Advirtieron que las inspecciones en el boliche clausurado estaban previstas
La polémica por la agresión de un grupo de adolescentes a una joven, el pasado 13 de diciembre, sumó este fin de semana un nuevo episodio. Gladys Peralta denunció nuevas amenazas contra su hija Mariel, víctima del feroz ataque, mientras se encontraba en el interior del boliche Perdón Ramón, de la avenida Santamarina 655, que terminó clausurado ante la presencia de menores de edad.
Según la versión brindada por el director general de Inspección y Habilitaciones, Alejandro Ruffa, el control realizado en el lugar estaba previsto y que en la segunda visita, realizada sobre el cierre, detectaron la presencia de menores de edad. Fue entonces que se procedió al cierre del lugar, que permanecerá así hasta tanto el Juzgado de Faltas actuante lo decida.
“Todos los boliches son visitados habitualmente por los inspectores y Perdón Ramón está dentro del esquema”, confirmó el funcionario que asumió en la dirección el pasado 10 de diciembre en reemplazo de Alejandra Marcieri.
En ese sentido insistió que su presencia no se debió al planteo realizado por la madre de la adolescente.
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La inspección
Sobre la dinámica de trabajo durante el fin de semana, explicó que se llevaron a cabo rutinas de inspección en “todos los boliches” y puntualizó que el domingo por la madrugada los inspectores estuvieron en la apertura, alrededor de la 1, y regresaron horas más tarde para completar las tareas.
Mientras se desarrollaban esas acciones el Centro de Monitoreo recibió una denuncia de parte de una madre sobre la presencia de menores dentro del espacio.
En tanto “los cuatro inspectores aparecieron en el boliche, ingresaron al lugar con personal de seguridad privada y detectaron la presencia de menores de edad, jóvenes con y sin documento, a quienes se los invitó a retirarse”, aseguró Ruffa sobre los resultados del trabajo.
Para finalizar se labraron las actas y las infracciones correspondientes y se procedió a la clausura del predio. En ese sentido dijo no tener constancia de la existencia de amenazas o amenazas entre las jóvenes involucradas al señalar que “en ninguna de las actas nos manifestaron esto, no dejan constancia”, pese a los planteos realizados por la madre de la joven.
El director general confirmó además que aun los propietarios del emprendimiento no realizaron ningún descargo y agregó que las actas fueron ayer derivadas al Juzgado de Faltas de turno, que estará a cargo de la continuidad del proceso.
“De la misma manera”
Explicó que cuando se detecta la presencia de menores en boliches bailables “no entran o se los invita a salir”, frente a lo cual se realizan las actuaciones pertinentes. “En la acumulación de infracciones corresponde la clausura”, ratificó, y confirmó que el boliche de Santamarina al 600 era “reincidente”.
“Vamos a seguir trabajando en todos los boliches de la misma manera. No cambia absolutamente nada la modalidad ni el trabajo”, garantizó Ruffa sobre el accionar que mantendrá la Dirección de Inspección General y Habilitaciones.
El caso
El 13 de diciembre pasado, Mariel Peralta salió de bailar y sufrió agresiones de parte de un grupo de cinco adolescentes que posteriormente fueron identificadas por la policía (tres de ellas eran menores), y se inició una causa.
Este fin de semana, según relató Gladys Peralta, su hija estaba nuevamente en Perdón Ramón cuando la llamó, alrededor de las 3.30, para pedirle ayuda ya que recibía agresiones verbales de parte de las mismas jóvenes mientras se encontraba en el interior del lugar.
“La fui a buscar. El dueño de Perdón Ramón había dicho que no las iba a dejar pasar más, pero no cumplió. Yo fui a retirar a mi hija, y me dio mucha bronca que el dueño empezara a sacar a los menores cuando vio que llamé a Defensa Civil”, cuestionó.
Peralta insistió que “fueron cuatro inspectores y lo clausuraron porque encontraron menores adentro y a su vez a varios sin documentos, pero fue a raíz de que yo llamé por lo que estaba pasando”. u
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