Contaminación
Señor Director:
Cuando era chico tuve la oportunidad de disfrutar de la libertad de jugar en las inmediaciones del Arroyo Blanco debido a la cercanía de mi domicilio con ese curso de agua, como así también de la vida de alumno de la Escuela 21, scout del grupo Martín Rodríguez, Unión y Progreso, entre otras cosas, lejos de la cantidad de canales de tv y la actual computación. No reniego de esto y sí extraño lo viejo, cuando se podía jugar a los indios contra los de la otra calle: “contra los del rulo… “.
Con el tiempo llegó el entubado de los arroyos, y una nueva aventura de internarnos en esas cuevas artificiales para salir en la otra punta de Tandil, ya sea por el arroyo Blanco o por el del Fuerte, recuerdo que el salvaje de mi hermano se divertía con los sapos que pasaban a mejor vida en sus manos, no sin antes hacer el papel de inquisidor y ejecutarlos con un salvajismo que sólo vemos en las películas de terror (pero con fines de estudio según él).
Pasa el tiempo y aún sigo siendo scout, pero desde otro lado, con mis hijos, esposa y gran cantidad de amigos dentro del movimiento scout.
Como dirigentes scout programamos una salida educativa, como todo lo que hacemos (no somos picapalos ni hacemos supervivencia), dentro del contexto de como podemos ver nosotros la contaminación en el Langueyú, y consecuencias en la barriada de Villa Aguirre en donde efectuamos nuestras actividades.
El recorrido era desde la boca del entubamiento en calle Beiró y llegar hasta detrás del ex ISER todo por el o los arroyos: bolsas de basura de los mercados de Tandil, cajones tirados con restos de construcción o basura al fin desde la calle Beiró al cauce, agua blanca de contaminación, sin muestras de algas o musgos o renacuajos y ni hablar de sapos….. Una cloaca desde la nada del gran baldío (en el que hoy se anuncia la construcción de un barrio). Chapas y más mugre, y desolación. (Recuerden el color del agua que no por ello se lo llama Blanco). Y llegamos al cruce con el otro arroyo: el del Fuerte. Agua transparente, vegetación dentro del agua (lo cual no indica contaminación pero con otros rasgos de ignorancia).
Dos colores contrastantes de unión de dos cauces que fusionados nos dan un tercero, sin olvidar los pocos árboles que parecen de navidad, teñidos por la artística expresión de la desidia del ciudadano tandilense.
Y llegamos al tan nombrado Langueyú, con un color definido propio de lo antes dicho (van 3), hasta la salida brutal de un caño de aproximadamente 70 cm. de diámetro con un caudal constante de (creo) los excrementos de todo Tandil desde la planta que dista a 200 metros de allí (para que lo ubiquen, está entre el puente de Dinamarca y en puente de la Ruta 226) y allí sale otro color que no es sólo una referencia cromática sino una marca de las consecuencias del mal desempeño de los tandilenses que sacamos las bolsas de basura cualquier día, con tormenta que arrastran esos elementos o los que los arrojan por voluntad propia.
¿A dónde quiero llegar?, a que cada vez que escucho a alguien decir que el Langueyú está como está es por culpa de los vecinos de Villa Aguirre por los residuos que tiran les digo ignorantes, y mucho más me molesta cuando un representante del gobierno municipal lo declara libremente sin siquiera haberse acercado al alambrado de Beiró para ver de dónde sale la mugre con la que conviven nuestros convecinos.
Me gustaría que la autoridad que municipal que habla al respecto sea cuestionada por ignorante y les pido que vean todo esto, o si quieren los llevo en un raid turístico y les muestro todo esto que estoy diciendo. Villa Aguirre, De la Canal y aguas abajo reciben toda la contaminación de Tandil, no la producen.
Necesitamos autoridad y competenca… sí así no lo hiciere, que Dios y la Patria os lo demanden.
Muchas gracias
Pablo Alejandro Caputo
DNI 18558509
Recibí las noticias en tu email
Este contenido no está abierto a comentarios