Científicos de la Unicén desarrollaron un mamógrafo óptico
Un grupo de científicos de la Unicén desarrollaron un mamógrafo óptico con el cual fueron premiados en el concurso Prendete. Si bien a partir de este reconocimiento van a viajar a Silicon Valley, en San Francisco, lo cual les abre la posibilidad de encontrar inversores para el proyecto, expresaron su deseo de que el financiamiento que les permita la prueba en humanos e implementación del dispositivo sea nacional y provenga del Estado.
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El equipo de nueve científicos que desarrolló esta innovación, es el grupo de óptica biomédica que forma parte de Cificen (Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería del Centro de la Provincia de Buenos Aires), el cual depende del Conicet, la Unicén y la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires).
El grupo de investigación estudia el comportamiento de la luz en tejidos biológicos y hace varios años que vienen trabajando en el uso de la luz infrarroja para la obtención de información biológica dentro del tejido.
El concurso Prendete
Si bien tienen al menos tres líneas en las que trabajan sobre mamografías, en todas reemplazando los rayos X por la luz infrarroja, la ganadora del concurso de ideas innovadoras Prendete fue puntualmente la que no requiere comprimir para que la luz atraviese el tejido, por lo cual la mujer se acuesta boca abajo en una camilla que tiene una ventana que permite el paso de la luz y solo la compresión del peso mismo de la mujer en la camilla permite la formación de la imagen.
En el concurso, se seleccionaron 24 proyectos sobre 120 de la zona y en octubre fue la etapa final en la cual quedaron en quinto lugar.
Nicolás Carbone, uno de los integrantes del equipo de científicos, explicó que obtuvieron un financiamiento de 50 mil pesos, que si bien “ayuda”, está muy lejos de la suma que necesitan para construir el prototipo que luego deben probar en humanos.
Además, van a viajar a Silicon Valley a presentar la idea, lo que les permitiría eventualmente conseguir algún inversor privado que podría interesarse en el proyecto, a lo cual confió “no estamos acostumbrados y honestamente tampoco estamos del todo seguros si es lo que queremos hacer, pero no estamos cerrados a la idea”.
Explicó que todos los ganadores se encuentran ahora en San Francisco pero como ellos no pudieron viajar, lo harán más adelante.
Armar el prototipo
Carbone aclaró que si bien están convencidos de lo que están haciendo, y tienen “confianza de que la ciencia es sólida” todavía faltan etapas para que el mamógrafo óptico pueda efectivamente implementarse.
“Hace años que estamos trabajando con esto y quizás todavía nos falten años. Ahora hemos llegado a cumplir muchas de las etapas de laboratorio, todo lo que son modelos teóricos, simulaciones, experimentos en laboratorio con réplicas de tejido artificiales pero que simulan adecuadamente el tejido biológico. Todo parece andar muy bien”, afirmó.
Ahora se encuentran iniciando los trámites de patentamiento y si bien tienen “una idea de lo que sería el aparato final”, aún les falta el armado del prototipo para llevarlo junto a gente de medicina, de biología, patólogos, a la clínica y evaluar si efectivamente todo lo que comprobaron en el laboratorio se aplica con seres humanos.
“Como todo desarrollo científico puede pasar de que nos demos cuenta de que no funciona tan bien como uno creía, por eso no queremos generar falsas expectativas en un área tan sensible”, enfatizó.
En ese marco, la próxima etapa sería hacer toda la etapa de estudios clínicos donde se somete a prueba el dispositivo para ver si es capaz de detectar la presencia de la enfermedad.
“Para todo eso uno tiene que desarrollar un dispositivo que es distinto al que utilizamos en el laboratorio, que una pueda llevarlo a un hospital por ejemplo y junto a la colaboración de los médicos someterlo a las pruebas clínicas”, indicó.
El financiamiento
Carbone explicó que si bien hasta ahora siempre se financiaron con recursos del Estado y les dio buen resultado, ahora encontraron dificultades para hallar un tipo de financiamiento puntual que provenga del Gobierno para el armado del dispositivo.
“Nos dicen que puede aparecer un inversor cuando viajemos a Silicon Valley pero nosotros seguimos buscando vías de financiación estatales, que es a lo que estamos acostumbrados a usar y lo que nos ha servido hasta ahora”, admitió.
