué ángulo poner la cortina para que yo tome un lanzamiento o le dé la pelota. Puedo nombrarte un montón.
V.A.:-Con Emmanuel, obviamente. Aunque no seamos “socios” en la cancha, por caso no jugamos el pick and roll porque somos dos perimetrales. Pero sé que si tomo decisiones él las va a respetar, como yo respeto las suyas. También puedo mencionar a “Leo” La Bella, un base al que le gustaba bastante pasar la pelota, con “Pichi” me pasó como a Emmanuel, era un jugador que te bancaba siempre, así te equivoques. Portillo es otro, un jugador con un carácter muy especial, como rival lo querés matar, pero de compañero era importante, va al frente como loco. Alejandro Arca es otro.
-¿Y en cuánto a entrenadores?
-V.A.:-A mí, quien más jugo siempre me sacó es Castiñeira.
-E.H.:-Particularmente, trato de sacar lo mejor de cada uno. Con Carlos (Zulberti) hubo al principio una relación de entrenador-jugador, pero con el paso del tiempo fue tal la confianza que teníamos que se perdió esa distancia que debe haber, algo que es contraproducente. Con Nicolás (Rusconi), si bien somos amigos, al momento de trabajar la amistad queda de lado y cada uno asume su rol.
Me verás volver…y debutar
El 19 de octubre de 2007, en el marco de la gira Me verás volver, Soda Stereo, una de las bandas más grandes de la historia del rock latinoamericano, hizo su regreso a los escenarios congregando una multitud en el Monumental.
Ese mismo día, y en simultáneo, también se produjo el retorno de Independiente a las competencias de orden nacional. También después de un paréntesis de una década (desde la Liga Nacional B 1996/97) y también en Capital Federal, a escasas cuadras del estadio de Núñez.
Emmanuel Hartstock, apelando a una memoria quirúrgica, evoca aquella derrota ante GEBA por 91-90: “Me acuerdo de que hacía mucho calor, era una cancha chiquita, fue un partido muy parejo que se definió en tiempo suplementario después de que fuéramos arriba durante casi todo el juego”. Fue aquél día el del debut de Hartstock con la rojinegra. “Lobo”, en esos tiempos un explosivo base con mucho poder de gol, fue el goleador del equipo tandilense con 27 puntos.
Sobre esa época, el oriundo de Orense recuerda que “no había mucho scouting, los videos se mandaban por encomienda y dependías de que te cumpla quien debía enviártelo. Perdimos ese partido y entramos en una racha adversa de siete u ocho derrotas consecutivas. Perdíamos por tres o cuatro puntos, hasta que logramos el primer triunfo ante Estudiantes de Santa Rosa, en Tandil”.
Reinventarse
Emmanuel, a sus 36 años, ya no es aquel base vertiginoso, conectado a 220, cuya principal inquietud era llegar cuanto antes al aro rival.
La imperiosa necesidad de dosificar energías lo convirtieron en un jugador más pensante e incluso lo condujo a, por momentos, desenvolverse como escolta. Asimismo, la experiencia que le proporcionó haber atravesado tantas batallas le moldearon un carácter muy apto para ser un protagonista adecuado en finales cerrados.
“He ido cambiando, soy más pensante, antes era más un revulsivo, más agresivo. Tenía mucho más gol porque tomaba dos o tres veces más tiros que actualmente, en ese momento estaba acostumbrado a eso porque era mi rol en mis equipos anteriores. Lo que hacía con el físico cuando era más joven, hoy trato de hacerlo con la cabeza”.
-¿Vos siempre jugaste igual? No te imagino pasando por arriba de tus rivales.
V.A.:-Mi forma de jugar sigue siendo la misma. Siempre fui un jugador de equipo, tratando de hacer lo que pide cada jugada. Lógicamente, antes corría y saltaba más.
-¿Con qué equiparan la diferencia atlética cuando les toca marcar a alguien mucho más joven?
