RUGBY
Quaranta disfruta de Alumni, pero piensa en dar un salto
El jugador surgido en Los 50 se consagró campeón de la URBA siendo una pieza importante en el equipo, y ahora proyecta tener una experiencia en el rugby europeo
Bernardo Quaranta tuvo un gran año con Alumni, consolidado en el equipo que se consagró campeón de la URBA tras 17 años, y después de todos los festejos y los rituales que cumple un equipo que llega a la cima, volvió a Tandil por unos días, para compartir el buen momento con los suyos.
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El forward formado en Los 50 se hizo un lugar para hablar de todo lo que vivió en un año de emociones intensas, y del camino que buscará seguir una vez que finalice sus estudios de kinesiología.
“Fue un año impresionante. Arrancamos bien, y eso nos dio un colchón para llegar con chances de clasificar al final. Nos caímos a mitad de torneo y hubo un momento en el que estábamos por quedar afuera de las semifinales. Estábamos jugando mal. Pero es un torneo muy largo y a todos los equipos le agarran bajones, es imposible mantenerse psicológicamente arriba siempre. Creo que salvo San Luis, el resto subió y bajo en su rendimiento. Por suerte nosotros aceleramos al final, volvimos a las bases, a defender con todo, y logramos el objetivo.
¿Cómo fue la definición con Hindú?
-La final fue terrible. Hindú es un equipo demasiado duro. En el primer tiempo los pasamos por arriba, pero ello siguen y siguen y siempre están cerca. Tenés que hacer un partido perfecto para ganarles. Pero lo planteamos bastante bien, metimos mucha defensa y pegamos en momentos clave.
-¿Qué cambió del subcampeonato del año pasado a este equipo?
-Teníamos un juego mucho más dinámico, con más variantes en ataque. Yo tenía mucha más libertad para jugar, para aparecer en cualquier lugar de la cancha, pero no éramos regulares en defensa. Y este año todo se basó en defender bien, en un sistema más cerrado, pero más efectivo. Otra cosa que cambió fue la base de jugadores. Antes había 15 muy buenos jugadores, pero costaba el recambio, y fue algo que logramos este año, sobre todo con las lesiones de jugadores importantes como Santiago Montagner o la ausencia de Franco Sábato por el seven. Y lo importante es que desde la Preintermedia C hasta la Primera todos usamos el mismo sistema. También supimos jugar los playoff, aprendimos de los años anteriores.
-¿Cómo fue tu evolución desde la llegada a Alumni hace cuatro años?
-Empecé jugando de tercera línea. La dinámica de la URBA me atrapó totalmente. Hoy en día es otro rugby comparado con el de Mar del Plata, se alejó mucho en el nivel de juego. Llegué pesando 98 kilos y hoy estoy en 108. El primer año jugué bien, pero el gran cambio empezó en la pretemporada de 2016. Subieron algunos chicos como Romanini, Baldunciel y Montagner y los entrenadores me propusieron pasar de Nº 4. Yo acepté porque me había preparado muy bien físicamente, ya sabía lo que era el rugby de la URBA y lo que necesitaba para estar arriba. Pero me costó el cambio a la segunda línea, no me sentía cómodo, no me terminaba de gustar. Pero bueno, empecé a vivir con todo el scrum, que es donde uno se forma definitivamente para el puesto, y los entrenadores me convencieron de que ese iba a ser mi lugar, que me tenía que “recibir” de segunda línea. Y el click definitivo fue después de un partido con el SIC, donde hubo una lucha tremenda en el scrum, y me convencí definitivamente. Después pasé a ser Nº 5, que es mucho más duro, porque te toca empujar al derecho, que es el pilar con más fuerza en el scrum.
-¿Es un rugby mucho más exigente a nivel físico?
-Sí, mucho. Yo cambié mucho físicamente. Llegué en 2015 con 98 kilos y una pretemporada hecha así nomás, y la URBA me cambió totalmente. Es otra cosa. Se entrena mucho, te cuidás más, la competencia en cada puesto es muy exigente. Hay muchos más estímulos, tanto para los entrenamientos como para los partidos. Me fui siendo un jugador de acá y terminé siendo otro totalmente distinto. Mejoré mucho la agresividad en el juego, en defensa. Yo era muy ofensivo, tackleaba, tenía un buen line, pero me faltaba dureza, y con el cambio de puesto me puse más pesado, empecé a hacer el trabajo sucio. Me siento cómodo con lo que hago, siempre me gustó toca mucho la pelota, pero ahora no es tan fácil. Contra San Luis e Hindú me pusieron de ball carrier, con una célula de ataque, pero eso de jugar con pelotas rápidas, entrar más en ángulo, ya no lo puedo hacer por mi función en el equipo
-¿Se manejan con una estructura profesional?
Es un rugby muy profesional, cada jugador sabe lo que tiene que hacer en cada momento del juego. Y Alumni es uno de los mejores en todo lo que es análisis de video. Los entrenadores le mandan a cada jugador videos con lo que hizo en ataque y en defensa, y un exel en el que tenés todas las estadísticas. Los tackles errados te restan puntos, los tackles positivos te suman puntos, y eso hace a la competencia de cada puesto. Hay 220 jugadores en el plantel superior y tenés que estar al máximo todo el tiempo para mantener el puesto.