Victoria Waks, otra de las científicas, expresó que “hasta ahora desarrollamos la investigación con recursos del pueblo de la Nación Argentina y está bueno que quede para el pueblo, que sea algo que le sirva a la gente, a nuestros inversores primordiales”.
En cuanto al patentamiento, Carbone explicó que buscan “protegerlo” porque al patentarlo durante un tiempo el uso es exclusivo del que lo creó, y eso evitaría que “venga una empresa grande fabricante de equipos médicos costosos y digan ‘buena idea, yo lo fabrico y lo vendo caro’”.
“Si todo esto funciona, si logramos construir el prototipo, vemos que funciona bien en la clínica y los médicos nos dicen que efectivamente ayuda en el diagnóstico del cáncer de mama, queremos que no sea algo caro porque hay una empresa grande detrás tratando de hacer plata con esto, porque a nosotros no nos paga una empresa para desarrollarlo, sino toda la gente de la Nación”, manifestó.
Por tal razón, desean que el financiamiento venga del Estado ya que de ese modo será más fácil que “quede en la sociedad”.
Los costos
En cuanto a los costos, calcularon que se necesitarían entre 100 y 200 mil dólares para armar el prototipo comprando las partes ya fabricadas y construyendo cada uno de los componentes se abaratarían un poco los costos.
Victoria Waks consideró que “sería muy accesible para los hospitales, las salitas, los médicos”.
Carbone evaluó que si un mamógrafo tradicional ya desarrollado sale alrededor de 100 mil dólares, que el prototipo salga alrededor de 100 mil dólares es “un indicio bastante fuerte de que si entra en escala de producción va a salir bastante menos”.
“Además esos 100 mil dólares no incluyen otros gastos que son necesarios por la propia naturaleza del mamógrafo tradicional. Por ejemplo, como trabaja con rayos X uno no lo puede poner en cualquier lado, hay que tener un ambiente preparado, gente entrenada para el uso de rayos X, hay que blindar las paredes”, indicó Carbone.
“El objetivo no es reemplazar la mamografía
tradicional”, dijo uno de los científicos
Por otra parte, Carbone planteó que el objetivo es que el dispositivo se asimile más a un ecógrafo, que es algo que el médico puede tener en su clínica, que a un mamógrafo, que uno tiene que ir a un lugar especializado.
Pero recalcó que “el objetivo no es reemplazar la mamografía tradicional, y tampoco queremos que quien escucha esto piense que es peligrosa y no se la tiene que hacer más. La mamografía tradicional es lo mejor que hay hasta ahora”.
Consideró que su funcionamiento es muy bueno pero que hay cosas para mejorar, como por ejemplo que no se recomienda por la naturaleza de la radiación X que mujeres menores de 45 o 50 años lo hagan, a no ser que haya una causa como predisposición genética. Tampoco se recomienda que se use con mucha frecuencia, lo cual sería muy útil cuando se está realizando un tratamiento, pero incluso en esos casos no se puede hacer más de una o dos por año, porque los rayos X se acumulan.
Victoria Waks señaló que “es una relación costo beneficio, a veces se hace más de una por año porque el beneficio es mucho mayor al riesgo que puede tener”.
En ese sentido, indicaron que sus investigaciones buscan desarrollar sistemas que complementen la mamografía tradicional, que traten de ir a las áreas donde la mamografía tradicional no puede como el seguimiento continuo, como es el uso en mujeres más jóvenes.
“Nunca buscamos reemplazar, y queremos dejar muy en claro que no está mal la mamografía tradicional”, recalcó.
Los beneficios de la luz
Waks, detalló que el mamógrafo óptico es “simplemente luz, lo podés usar todas las veces que quieras, no tiene ningún tipo de contraindicación, uno podría usarlo sin ningún cuidado en mujeres embarazadas, con seguimiento continuo, una vez por semana”.
Además, indicó que con la mamografía tradicional hay una alta tasa de falsos positivos. Lo cual implica que la mujer en esos casos debe someterse a una biopsia para comprobar si es verdaderamente positivo, con el estrés que eso implica. No obstante, aclaró que “por más que termine siendo nada, está muy bueno hacerlo porque en el cáncer un diagnóstico temprano es la diferencia entre sobrevivir o no”.
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