Con Aschero, Los Cardos busca un salto de calidad
Los Cardos transita los tiempos del 50 aniversario de su nacimiento, y ese momento siempre propicio para balances y nuevos proyectos incluye la llegada de un nuevo manager general de rugby, que busca darle un salto de calidad con objetivos a mediano y largo plazo. Federico Aschero viene de trabajar en varios clubes de la Unión de Buenos Aires, entre ellos Hindú, su club de pertenencia, Champagnat, CUBA, donde integró el staff del campeón 2014, y San Patricio, y en febrero pasado se instaló en Tandil para tratar de volcar su experiencia en el club de Los Laureles.
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La propuesta de Los Cardos incluyó para Aschero un cambio de vida que estaba buscando desde hacía un tiempo, para escaparle a la “locura” de Buenos Aires y aquí encontró lo que buscaba. “Estoy muy contento con lo que encontré en Tandil, con cosas que para mí son muy importantes. La combinación de ciudad y pueblo me encanta y es justamente lo que estaba buscando. Necesitaba un cambio de vida para salir de la locura de Buenos Aires y acá encontré algunas cosas que para mí se han ido perdiendo. Valores, pequeños gestos. Acá todo el mundo saluda, todavía se confía en la palabra, la gente te fía. Vas a comprar algo y si te falta te dicen después me lo traes. Cosas que en Buenos Aires ya no pasan y que yo valoro mucho”.
Aschero jugó en la primera de Hindú en los 90, integrando un plantel emblématico del club que en 1996 se consagró campeón de la URBA y del Nacional de Clubes, y que inauguró un par de décadas cargadas de exitos para los de Don Torcuato. En 1997 recibió una oferta del club para hacerse cargo como rentado de las infantiles y las juveniles y así comenzó un camino como manager en diferentes clubes. También trabajó como director de deportes de colegios privados y el año pasado culminó una incursión en política, trabajando en el área de deportes del municipio de Vicente López bajo la conducción de Jorge Macri.
-¿Con qué te encontraste en Los Cardos?
-El club, más allá de que lo conocía por el nombre y por algunos logros deportivos, me enamoró porque tiene una infraestructura de Top 14 de la URBA. Ya cuando llegás y ves la arcada y ese paisaje, te das cuenta que es un lugar increíble. Esas cosas me fueron seduciendo en general.
-¿A qué apuntaste con tu trabajo en estos primeros meses?
Empezamos a hacer un trabajo integral con la subcomisión de rugby y con el staff del plantel superior. Nos dimos cuenta que teníamos que recuperar sentido de identidad con el club, el sentido de pertenencia. Volver a ser una gran familia y ser parte de lo mismo. O sea, el orgullo y las ganas de querer pertenecer. Era muy importante que participaran todas las partes del rugby del club, porque la idea es desarrollar el modelo Los Cardos y para eso fue fundamental conocer un poco la historia del club. Tratamos de respondernos tres preguntas: A que queremos jugar, qué jugador debemos formar para apuntar a ese juego, y qué método vamos a utilizar. Una vez que definimos eso buscamos que el plantel superior, que es la cara más visible de un club, compartiera
las formas y los objetivos, y notamos un gran apoyo de los jugadores.
-¿Cómo se hace para encontrar un equilibrio entre la filosofía de juego del club y tus ideas personales?
-Más allá de que yo tengo una forma de sentir el juego y un estilo que esta muy marcado por Hindú, que es mi club de formación, creo que hay que dejar un poco de lado las ideas personales y acomodarse a lo que es el estilo histórico del club, que está por encima de todos. Por suerte hubo muchas coincidencias, especialmente con lo jugadores, que en definitiva son los que van a llevar adelante la idea. Los líderes del grupo están muy comprometidos a llevarlo a la práctica, aunque el tiempo de trabajo es muy poco hasta ahora.
-¿Como viste al equipo en el Reclasificatorio?