V.A.:-No sé explicártelo en palabras. Suele pasarme que, cuando defiendo a un perimetral que es un “avión”, anota en sus primeras dos o tres apariciones, pero después logro frenarlo. Tomándole la distancia, leyendo su juego. Hay muchos jóvenes que, ante un resultado adverso, se frustran y quieren dar vuelta el partido en una jugada. Eso no existe, debe hacerse de a poco.
-Seguramente, cuando pensás en el futuro de tu carrera te resulta inevitable el ejemplo de Valerio, vigente con casi 43.
E.H.:-Sin dudas. Es más, me hizo cambiar la forma de pensar a la hora de plantearme hasta cuando voy a jugar. Hoy, entreno mucho más que hace diez años, con más responsabilidad y constancia. No es que antes era un irresponsable, pero me podía permitir ciertas cosas, sabiendo que no iban a afectarme.
-Debés estar harto de que te pregunten si la temporada próxima…
-V.A.:-Supongo que seguiré. A partir de los 40, voy viéndolo año a año, no puedo pensar a largo plazo.
-¿Qué es aquello que más los hastía de seguir jugando a esta edad?
-V.A.:-Y…los viajes son un tema, más allá de que en el Provincial no se recorren tantos kilómetros. Pero no se viaja en las mejores condiciones, se come como se puede, cuestiones que tienen que ver con los torneos semi profesionales. Después, reniego de cosas que ya no puedo hacer y veo que mis rivales hacen, algunos de la edad de mi hijo (18) o hasta más chicos. A veces, pienso “¿todavía tengo ganas?”. Sin dudas que las tengo, si no, no seguiría.
-David Ferrer, tenista de 36 años próximo al retiro, develó sus constantes dolores en los tendones de Aquiles. ¿Padecen alguna molestia puntual que los acecha?
E.H.:-Yo, por suerte, no. Me siento muy bien después de dos operaciones de rodilla. Me suele pasar que el cansancio post partido me llega 48 horas después, pero son molestias leves, lógicas, nada que no pueda sobrellevar.
V.A.:-El proceso de recuperación después del esfuerzo es más largo que antes. Últimamente, me pasa que se me contracturan los gemelos, y recientemente tuve un desgarro. Además, tengo tendinitis. Por la edad que tengo, no puedo quejarme.
-En los finales cerrados, es altamente probable que la pelota pase por las manos de ustedes. ¿Se permiten disfrutar esos momentos de tensión y protagonismo?
E.H.:-Sí. Y a veces te sale mal. La idea es que no pese a la hora de hacerlo nuevamente.
V.A.:-A mí me gusta, también. Es más, cuando hay un cierre parejo y no participás, te sentís un bol…
Descensos
Con sendos descensos, las temporadas 2009/10 y 2014/15 son, seguramente, las de los tragos más amargos para Hartstock y Andrizzi.
-El primer descenso, por el equipo que se había formado para el TNA, era más lógico.
E.H.:-Sí. Pero en el segundo, por cómo se dio la temporada, también se veía venir que íbamos a terminar así. En lo particular, me dolió más ése, porque dependía exclusivamente de nosotros y terminamos perdiendo una serie con José Hernández en la que estábamos 2-0 arriba, a un triunfo de salvarnos. Lo del TNA fue distinto, llegamos a la última fecha necesitando ganar pero a la vez esperando otro resultado (N. de R.: que Oberá Tennis Club derrote a Asociación Italiana de Charata). Nosotros hicimos nuestra parte, pero lo otro no se dio.
V.A.:-En el TNA, cuando se armó el equipo sabíamos que la posibilidad de descender era concreta. Pero con muy poquito más podríamos haber zafado. Más allá de tener un equipo humilde, hubo cuestiones que nos desestabilizaron, como no encontrar de entrada un extranjero. El descenso que sufrimos en el Federal también se podía imaginar, aunque era menos anunciado. Cuando empezamos la serie por la permanencia ganando 2-0 pensamos que ya lo teníamos, por eso creo que ése fue más shockeante.