– Y el nivel de competencia es muy parejo.
-La competencia en el Top 12 es muy exigente todos los fines de semana. No hay equipos flojos, más allá de que en los resultados se puede notar una diferencia entre los de arriba y los de abajo de la tabla. Uno de los partidos más duros que jugamos fue contra San Martín, que peleaba el descenso. Entramos a hacer nuestro juego y nos llevaron por delante. Nos mataron con los forwards en el primer tiempo, un equipo muy duro, muy vertical, con mucha agresividad. Y ahí te das cuenta que donde subestimás un poquito o pensás que ganás tirándoles la camiseta, te va mal. No podés descuidarte nunca en la URBA. Y en todas las divisiones es igual. La Pre C, donde le tocó jugar a Jacinto Arrondo este año, siempre tuvo partidos muy parejos, que se definieron por pocos puntos. “Jazo” es una muestra de lo dura que es la competencia en cada puesto. Se fue de acá destacándose mucho, y allá le costó. El me decía que pensaba que iba a jugar en una división más arriba, pero estuvo en la Pre C y no tuvo chances de subir. Andrés (Mercanti) estuvo de pilar suplente en primera varios partidos, pero cuando volvió el “Pingüino” Acosta de Francia le costó mantener el nivel. Creo que nuestro problema es que no estamos acostumbrados a competir por el puesto. En Tandil sabemos que vamos a jugar siempre, y eso te juega en contra cuando venís a un club como Alumni. Pero cuando aprendés a competir es todo muy lindo.
– ¿Cómo maduraste la idea de irte al rugby de Buenos Aires?
-Siempre tuve la idea de irme, pero por el club, por quedarme acá lo iba postergando. También sufrí mucho cuando me quedé afuera del plantel de Los Pumitas, me costó seguir adelante.
En Alumni hay un psicólogo deportivo y con él tuve muchas charlas, y lo que te dice es que hay que reinventarse todo el tiempo. Los equipos cambian, los entrenadores cambian, y uno tiene que reinventarse para seguir arriba.
Yo me fui con la idea de crecer como persona y como jugador. Llegué a Alumni con mucha humildad, me recibieron bárbaro y yo me fue ganando mi lugar, haciendo un laburo que hacen pocos en el equipo. Acá estaba muy cómodo, no estudiaba, y a pesar de que a mi viejo no le gustó mucho, me fui a Buenos Aires y le demostré enseguida que podía jugar en primera y que podía llevar adelante una carrera; el año que viene me recibo de kinesiólogo
-Tuviste una chance en el plantel Senior, pero duró poco.
-El año pasado, después de jugar con Belgrano, Romanini y Baldunciel, que estaban en Argentina XV, me contaron que Fernández Lobbe les había preguntado por mí, que le gustaba como jugaba. Después, antes de jugar las semifinales, me dijeron que me iban a convocar para la concentración Senior de fin de año. Cuando fui me midieron, me pesaron, me hicieron todas las mediciones, pero para la segunda línea ellos buscan jugadores más altos, arriba de 1,96, y yo estoy en 1,91. Esa fue una de las razones por las que no tuve continuidad en esas concentraciones. Me dijeron que técnicamente estaba muy bien, quedaron conformes con lo que hice en esos entrenamientos, pero el tema es que para jugar de segunda línea a nivel internacional buscan a gente más grande.
Después le pidieron al club que me pusieran de tercera línea, para vez que desempeño tenía, pero obviamente eso es muy difícil de hacer, porque Alumni tiene jugadorazos como Moyano, Montagner o Romanini en esa posición, y yo estoy rindiendo muy bien en la segunda línea. Sería un sueño jugar en Argentina XV de tercera línea, pero a esta altura tendría que cambiar muchas cosas y es complicado. Siempre bromeo con mi hermano Juan que necesitaría el tamaño de él para jugar en el rugby internacional.
-¿Qué proyectos tenés para tu carrera en el rugby?
-Con Alumni ahora quedó la vara muy alta, porque hay que prepararse para salir campeón otra vez. Todavía no definí lo que voy a hacer cuando me reciba. Siempre tuve la tentación de irme a jugar al exterior, que es una experiencia que me encantaría. Tuve un par de ofertas para ir al rugby italiano, a equipos de la Liga Celta, pero prioricé la facultad. Con el título en la mano lo más probable es que tome la decisión de ir a jugar a Europa. Italia me gusta mucho, hablé con varios jugadores que están en el Benetton o en Zebre, y es una chance muy concreta. También me gusta lo que hizo “Nacho” Calles, pero él está en un torneo más duro como el francés, y fue como pilar, que es más duro todavía.
-¿Qué te pareció la llegada de Bruni a Los Pumas, un jugador que se formó a la par tuya?
– El Negro Bruni esperó su chance, tuvo paciencia y pudo debutar en Los Pumas que es el sueño de cualquiera. Lo tiene muy merecido, porque además de ser un jugadorazo es una gran persona, super humilde. Se fue de acá peleándola y llegó a Los Pumas. Ahora se tiene que poner el objetivo de ir al Mundial.