-Este torneo nos hizo muy bien con respecto a la confianza. Los argentinos somos muy futboleros y queremos resultados inmediatos para saber que vamos por el buen camino. Pero hay procesos que no están acompañados por los resultados, aunque son buenos, y eso cuesta entenderlo. Nosotros apuntamos al largo plazo. La última vez que Los Cardos salió campeón fue en 2006 y ya pasaron 10 años, o sea que algo pasó en el medio. Si ya no jugamos el Torneo del Interior como pasó alguna vez y estamos en un reclasificatorio para entrar al Regional, es porque evidentemente en algo se estuvo fallando. Es importante poner los pies sobre la tierra y reconocer que estamos acá por algo
Los resultados fueron buenos en este torneo. Estamos buscando desarrollar un plantel y no solo un equipo. Por eso fue importante que la intermedia y la pre también hayan sido protagonistas. Logramos 34 de 35 puntos posibles, hicimos 56 tries que son más de todos los que hicimos el año pasado y eso es un signo positivo.
-¿Y con respecto al juego?
-El equipo fue muy inestable. Tuvo ráfagas de muy buen juego, donde los veía y pensaba que tenían mucho potencial, y otros momentos de baches, de desconcentración. De una apatía y una falta de actitud llamativos. Y pensando en lo que viene hay algunas luces de alerta, porque el nivel de exigencia va a ser otro, vamos a jugar contra equipos que vienen del torneo del interior, un escalón mas arriba. Creo que estos equipos nos van a ayudar a ordenarnos más, el ritmo que traen nos va a favorecer con respecto a lo que nosotros queremos hacer, que es un rugby más dinámico, más intenso. Pero los baches en esta clase de partidos pueden ser determinantes, porque si estos equipos te sacan 15 o 20 puntos de diferencia en esos minutos de desconcentración, después, cuando volvés a emparejar el partido, ya no tenés chance de cambiar el desarrollo. Hay que trabajar mucho también en el aspecto reglamentario, nos cobran muchos penales. El control emocional y la disciplina táctica son fundamentales para cumplir el plan de juego en defensa. Lo importante es que los jugadores están teniendo una intención de juego y a partir de ahí hay que seguir creciendo. Lo peor que podemos hacer es quedarnos en un rugby mezquino, donde todo es avanzar con el pie, sin esfuerzo, sin desgaste. No jugar a nada, en definitiva.
-¿Cómo están las infantiles?
-El club tiene cerca de 400 jugadores, un número que tiene la mayoría de los clubes de Buenos Aires, y eso es muy valioso. Lo que necesitamos es hacer un trabajo más intenso. Entender que es rugby infantil en función de la edad de los chicos, de la maduración que tienen, pero eso no significa que no se les pueda exigir para que den lo mejor de cada uno. Los chicos naturalmente compiten, en todos los órdenes de la vida, en el colegio, en su casa con sus hermanos, y no está mal que afiancen eso en el rugby. Si esa competencia se da dentro de los valores que queremos transmitirles, no hay ningún problema en que lo hagan.
-¿Y los juveniles?
-Tenemos un inconveniente que le pasa a la mayoría de los clubes del interior y que es Buenos Aires actuando como un imán desde todo punto de vista, no solo del rugby. El estudio es la razón o la excusa para instalarse allá. La mayoría de los chicos que termina la secundaria aspira a irse a Buenos Aires para estudiar, para conseguir un buen trabajo, y además tiene la chance de jugar y participar de un torneo muy competitivo.
Al club le cuesta muy caro eso, porque por lo general los que se van son los mejores jugadores. Vos te rompés el alma formándolos y los disfrutan ellos. Creo que hay cuestiones culturales, de costumbres muy arraigadas, que en algunos casos se podrían empezar a cambiar para que los chicos se queden. Me llama la atención que la mayoría de los juveniles aspiren a jugar en clubes de Buenos Aires antes de apuntar a la primera de Los Cardos. La primera ambición debería ser esa, pero se da al revés y me parece que hay que empezar a trabajar en eso, en recuperar el sentido de pertenencia. Por eso es bueno que muchos jugadores del plantel superior estén comprometidos colaborando con las juveniles y las infantiles.
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